“Se facilita el aprobado sin facilitar el aprendizaje”
RAFAEL ESCUDERO: Fue un proceso llevado con secretismo, sin participación y condicionado a los poderes departamentales. Secretismo porque los grupos de trabajo fueron opacos, se impidió incluso sacar fotocopias de los documentos. Faltó participación porque estos grupos de trabajo no se generaban espontáneamente, sino que eran designados directamente por los catedráticos. Quien diga que los nuevos planes responden a un criterio científico miente como un bellaco. Estos planes de estudios son mapas de poder de los departamentos adscritos a cada titulación.
D.: ¿Cuál ha sido leit motiv de estas peleas departamentales?
R. E.: Con la reforma, las universidades deben diseñar su plan de estudios según sus necesidades. El Ministerio vendió que la reforma homologa los estudios con las universidades europeas, pero su dejación ha fomentado que cada universidad desarrolle sus propios planes. Y provoca tensiones. La reducción de horarios, motivada tanto por la aparición de asignaturas nuevas como por la reducción de horas de docencia, es dinero que pueden dejar de recibir los departamentos.
D.: ¿Por qué se están reduciendo las horas de docencia si no se reduce el precio de los créditos?
R. E.: El problema fundamental es la falta de espacio físico. Actualmente hay clase desde las 9 de la mañana hasta las 10 de la noche y, aun así, tenemos problemas de espacio. Esto se acentúa porque con Bolonia los grupos de prácticas se desdoblan en tres y requieren de aulas para trabajar en grupo. Como se quiere aplicar a coste cero, es decir, sin aumentar la inversión, ni en espacio ni en docentes se reducen las horas magistrales.
D.: ¿Cómo funciona el sistema de evaluación continua?
R. E.: Aunque se aumenta la carga de trabajo del alumno, se reduce el nivel de exigencia en contenidos. Al valorar académicamente la asistencia obligatoria se dan puntos por calentar la silla. El peso de la parte práctica de la asignatura es el 60% de la nota, y la asistencia entra en esta parte. Además, estas prácticas no siempre tienen buen acomodo pedagógico, sobre todo en las materias más teóricas. La excelencia aquí consiste en facilitar el aprobado sin facilitar exactamente el aprendizaje.
D.: ¿Es sostenible este sistema de evaluación exhaustiva desde el punto de vista docente?
R. E.: Si marcamos de límite cinco folios para las prácticas semanales de cada alumno, tenemos 120 alumnos en una clase, son 500 folios a la semana para leer. Esto es una carga de trabajo excesiva y constante, por lo que algunos profesores pueden no leer todas las prácticas o simplificar éstas en beneficio propio.
D.: ¿Qué son las tutorías institucionalizadas?
R. E.: Son la alternativa a la reducción de docencia. Las hay individuales o colectivas, son obligatorias y contabilizan en tiempo de los créditos, es decir, están insertadas en los horarios de los alumnos. La justificación es que el alumno aproveche esas tutorías para preguntar sus dudas. Lo que ya podía hacer antes, incluso por mail.
D.: Entonces, ¿se están devaluando los contenidos de las asignaturas?
R. E.: Antes teníamos cuatro horas semanales por materia de docencia. Ahora son tres, y en los cursos que comienzan el año que viene, dos. Eso significa que la materia que entra en el programa es menor. Además, si hay controversia en una materia porque esa materia estuviera ideologizada, lo que se fomenta es la reducción a lo que llaman mínimo común denominador. Esto podría chocar con la libertad de cátedra.
D.: ¿Esta devaluación tiene algo que ver con la implantación de los postgrados?
R. E.: Está muy relacionado. Los conocimientos con los que se van a terminar los nuevos grados no van a ser suficientes para ser un profesional cualificado. ¿Qué mercado laboral va a absorber a graduados con conocimientos cada vez más ligeros? Además, se ha puesto como requisito para realizar un doctorado y éstos se fomentan a través de la devaluación de contenidos de los grados.
Posted on 2010/04/27
0