¿Hasta qué punto es inminente el colapso de la civilización actual? – 13: ¿Qué podemos hacer? 13:2 Desatornillar el spin
11/01/2015 por Ferran P. Vilar
“Science is telling us all to revolt … Only social mass movements can save us now.[1]” – Naomi Klein
Índice de la serie y enlaces
El trabajo de Harich que he descrito en la entrada anterior cita, para fundamentar la magnitud y las estrategias del engaño generalizado, las obras de la australiana Sharon Beder, ingeniero de formación, que trabaja en el departamento de ciencias sociales de la Universidad australiana de Wollongong. Beder comenzó en 1995 describiendo la táctica SLAPPS[2] (681), para dedicarse hasta hoy a mostrar el detalle de la estrategia y la táctica del denominado spin, los orígenes y los mecanismos por los que se propaga la mentira prefabricada. Algunas de sus otras obras son: ‘Global Spin: The Corporate Assault on Environmentalism’[3] (682), ‘Free Market Missionaries: The Corporate Manipulation of Community Values’[4] (683) y ‘Suiting Themselves: How Corporations Drive the Global Agenda’[5] (684). Recomiendo estas lecturas y algunas más sobre el mismo tema que incluyo en las referencias, y que yo he devorado a lo largo de los últimos años (684–687). En este blog también encontrará este tipo de cosas, referidas al caso particular del negacionismo climático, pero no solo.
Esto del spin los latinos debemos tenerlo como algo de lo que no nos hemos enterado mucho. No hay traducción buena. Lo he visto expresado como ‘persuasión’, término que emplea Vicenç Navarro a menudo. Pero creo que no captura toda la esencia del término. Literalmente significa ‘hacer girar’, rotar, y en el ámbito de la comunicación pública y las agencias PR – que por aquí son conocidas por el suave apelativo de agencias de ‘comunicación política’ cuando en realidad trabajan más para empresas que para políticos – es un concepto de uso común, queriendo decir que se trata de cambiarle a usted su opinión sin que se entere, un poquito cada día, infinitesimalmente. De pronto, al cabo de cierto tiempo, usted ha basculado. Ve las cosas de otra manera, o compra el producto o la idea, y no sabe muy bien cómo ha sido. Cree que es el resultado de su propia reflexión.
Estas cosas, que han alcanzado hoy en día un grado de refinamiento asombroso, ya tienen casi 100 años de riguroso estudio privado y muy poco transparente. Los focus groups sin avisar de que le están a usted viendo desde el otro lado del espejo son (o eran) la norma en casi todos los medios de comunicación[6], pero ahora la moda reside en el análisis de sus reacciones a ciertos mensajes, y a su forma y marco de exposición, mediante la técnica de la neuroimagen. Como ve, todo muy científico.
Como ejemplo tenemos el negacionismo climático, bien conocido por los lectores de este blog, que analiza puntos débiles en términos cognitivos y diseña mensajes, marcos y repeticiones que le penetren mejor a usted y a mí sin que nos demos cuenta.
Pondré otro ejemplo de cómo se puede cambiar la percepción de las cosas. El estallido financiero de 2008 estuvo originado básicamente por los créditos subprime estadounidenses tomados por garantías triple A y comercializados por bancos alemanes, holandeses y británicos. Houston, tenemos un problema. El mundo entero se va a enterar de que el problema eran las subprime USA. Pues nada. Vamos a cambiar el foco.
Si consigo desplazar la atención de los Estados Unidos y Centroeuropa hacia los países endeudados, y lo hago apuntando a la deuda soberana, miel sobre hojuelas neoliberales. Me quito mi muerto de encima, se lo cargo a otro, y además le obligo a que reduzca el tamaño de su sector público, con lo cual me queda más espacio para el negocio privado. Que es de lo que en definitiva se trata.
Cuenta Ignacio Muro en el Huffington Post cómo el apelativo PIGS comenzó a (re)circular a finales de 2008 de la mano de Newsweek, del Wall Street Journal y el Financial Times. PIGS es acrónimo de Portugal, Italia, Grecia y España (688). Pig, en inglés, significa cerdo. Hoy este acrónimo tiene millones de enlaces en Google, y medio mundo nos tiene por puercos. Y es que no hay nada como un buen meme. Tanto da si España tenía superávit antes de la crisis. Para los ultraliberales todo sector público es un foco de criptosocialismo, y no es otro el enemigo a batir. Así funciona el sistema.
Todo esto lo sabía muy bien Edward Bernays, el fundador de la propaganda y gracias a quien las mujeres comenzaron a fumar como los hombres. Bernays señalaba ya en 1926, en su libro Propaganda, que:
“Aquellos que manipulan este mecanismo oculto de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el auténtico poder de nuestro país. En casi todos los actos de nuestras vidas cotidianas, en la esfera política o de la empresa, en nuestra conducta social o nuestro pensamiento ético estamos dominados por un número relativamente pequeño de personas… que manejan los hilos que controlan la mente del público.” (689)
Claro que Adolf Hitler, alumno aventajado, era más bruto:
“En la mentira mayúscula siempre subyace una cierta fuerza de credibilidad … En la simplicidad primitiva de [la mente … las masas] caen antes víctimas de la gran mentira que de la pequeña, pues ellos mismos a menudo dicen mentirijillas sobre asuntos de poco interés, pero sentirían vergüenza si tuvieran que sostener falsedades de gran escala. Nunca se les ocurriría fabricar mentiras colosales, y no creerían que otros fueran tan imprudentes como para distorsionar la verdad de forma tan infame.” (690)
El concepto más reciente en relación al engaño es el de agnotología, o promoción activa de la ignorancia, que consiste más una lluvia fina de spin insertado entre verdades que la tempestad que el dictador nos señala como verosímil, y que podría no estar del todo ausente a día de hoy (691). Ignorancia climática (692), química (693), económica (682), política (694), por ejemplo por la vía de la infiltración (693) y el astroturf (695), entre muchas otras. Hasta el Dragon Rapide, avioneta que llevó a Franco a las Islas Canarias para iniciar su insurrección militar en julio de 1936, llevaba a bordo su especialista en propaganda (696). Todo ello son expresiones del concepto de engineering consent del propio Edward Bernays[7] (697) o del manufacturing consent del teórico de la comunicación Noam Chomsky (698), aunque descritas desde orillas opuestas.
Se dice que es posible engañar a pocos durante mucho tiempo, y a muchos durante poco tiempo, pero a muchos mucho tiempo no lo es o no es fácil. Será difícil, pero que se lo pregunten a Warren Buffet o a los miembros de la Business Roundtable y la Philanthropy Roundtable, que sólo se reúnen en público en el World Economic Forum de Davos, sucedáneo y complemento de la ultraliberal negacionista Mont Pélérin Society (699), auténtico promotor de fondo de estos encuentros.
W. Lance Bennett y Robert M. Entman, catedráticos de ciencias políticas y de comunicación, lo dicen sin ambages en su obra Mediated Politics[8]>, en referencia al siglo XX:
“[L]a historia de la política y de la opinión pública de este siglo puede ser escrita en términos del empleo de las técnicas de relaciones públicas, a menudo engañosas, para ‘maquinar consentimiento’ entre los gobernados.” (700)
El sociólogo de la Universidad de Drexel Robert J. Brulle ha analizado en detalle la financiación de estas actividades de desinformación, sólo la documentada y sólo en cambio climático y sólo en los Estados Unidos. Se ha empleado un mínimo de casi mil millones de dólares entre 2003 y 2010, emitidos por 140 fundaciones diferentes y dirigidos a 91 centros de difusión negacionista (668). El título de su más reciente trabajo Institutionalizing delay: foundation funding and the creation of U.S. climate change counter-movement organizations[9], ya sugiere cuál es el objetivo de estos maquinadores. Hacernos llegar tarde a todo.
Orientar adecuadamente las energías escasas
Afirma Antonio García Olivares, y yo lo suscribo, que el panorama que viene enfrenta a dos actores principales. Por una parte estaría el poder económico vigente que, conocedor por fin del problema energético y sabedor por tanto de que ya no es posible acumular más capital por la vía tradicional, ni apenas tampoco mediante el juego financiero, se irá haciendo cargo más o menos discretamente del estado con el fin de poder succionar el capital que los ciudadanos hayan ahorrado. Como he señalado esto ya está ocurriendo en alguna medida, pero todavía a una escala discreta. Por otra parte estaría la ciudadanía, el pueblo, digamos, cuya intención sería oponerse a este robo legalizado y tomar el poder por su cuenta si no fuera capaz de detenerlo.
Hay algo que debe quedar muy claro. Las élites no son lo que parecen. Un amigo me hizo ver en su día que la gente cree que los gobernantes, pese a su inevitable mala prensa, en realidad saben lo que se hacen, y que si no hacen más o mejor es porque realmente no es posible. Esta idea debe ser desterrada pues, como hemos visto hasta aquí, no cabe duda de que han sido precisamente las clases más instruidas las que nos han llevado y nos están llevando directamente al colapso, diciéndonos que ellos saben lo que hay que hacer. La estulticia de afirmar que lo hacen por nuestro bien la tienen algunos, pero no todos. En cambio sí nos quieren convencer, y ellos están convencidos entre sí, de que saben cómo mantener un cierto equilibrio social, ni que sea a su favor.
Será, es ya importante, identificar cuáles van a ser los agentes que desean el cambio, integrarlos y dotarles de la fuerza que seamos capaces de insuflarles. Pero si para algo nos puede ser útil la dinámica de sistemas es para estar siempre atentos a los aspectos generales de la cuestión. En particular, como hemos visto, a los poderosos lazos de la reacción, a no dejarse entretener con causas aparentes y a examinar siempre de forma crítica la consideración del contorno del sistema.
El mencionado trabajo de Jack Harich podría ser un buen punto de partida, que deberíamos intentar mejorar. Hay algo muy importante que podemos aprender de él. Por mucha intensidad que los activistas del bien común pongan en sus acciones, su victoria es muy difícil. Harich muestra que el único camino transitable para conseguir el objetivo pasa por debilitar el lazo de la resistencia al cambio (que ahora está promoviendo cambios a su favor), y/o modificarlo de modo que opere en favor de la comunidad y, por lo menos hasta cierto punto, también de sí mismo. Activistas y científicos sociales deberían tomar buena nota si quieren que su tarea sea realmente eficaz.
Lo del índice de sostenibilidad para ser aplicado a los beneficios lo veo poco transitable para el medio plazo, sobretodo teniendo en cuenta la inexorable tendencia de los beneficios a cero de la que ya nos hablaba Marx en el siglo XIX y que, si no se ha cumplido hasta ahora, es porque el crecimiento económico lo impedía (y por tanto estaba mal formulada). Pero el crecimiento está a punto de concluir, y de ahí que García Olivares sugiera que a partir de ahora sí vamos a ver este efecto en marcha (701).
Finalmente citaré un párrafo del último revisor de LLDC, Graham Turner, cuyas conclusiones he descrito ya en una entrada anterior. Él lo tiene claro. En un artículo-resumen que publicó en The Guardian a principios de septiembre tras haber emitido su informe en agosto de 2014, señalaba:
“Podría ser ya demasiado tarde como para convencer a los políticos del mundo y a las élites adineradas que imprimieran un rumbo distinto. Luego, para el resto de nosotros, es hora de pensar cómo nos protegemos a nosotros mismos mientras nos encaminamos hacia un futuro incierto.” (702)
Pues vaya, porque yo he escrito estos textos con una mirada puesta en quienes tienen hoy la capacidad de decidir caminos transitables, y no solo de reojo. No obstante, en la próxima entrada veremos algunas cosas más que podemos hacer.
Índice de la serie y enlaces
Notas al pie
[1] La ciencia nos está diciendo cómo debemos sublevarnos … Ahora sólo pueden salvarnos los movimientos sociales masivos (703)
[2] Strategic Lawsuits Against Public Participation: Denuncias judiciales estratégicas para limitar la participación pública (aunque se pierdan, marean y limitan, que es de lo que se trata). Otra estrategia, que Enric Juliana afirma que se da en Rusia como herramienta política habitual, es provocar la muerte civil por la vía de la difamación, los dosieres más o menos veraces, o totalmente inventados
[3] Persuasión global: el asalto empresarial al ecologismo
[4] Misionarios del libre mercado: la manipulación empresarial de los valores comunitarios
[5] Denunciarse a sí mismos. Cómo las grandes empresas conducen la agenda mundial
[6] Yo participé en algunos del sector editorial en mi vida anterior. Sólo vi advertir a los participantes de que se les estaba observando en contadas ocasiones (las que podía dominar yo)
[7] En Amazon este libro de 1969 lo venden pos ¡2.000 dólares!
[8] Política mediatizada
[9] Institucionalizando retardo: financiación a través de fundaciones y la creación de las organizaciones del contramovimiento de cambio climático en los Estados Unidos
Posted on 2018/12/22
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