
El primer Ateneo 1820-23– Conferencia de Alberto Gil Novales. Mayo de 1986
El Ateneo de Madrid. Obra de Rafael M. de Labra (1879: 1ª)
El Ateneo de Madrid y el bicentenario del Ateneo Español, 1820-2020 / Pedro López Arriba
Memoria de las operaciones de la columna móvil de las tropas nacionales al mando del Mariscal de campo Don Rafael… (1820) – San Miguel, Evaristo, 1785-1862
1 de enero 1820. Rafael del Riego se la juega por la libertad de la patria. «Juremos por ella vencer, vencer o morir» /Pedro A. García Bilbao’
Sobre Rafael Mª de Labra.
«Rafael María de Labra, americanista antillano en el Congreso de los Diputados»
Sobre el pensamiento político educativo del rector de la Institución libre de Enseñanza Don Rafael Mª de Labra. Ulpiano Vicente Hernández. Revista interuniversitaria de formación del profesorado nº7, marzo 1990
Academia, Instituto de enseñanza y
Círculo literario’
el discurso del duque de Rivas produjera unánime
aplauso; tocaba á lo vivo; respondia perfectamente
al carácter eminentemente político y á los sentimientos
más enérgicos de aquel período de explosion
de una vida amenazada de muerte bajo el
despotismo del Deseado
Los Estatutos del Ateneo aprobados provisionalmente
al instalarse el círculo, lo quedaron de
un modo definitivo, después de algunas modificaciones
de escasa importancia, en la sesion
del 2 de Enero de 1836; y ellos fueron los que
alcanzaron la reforma de 1.° de Marzo de 1850,
anterior á la de 16 de Enero de 1876, que actualmente
rige.
Ahora me resta sólo invocar el espíritu de patriotismo y de amor á la ciencia de los actuales
directores del Ateneo.
tiene una historia brillante; ha servido de un modo admirable á la causa del progreso de España
Pero puede ser más.
sólo se necesita recoger su espíritu, invocar los propósitos
de sus fundadores, atender el sentido de su desenvolvimiento y darle brava y concienzudamente
la forma que los nuevos tiempos reclaman y que
tantos progresos aconsejan,—que no es, en verdad, la que todavía el Ateneo reviste en medio de
sus grandes esplendores.
el Ateneo
de Madrid (cuyo altísimo valor no se puede conocer) es algo propio y exclusivo de España, algo
que yo no he visto fuera de mi país
club, que para el público de la calle
sólo tiene la suntuosa fachada de Pall Mall; que
nunca aparece como una personalidad que mantiene
relaciones externas; que no encabeza ni dirige
accion alguna; que no palpita, ni se alborota,
ni se desenvuelve con el aparato teatral y el calor
comunicativo de nuestro simpático Ateneo.
el lugar de cita de los ingleses devotos ó aficionados
de las letras ó las artes, como el Traveller’s
club lo es de los turistas y los extranjeros;
y el Casino de la Reforma, que costó no ménos
de 400.000 duros, lo es de los políticos avanzados;
y el suntuoso Carlton de los conservadores; el imponente
Army and Navy de los marinos, y los
dos del United service (verdaderos padres de todo
el moderno sistema de clubs-houses) lo son de los
oficiales del ejército británico. Ni más ni ménos.
No hay que pedir al Atheneum otra cosa. Nada de
cátedras, ni de debates, ni de academia. Algunos
jóvenes, para acostumbrarse á la vida parlamentaria,
allá han creado sus clubs especiales, sus debatings
clubs; pero esto no es EL CLUB, y sobre
todo, no es the Atheneum, donde el sócio pone
su atencion y sus cuidados por igual en el surtido
de su incomparable gabinete de lectura que en el
esplendor de su afamada cocina, cuyo material
no vale ménos de 12.000 duros, y en la provision
de su bodega, donde constantemente aguardan la
hora solemne del taponazo, botellas de todas procedencias
y de un valor total de 300 á 400.000
reales.
el Ateneo
de Lóndres, repito, es ante todo, y sobre todo,
un club. Es decir, un círculo cerrado, de no fácil
acceso para el extranjero ni áun para el mismo inglés,
que aspira á ver de cerca y á mezclarse con
la crema de los escritores y los artistas de la soberbia
Britannia; una especie de casino donde no
se juega ni se grita, donde se lee y hasta se estudia,
donde los afines se buscan y se hallan, y donde
tambien se come espléndidamente y se bebe sin
tasa, y en una palabra, se vive con un confort y
una magnificencia imposibles, fuera de allí, para
todo el que no se llame el duque de Westminster,
ó el heredero de los inagotables Percy
Pero el Colegio de la plaza de Cambray fué
puesto desde los primeros dias bajo la proteccion
de los monarcas, y desde los tiempos mismos de
Francisco I, en cuyo nombre fué instituido, el
Estado tuvo que subvenir á sus gastos
Posted on 2023/04/19
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