El 2 de mayo / Anselmo Lorenzo

Posted on 2023/05/02

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Anselmo Lorenzo (1841-1914) Iª Internacional AIT

Publicado originalmente en Tierra y Libertad el 7 de mayo de 1908. La sección “El 1º de mayo” ha sido publicada en otras oportunidades bajo el título “La fiesta del trabajo”.
El 2 de mayo

¿Qué hubiera sucedido en Madrid el 3 de mayo de 1808, si Daoiz y Velarde hubieran quedado vivos y sometidos a sus jefes después de sus hazañas del día 2?

Pues sencillamente: Daoiz y Velarde hubieran sido fusilados por desobedientes y causantes de una insurrección popular, con la circunstancia agravante de haber abierto al pueblo insurrecto el parque, el depósito nacional de las armas, y en vez del título de héroes que hoy inmortaliza su nombre hubieran muerto calificados de traidores.

Júzguese por este dato histórico: el capitán general Negrete se hallaba el 2 de mayo de 1808 en la Casa de Correos, formando parte del Consejo de guerra, presidido por el general francés Grouchi, encargado de aplicar el bando sanguinario de Murat.

Fernández de los Ríos echaba de menos en las relumbrantes comitivas de los fastuosos aniversarios del 2 de mayo la representación del elemento popular donde, dice, «no se ven más que uniformes, togas, sombreros galoneados, bandas, cruces y fajas», cuando la única participación oficial española en aquel día fue la del indicado general y la orden de retener la tropa encerrada en los cuarteles.

Está perfectamente comprobado que el movimiento independiente español fue puramente popular, opuesto al pensamiento de los mandarines. La Junta Suprema de gobierno, dando cuenta a las autoridades civiles y militares de provincias de los sucesos del 2 de mayo, exigía que no se repitiese el incidente provocado por un corto número de rebeldes, e imponía pena de muerte a los que hicieran armas contra las tropas francesas.

El Consejo de la Inquisición y todas las autoridades en general censuraban el movimiento popular, y el rey Fernando felicitó a Napoleón por sus triunfos en España.

¿Qué hay, pues, de positivo, de verdadera enseñanza histórica en los sucesos que se recuerdan en esta fecha?—¡La rebeldía popular! ¡La pasividad del ejército!

El sentimiento de la Independencia, que en el fondo es esencialmente liberal, es aquí relativamente secundario; lo principal es el desacato a la autoridad, la santa indisciplina — como dijo en pleno parlamento español un diputado militar y patriota —para llegar a la realización de un ideal combatido por todas las fuerzas estacionarias y regresivas, y triunfante al fin por la convicción profunda y por la constancia obstinada del pueblo.

Esa enseñanza se completa con la consideración de que los españoles privilegiados o aspirantes al privilegio que hoy celebran con ostentación y pompa aquellos acontecimientos, son los sucesores de los que entonces mandaban fusilar por rebeldes a los chisperos, a los manolos, a los trabajadores madrileños, a los verdaderos amantes de la independencia.

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