¿Hasta qué punto es inminente el colapso de la civilización actual? – 12: ¿Y el cambio climático?

Posted on 2018/12/22

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¿Hasta qué punto es inminente el colapso de la civilización actual? – 12: ¿Y el cambio climático?

“We are in a collision course with nature.”[1] – Ángel Gurría, Secretario General de la OCDE, 2013

No sé porqué no me importa el fondo del océano. Pero no me importa (The New Yorker)

No sé por qué no me importa el fondo del océano. Pero no me importa (The New Yorker)

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Mientras tanto el pasado verano al completo ha batido récords absolutos de temperatura a nivel global, y el año 2015 podría ser récord en sí mismo (634]. Se está viendo que la famosa ‘pausa’, mantra más reciente del negacionismo climático organizado, no es en absoluto tal cosa (635). Se ha visto además que el planeta se está calentando mucho más deprisa de lo que se pensaba, pues los mares del hemisferio sur, donde las mediciones eran poco precisas, resulta que están acumulando nada menos que el doble de calor que el estimado hasta ahora (636, 637).

Para que tenga una idea de la cantidad de calor que los océanos del planeta van acumulando, tome nota de la siguiente analogía: el efecto invernadero en exceso provoca una acumulación de calor equivalente a más de dos bombas ‘little boy’ por segundo. Dos bombas atómicas Little Boy cada segundo. Acumulan el calor que desprenden dos bombas atómicas como la de Hiroshima cada segundo (638). En conjunto, el planeta Tierra ha acumulado desde 1998 el calor equivalente al que desprenderían 2.000 millones de detonaciones atómicas (639). La pausa. El hiato, le llaman.

(a) Emisiones de CO2 debidas a los distintos combustibles fósiles; (b) Consumo de energía primaria según fuente (Fuente: James Hansen, ref 653)

(a) Emisiones de CO2 debidas a los distintos combustibles fósiles; (b) Consumo de energía primaria según fuente (Fuente: James Hansen, ref 653)

¿Cómo afecta el cénit de la energía a las previsiones sobre cambio climático?

La cuestión de si el cénit del petróleo mitigará el forzamiento climático o incluso resolverá el problema sólo ahora comienza a ser objeto de estudio, y todavía alberga muchas dudas. Algo parece claramente descartado: los escenarios de emisiones más tenebrosos del IV informe[2]  del IPCC[3] no parecen verosímiles al principal analista de esta cuestión, de nuevo el sueco Mikael Höök, de la Universidad de Uppsala y secretario de ASPO[4] Internacional (640,641). Tampoco a quien esto escribe – con la salvedad de la nota al pie. Por lo demás, siguen pudiendo darse dos situaciones: una, muy mala; la otra, espeluznante (la verdad es que se me agotan los adjetivos).

La muy mala, horrible, es que la brusca disminución de la energía neta a disposición comporte una reducción drástica y rápida de la población, tal vez a corto plazo. El efecto Séneca en acción. La reducción de emisiones estimada necesaria (la de verdad, no la de los cuentos de hadas del IPCC y la UNFCCC[5]) para atenuar los peores efectos del cambio climático, que sabemos que debe ser superior al 6% anual durante 50 años (¡empezando en 2013!), tendría posibilidades de realizarse. Pero sería a costa de la vida de los presentes. Esta situación es considerada la más verosímil por Gail Tverberg, para quien son las leyes de la física, y no los humanos, quienes están a cargo del clima (642). También (precisamente) por Graham Turner, para quien la evolución de la curva de contaminación de LLDC mostraría que el problema se resuelve solo, aunque desde luego de ninguna forma ideal (643).

Por el contrario, el grupo de dinámica de sistemas de la Universidad de Valladolid ha analizado (claro) el efecto combinado del cambio climático y el problema ecológico-energético, aunque no lo haya publicado formalmente. Según Carlos de Castro:

“Si al problema energético se le añaden realimentaciones con el caos climático[6], incluso siendo muy optimistas con una transición renovable rápida y sin tener en cuenta otros problemas y sobrepasamientos, los modelos tienden a dar resultados de colapso.” (644) [énfasis añadido]

Esto significaría que, incluso a pesar del cénit del petróleo y de los demás combustibles fósiles, se acaba produciendo un sobrecalentamiento planetario inaudito.

sea_level_risingLa posibilidad espeluznante, la pésima, es que, encima, dejemos una Tierra completamente devastada a quienes serían una nueva especie que, tras larga y dura transición, resurgirán de nuestras cenizas no se sabe cuándo, pero desde luego lejos de hoy. Gentes que, frente a su memoria histórica, está por ver que quieran seguir llamándose, como nosotros, humanos.

Para ello bastaría con que, en nuestro intento de supervivencia consecutivo a la explosión de las grandes ciudades, empleáramos la biomasa (la leña de siempre) hasta el punto de llegar a agotarla prácticamente toda (645). Esto no llegó a ocurrir en el pasado a nivel global a pesar de nuestra inconsciencia, pues no teníamos tantos artefactos que bioalimentar y además la población era varias veces menor que la actual – si bien distintas civilizaciones, como los Mayas o los habitantes de Easter Island, acabaron colapsando o extinguiéndose debido precisamente a este fenómeno (646). Alguien cortó el último árbol, y la lluvia cesó[7]. Cuidado que en Grecia se acaban de cargar el olivo de Platón, que tenía unos 2.500 años de vida…[8]

Y como parece que el carbón va a ser lo último en mostrarse escaso, podríamos seguir extrayéndolo mientras quede un julio de energía neta al alcance. El carbón es el combustible fósil con mayores emisiones de CO2 por unidad de energía producida, pero con el menor ritmo de descenso de la TRE mientras queden minas a cielo abierto. Por su parte, los combustibles fósiles no convencionales generan emisiones comparables a las del carbón, y además la disminución de la TRE es la más rápida. Ambos efectos producirían unas emisiones combinadas suficientes como para, ahora sí, resituarnos en los peores escenarios del IPCC (5º informe), o superiores, en términos de forzamiento climático. Es lo que presenta el modelo de Dolores García ya mencionado (576). La respuesta térmica a estos escenarios, por lo demás, es mucho peor, según sospechamos, que la prevista en los informes.

Anuncio a doble página de Humble Oil (después ExxonMobil, publicado en Life Magazine en 1962. Se ufana de que, cada día, la petrolera suministra energía suficiente como para fundir 7 millones de toneladas de glaciares

Anuncio a doble página de Humble Oil (ahora ExxonMobil), publicado en Life Magazine en 1962. Se ufana de que, cada día, la petrolera suministra energía suficiente como para fundir 7 millones de toneladas de hielo

Fusiones freáticas irreversibles

Hace poco hemos sabido que hay que dar por cierto que al menos una parte de la Antártida se va a fundir de forma irreversible (647) en tal medida que, junto a una Groenlandia que se está fundiendo a una velocidad mucho mayor de lo que se creía hasta hace pocos meses (648), niveles del mar superiores en 12 m al actual no sean inverosímiles a medio plazo (649), y 75 m a largo. Esta temida alteración sustantiva del entorno está ya en marcha, y parece imparable.

Pero los problemas no vienen solo del cielo. Bajo tierra, las aguas freáticas se están agotando a un ritmo envenenado. Con el título The Global Groundwater Crisis[9], un equipo de la NASA anunció en Nature el pasado otoño que el agotamiento de esta fuente es mucho mayor de lo que se creía, y que pone en serio peligro el suministro de agua potable mucho antes de lo estimado (650).

Ocurre un poco en todas partes, pero especialmente en África. Una de las causas de este agotamiento freático en el Sur tiene su origen en la adoración de los japoneses por el sushi. Comoquiera que ya no hay bastante en sus mares, van a pescarlo a las costas de África. Ello empobrece de proteínas a la población local, que se alimentaba de la pesca que se ha licenciado ahora a los japoneses. Para compensar las restricciones al pescado los lugareños se han pasado a la ganadería, cabras y vacas, que consumen el agua freática a mucha mayor velocidad que los humanos (651).

¿Para qué quiero el molesto pensamiento sistémico?: ‘Aprés nous, le déluge’, deben pensar los sibaritas de Yokohama.

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Notas al pie

[1] Estamos en una trayectoria de colisión con la naturaleza – Angel Gurría, Secretario General de la OCDE, octubre 2013 (652)
[2] Nótese que digo IV informe. No V, el último, donde el forzamiento climático se desmarca de escenarios socioeconómicos para convertirse en meramente físicos (en W/m2) – si bien la influencia de fondo de los economistas estándar sigue resultando visible
[3] Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático
[4] Association of Peak Oil
[5] United Nations Convention on Climate Change: Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
[6] Carlos de Castro propone llamarle así a partir de ahora
[7] Sin duda habría cesado bastante antes
[8] De nuevo gracias a Marga Mediavilla por esta información inquietante
[9] La crisis global de las aguas subterráneas

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