Entrevista a Pasquale Cicalese. Medio siglo de guerra a los salarios / Giacomo Gabellini (Il Contesto 2/12/23)

Posted on 2023/12/14

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Esta entrevista a P. Cicalese la ha realizado G. Gabellini (l´Antidiplomatico). La traducción es de Elisa Crespo (ASR). Mezzo secolo di guerra ai salari Con Pasquale Cicalese. Visualizable con subtítulos en castellano en Il contesto. Canale di analisi económica e geopolítica. Vide. Nota: El libro de Cicalese se puede pedir en cualquier librería (Distribuye AZETA). O bien directamente en Ediciones Silente.

Lo hacemos con Pasquale Cicalese, que es un estudioso de economía, ensayista y colaborador, como yo, del sitio l’Antidiplomatico. Es autor de los volúmenes Plan contra Mercado. Por un salario social de clase, publicado por l’Antidiplomatico en 2020 y 50 años de guerra al salario, publicado también por l’Antidiplomatico en 2023.

Pasquale, yo te agradezco sobre todo que hayas aceptado mi invitación.

P. Cicalese: – Te doy las gracias a ti. Buenas tardes a todas y a todos. Estamos preparados.

G. Gabellini: – Partiría del corazón del problema, Pasquale, es decir, ¿cuáles son, en tu opinión, los orígenes del ataque concertado a los salarios que se registra sobre todo en todos los países industrializados a partir de principios de los años setenta, como hemos señalado?

P. Cicalese: -Sí, yo partiría de la IIGM. La producción bélica tuvo como consecuencia la sobreproducción de mercancías. Los EEUU en primer lugar, y Beveridge en Inglaterra, se inventaron el Welfare State, la sociedad de consumo porque la sobreproducción de mercancías debía tener una salida. Así que hubo reflación salarial en todo Occidente, partiendo de Gran Bretaña y EEUU, que estaban más industrializados y más avanzados que los demás. Y este proceso son los fabulosos años 50 americanos, los descritos por Happy days, no sé si os acordáis.

G. Gabellini: -Sí, claro.

P. Cicalese: -Eso es, los americanos tienen mucha nostalgia de esa década. Siguió hasta los años sesenta y después hubo luchas salariales porque la clase obrera americana pedía cada vez más. Era como si dijeran: “¿queréis que consumamos? Entonces pagadnos”. Además el Imperialismo americano seguía y, por tanto, había welfare y warfare, Guerra de Corea y Guerra de Vietnam. Guerra de Vietnam que fue un jaque mate con la retirada de los americanos. Eso provocó un enorme déficit comercial americano y, de ahí, Nixon’71, la desindexación del dólar al oro. Pero tú estas cosas las sabes muy bien, Giacomo, no hace falta que te las diga.

G. Gabellini: – Sí, sí. Pero siempre es interesante tu punto de vista porque, en efecto, ese fue un punto crucial. Es decir, el hecho de que desde una sobreproducción estructural debida al esfuerzo bélico con la Ford, la General Motors que se habían convertido, por ejemplo, al esfuerzo militar, y mira qué casualidad que el área de los Grandes Lagos se había convertido en el área de mayor tenor de vida de todos los EEUU porque los cuellos azules estaban bien remunerados y se había creado, por tanto, un bienestar muy extendido. A parte de que, como bien has dicho, la conversión a uso civil de esta producción, el consumo de masas que empezó a tomar forma precisamente en esos años, permitió a EEUU mantener por un tiempo la cuadratura del círculo. También, luego, gracias al Plan Marshal, que soldó, digamos, el destino económico de Europa al de EEUU.

Y en el continente, por tanto, a partir de aquel período, se constató (también gracias al Plan Marshall) una recuperación de los países europeos que, de vieja tradición imperialista, recuperaron grandes posiciones con respecto a los EEUU. Empezando por Alemania, Italia y por Japón. Tres países que empezaron a poner un poco en crisis la competitividad estadounidense.

P. Cicalese: -Claro.

G. Gabellini: -Y esto abre quizá la fase de las deslocalizaciones, que fue una contribución determinante también. Fue un intento de… también ese desde mi punto de vista fue un intento de lanzar una guerra al salario de los autóctonos, ¿Tú cómo lo ves?
P. Cicalese: -La cuestión de la deslocalización, porque hay que tomar nota de lo que dice Gianni Agnelli a propósito de Italia. Pero él se refería a todo Occidente, ten en cuenta que Gianni Agnelli estaba muy vinculado a los EEUU, la Fiat estaba muy vinculada a los EEUU desde siempre.

G. Gabellini: -Sí.

P. Cicalese: -Dijo en el 73: “beneficios cero”. La lucha de clases de la clase obrera y de la clase trabajadora occidental en general, llevó a una caída de la tasa de ganancia en todas las industrias. Entonces se respondió con el Nixon’71 y el Plan Werner’72; deslocalización primero a Méjico y luego a China a través del acuerdo Kissinger- Mao (Nixon-Mao). La China aceptó. EEUU pensaba, Occidente pensaba que China se convertiría en esclava para siempre y luego los jodió, sabemos bien cómo. Quien lea Plan contra Mercado verá el proceso histórico que tuvo lugar en aquel período.

G. Gabellini: -Sí, indudablemente.

P. Cicalese: -El Plan Werner, entre otras cosas, fue una respuesta a Nixon’71. Anticiparon ya en 1967. Pero los filoestadounidenses, igual que Italia, intentaron frenar a los alemanes hasta que se llegó en el 72 al Plan Werner. Durante todos los años setenta tuvo lugar la Década Roja italiana, a partir del Otoño Caliente en el 69, el “queremos todo” de la clase obrera meridional y septentrional, que por una vez en la Historia se unieron en las luchas de las fábricas en el Norte y en el Sur. Y quisiera tanto que eso volviera, visto que Norte y Sur desconfían el uno del otro, Giacomo.

G. Gabellini: – Exactamete, por desgracia es así.

P. Cicalese: -Y esto, dividirnos entre nosotros le hace el juego a los patrones.

G. Gabellini: – Está claro, cuanto más permanece la lucha en el plano horizontal, más difícil es verticalizarla, ¿no? Y por tanto, no se transformará nunca en reivindicaciones salariales este tipo de luchas entre pobres que se declina en todas las maneras en el estado actual.

Yo querría pedirte, Pasquale, que expliques en detalle qué ha significado para ti el Plan Werner, ¿qué recogía en concreto?

P. Cicalese: -El Plan Werner era un plan de unificación monetaria basado en cambios fijos. Esto significaba un principio de guerra al salario porque sabes bien que, en un contexto de cambios fijos, y con competitividad diferente entre diferentes países, el juego se basa en el salario. Y, por tanto, en la bajada de salarios.

G. Gabellini: – Exactamente.

P. Cicalese: -Cosa que llegó a Italia en el 76 con el acuerdo Confindustria-Triple Sindical (3 sindicatos mayoritarios) avalada por Berlinguer, que mientras se unía a la OTAN y se alejó de la Unión Soviética. Estas cosas hay que decírselas a los comunistas porque es Historia, Giacomo.

G. Gabellini: -Exacto. Y luego también el episodio del Banco de Italia.

P. Cicalese: -No, espera… la respuesta del 76 fue el Movimiento del 77 contra el PCI, contra la precariedad. Mientras se extendió, a través de la operación de la CIA Blue Moon, la heroína. Entonces los proletarios fueron invitados a destruirse entre ellos. Empezó la represión judicial contra el Movimiento del 77 junto a cierta magistratura ligada al PCI (también esto es Historia). Hasta que Andreatta y Ciampi en 1981 separaron Bankitalia y Tesoro. Ese fue el preámbulo del euro y, por tanto, la adhesión al Plan Werner del 72.

Craxi, Andreotti y Forlani intentaron bloquear el proceso, pero en 1989 ocurre un hecho histórico, la caída del Muro de Berlín. El Muro de Berlín, sostiene Salerno Aletta, valioso economista y persona exquisita… invito a leer su último libro, Ya no nos fiamos, que es una obra maestra, ¿estás de acuerdo?

G. Gabellini: -Perfectamente de acuerdo, sin ninguna duda.

P. Cicalese: -Dijo que “nos cayó encima” a los italianos el Muro de Berlín porque, mal que bien, nosotros equilibrábamos entre EEUU y la Unión Soviética, con la que teníamos óptimas relaciones, existía Togliattigrad, si lo recuerdas

G. Gabellini: -Sí, sí, sí.

P. Cicalese: -Nos suministraba el gas. La Unión Soviética nos daba asistencia económica, compraba nuestros productos. Nosotros éramos apreciados por el mundo árabe, por el mundo asiático, ¡por todos!. Este proceso que empieza Andreatta, maestro de Prodi, por desgracia, con Mani Pulite, que yo considero un golpe -y me pueden hasta denunciar por esto-, llegó a su punto álgido.

Una clase política todo lo corrupta que tú quieras, pero con visión de futuro en la posguerra y que trajo bienestar a los italianos y que respondió a las luchas sociales de la clase obrera a través de un reformismo inteligente. Pensemos en la reforma sanitaria de Tina Anselmi, partigiana democristiana; en el plan de vivienda de Fanfani; en el derecho a la Universidad para todos, en la escuela pública, en las viviendas públicas. Fueron diezmados. El salario social global de clase, del que hablo en Plan contra Mercado y en 50 años de guerra al salario, fue diezmado junto a la vuelta a la deflación salarial. Hubo dos frentes de ataque al salario global de clase, a la guerra al salario, dos frentes.

El Salario Social Global de Clase, si quieres explico lo que es.

G. Gabellini: -Claro.

P. Cicalese: -Es salario directo

G. Gabellini: -explícalo, explícalo. Sigue.

P. Cicalese: -El Salario Social Global de Clase consiste en todas aquellas formas, monetarias o no, de reproducción de la clase proletaria. Y por tanto, está: el salario directo, la nómina, cuánto ganas tú en el trabajo; el salario indirecto, lo que te dan en términos de servicios públicos. Por tanto, impuestos populares, asistencia social, asistencia sanitaria y todas estas formas; el salario diferido, pensiones: cuándo puedes jubilarte y con qué retribución. Primero estaba el retributivo, luego pasaron al contributivo, ¿te acuerdas, Giacomo?

G. Gabellini: – Claro, sí.

P. Cicalese: -Ese fue otro ataque al salario.

G. Gabellini: – Efectivamente.

P. Cicalese: -Actuado por la Triple Sindical. Luego vino el paquete Treu, luego vino la Ley Sacconi de intermediación de la mano de obra, que fue privatizada, los centros para el empleo humillados. Luego vino la Ley Bassanini sobre el empleo público y los trabajadores públicos atacados y humillados. Luego vino la Ley 81 que reformó los Consejos Municipales y Provinciales con fuertes poderes al alcalde y ningún poder a los Consejos. Por tanto, la democracia disminuía junto con la adhesión, por desgracia por culpa de los italianos, que decidieron, contra la voluntad de Craxi, votar el sistema mayoritario. La adhesión al mayoritario, y por tanto el fin del proporcional puro. Las fuerzas políticas más extremas, como podía ser antes Democracia Proletaria, fueron sacadas del Parlamento, ya no estuvieron.

G. Gabellini: – Exacto.

P. Cicalese: -Las propias neoformaciones comunistas, estoy hablando de Refundación Comunista, hicieron un pacto de resistencia con Prodi porque estaba el fantasma de Berlusconi. Era sólo un fantasma. Y ellos tienen también culpas históricas gravísimas en esto. Los militantes comunistas de entonces, si volvieran a pensar en aquellos años y volvieran a la posguerra italiana en todo y para todo…

G. Gabellini: – Estoy de acuerdo. El punto es también, en mi opinión, que Italia paga una serie de deficiencias estructurales de la propia clase empresarial, gran empresarial, llamémosla así. Incluso el propio nacimiento del IRI, básicamente en 1929, años treinta con Alberto Beneduce, nace precisamente para obviar este tipo de deficiencias de los privados. Es decir, el Estado se hizo cargo de todas estas empresas, que básicamente estaban quebradas, y se las tuvo que quedar porque todos estos grandes empresarios no tenían intención de retomarlas. Esto, sin embargo, dotó a la autoridad estatal de un formidable instrumento de dirección para orientar la política de un país, para hacer política industrial. Y este modelo mixto, en mi opinión, fue estudiado de forma exaustiva por los chinos.

P. Cicalese: -Lo afirmo desde hace años, como bien sabes, Giacomo.

G. Gabellini: – Exacto.

P. Cicalese: -Desde los años 60, con Nenni, estudiaron el IRI, [los chinos] estudiaron el Capitalismo de Estado italiano. Con contactos con Moro, con Fanfani y luego con De Michelis en los años 80, con Craxi, con Andreotti. Pero tienen culpas históricas estas personas: De Michelis firmó el Tratado de Maastricht, que luego se arrepintió, pero después de muchos años. Pero hay que darles el mérito de la visión de futuro y la inteligencia política porque la corrupción existe en todo el mundo, Giacomo, especialmente en ambientes financieros. Y no es la moral la que hace la política, sino el objetivo que tú persigues y realizas.

G. Gabellini: -Sí. Sí, sí, sí, sí. Estoy completamente de acuerdo. Luego está el hecho de esta deficiencia de la clase empresarial, que se tradujo en una carencia estructural de inversiones productivas.

P. Cicalese: -Claro.

G. Gabellini: – Y esto, precisamente, ha favorecido este tipo de degeneración de la que has hablado tú. Es decir, frente a una bajada estructural de las inversiones productivas, se intenta jugar siempre con la única variable que queda [los] salarios. Si los cambios son fijos y, por tanto, no se puede jugar con el ajuste monetario, si los empresarios no quieren invertir, ¿cómo, dónde se recupera la competitividad? A través de la contracción salarial. Entre otras cosas, ahora hasta nos escuchamos decir por Bonomi (presidente de la patronal) que el problema de productividad de Italia se debe a que los trabajadores no son muy diligentes en el puesto de trabajo, lo que es un ultraje inaceptable. Total, ya estamos acostumbrados a este tipo de abusos, que se toleran e incluso se multiplican.

P. Cicalese: -Giacomo, son unos incapaces la mayor parte de ellos, privados, es gente incapaz que no sabe estar en el mercado internacional. En los últimos cuarenta años el mercado se ha desplazado entre EEUU y China, al Pacífico. Ellos van detrás de Alemania. Alemania ya cayó, ya no está. Y ellos aún van detrás de Alemania, ¿pero te das cuenta?. Esta deficiencia histórica de la clase empresarial italiana la estamos pagando todos. Y si no se vuelve a un Capitalismo de Estado, no tendremos hijos durante otros treinta años.

G. Gabellini: -Exacto. Es precisamente así porque, en efecto, como tú dices, Italia se transformó de un país competidor de Alemania en una estructura económica auxiliar de Alemania, básicamente en una periferia fordista del hub industrial alemán, perfectamente integrada en la cadena de valor alemana en calidad de tercero, como suministrador de producciones de bajo/medio valor añadido. Es una perspectiva completamente mercantilista, de la que se han visto los límites sobre todo a la luz del estallido del conflicto ruso-ucraniano. Y ese ha sido otro mazazo para nuestro país, no sé si estás de acuerdo.

P. Cicalese: -Claro, claro. Nosotros siempre tuvimos óptimas relaciones con Rusia, desde los zares, desde Catalina II. Nunca se había visto que nosotros rompiéramos las relaciones comerciales con Rusia primero, con la URSS después y luego nuevamente con la Rusia de Putin. No se había visto nunca. Era un proceso histórico plurisecular. Esta deficiencia de Draghi la estamos pagando carísima.

G. Gabellini: -Exacto.

P. Cicalese: -No hay diplomacia, no hay diplomáticos, ya no hay formación diplomática a la altura: gente que no conoce la Historia, gente que no conoce la economía, gente que no conoce las relaciones internacionales. Estamos en el drama, en la tragedia.

G. Gabellini: -Por contra, y te pregunto esto Pasquale, ¿puedes ilustrar alguno de los que tú consideras (y, personalmente, considero también yo) un ejemplo de política económica válida y visión política que ha dado China? que, hemos visto, ha tenido -como todos los países que deben recuperar posiciones, causado, por otra parte, por el precio del llamado “siglo de las humillaciones”- una fase de, digamos, acumulación primitiva basada en las exportaciones de bajo/medio valor añadido. La idea de los EEUU era precisamente mantener a China en esa posición fija. Es decir, suministradora, quizá porque la afluencia de mercancías chinas a bajo coste habría mantenido inalterado el poder adquisitivo de los salarios nominalmente estancados. Sin embargo, ¿cómo resultó?

P. Cicalese: -Resultó mal porque en los años 90 en China hubo fortísimas luchas obreras. En toda China. Entonces había dormitorios en las fábricas y nosotros lo sabíamos. Entonces había hiperexplotación. La clase obrera china, fuerte por la tradición maoísta, que no habían olvidado en absoluto, hicieron luchas obreras históricas hasta que el poder les concedió en 2008, tanto por mantenerse cerca de ellos como por competición comercial internacional, la Ley del Trabajo de 2008. Es decir, la plusvalía relativa, el salto tecnológico, la reducción del horario de trabajo, la formación de cuadros y profesionales, reflación salarial, impulso del mercado interno junto al mercado exterior. Capitalismo de Estado. La bolsa, nacimiento de las bolsas de Shanghai y Shenzen, aplicación de las leyes de Marx y Grossmann de contratendencia a la caída de la tasa de ganancia, que son cinco (algunas las he citado). La inteligencia china, que en algunos aspectos tomaba nota de la inteligencia italiana de 1933 de Alberto Beneluce, tuvo el mejor resultado. Y esto lo hay que reconocer, más allá de los sitios económicos y de los periódicos italianos que sueltan gilipolleces sobre China. Hay gente capaz allí. Inteligente. Sea a nivel político, sea a nivel económico.

G. Gabellini: – Sí. Además, entre otras cosas, también el hecho de que haya habido tantas correcciones durante el recorrido, llamémoslo así, demuestra una cierta vivacidad, un diálogo interno porque la esclerotización del poder siempre es preámbulo de una osificación de las estructuras, que luego poco a poco se hacen inadecuadas porque tienden a preservarse en su estructura original y, por tanto, manifiestan la incapacidad de adaptarse a los cambios que en el intervalo ocurren. Sin embargo, China, sobre todo después de 2008, ha revolucionado su propia estructura: plan de infraestructuras, ha cubierto decenas de miles de Km de vías de alta velocidad en su territorio…

P. Cicalese: -Metro.

G. Gabellini: – Exacto. Y luego también…

P. Cicalese: -Vivienda pública.

G. Gabellini: – Sí, exacto. Y luego también ahora está intentando cuidar los excesos…

P. Cicalese: -Les falta sólo la reforma sanitaria sobre el modelo de Anselmi, luego a esos ya no los para nadie, Giacomo. Les falta sólo la reforma sanitaria universal que el pueblo chino está esperando y que Xi prometió hace cuatro años.

G. Gabellini: – Sí, habrá que ver si lo conseguirá, pero parece bienintencionado para llevar eso adelante, lo ha convertido en uno de sus caballos de batalla. Por otra parte, te preguntaría: según tú, ¿qué será del modelo mercantilista europeo a la luz de los escenarios que están….

P. Cicalese: -Está muerto, está muerto. Tú eres economista, sabes perfectamente en qué términos porcentuales ha caído el peso de Europa en los últimos treinta años en el marco mundial, Giacomo. Puedes dar la cifra si quieres, dila por favor

G. Gabellini: -Ahora no me acuerdo, pero el punto es precisamente ese.

P. Cicalese: -Del 23 al 15% y todavía está cayendo.

G. Gabellini: – Así es, el punto es exactamente ese: está todavía cayendo y seguirá cayendo. Sobre todo Europa no tiene acceso a las…. no tiene recursos autónomos de materias primas, digámoslo así.

P. Cicalese: -Claro, a diferencia de EEUU.

G. Gabellini: – Así es, exacto. Que, de hecho, me parece que están empezando a moverse en otra dirección. Es decir, fueron el primer país en deslocalizar, fueron el primer país en sacrificar la industria, la manufactura. ¿El plan cuál era? Sacrificamos la “old economy”, las producciones tradicionales, y nos concentramos, a través de la globalización, en nuestra rama de especialización de la alta tecnología. Fue una apuesta que salió muy mal porque, y sobre todo integrando a China en el sistema de la globalización, luego el proceso que llegó a término con la adhesión de la RPPCh a la OMC, básicamente le dio la vuelta al marco. Y ahora los EEUU intentan volver atrás, intentan reindustrializarse.

P. Cicalese: -Sí, con Trump. Y si gana, los EEUU se lo harán pasar mal a Europa después de 50 años de humillaciones y de deudas comerciales.

G. Gabellini: – Es eso, de hecho. Quería cerrar este diálogo llamando tu atención sobre un hecho: el superávit comercial de un país, aunque sea acumulado en el tiempo (por ejemplo el de Alemania), representa un factor de fuerte desequilibrio para toda una serie de otros países que, al contrario, están llamados a importar. Por tanto, los desequilibrios comerciales que se prolongan a lo largo del tiempo, se corrigen de una u otra forma (la Historia lo va enseñando), con instrumentos más o menos económicos.

P. Cicalese: -Con la guerra.

G. Gabellini: – Así es.

P.Cicalese: – Ya sea económica, comercial o financiera o guerra guerreada. Que siempre guerra es.

G. Gabellini: -Por tanto, en tu opinión, la que los EEUU conduce con respecto a Europa para reequilibrar este desequilibrio, ¿crees que es un acto de guerra “no convencional”?, llamémosla así.

P. Cicalese: -Las guerras también se hacen así, son guerras “convencionales” si quieres, Giacomo.

G. Gabellini: -Sí.

P. Cicalese: -No existe sólo la guerra guerreada, la política es guerra.

G. Gabellini: – Esto es poco, pero seguro. Escucha, con esta conclusión, con este juicio que comparto plenamente, concluímos este diálogo con Pasquale. Yo, Pasquale, te vuelvo a dar las gracias, espero que aceptes una próxima invitación cuando haya otras cuestiones interesantes para tratar, si estás de acuerdo.

P. Cicalese: -Claro.

G. Gabellini: – Perfecto. Entonces aprovecho la ocasión para desearos a todos buenas noches.

P. Cicalese: -Buenas noches a todos.