Abril de 2010. Manifiesto de la Plataforma de ciudadanos por la República
14 de Abril de 2010: ¡Es hora de actuar!
LA REPUBLICA SE ABRE PASO
En los corazones, en la calle, en el sentimiento de cada vez más personas, se abre paso la República. No es un problema de partido o de siglas, sino de una esperanza que hay que abrigar con el esfuerzo y el compromiso militante de cada vez más ciudadanos que dicen ¡Basta ya!
Cada vez que algún grupo o partido ha sacado un manifiesto o proclama republicana lo firman miles de personas, pero algunos nos preguntamos ¿Qué se hace con esos apoyos, con todas esa firmas? La respuesta es clara, nada. La izquierda oficial, la que protagonizó la Transición tiene miedo a la República y al sentimiento republicano, y ahora, cuando la situación social y política de nuestro país se llena de sombras entre otras cosas por tantas renuncias y traiciones acumuladas en estos años, son muy pocos los que están a la altura. No faltan iniciativas por supuesto, pero sigue habiendo una fractura brutal entre lo que se dice y lo que se hace, entre los debates en la base militante y social de la izquierda y las políticas que se practican en las instituciones, en los ayuntamientos, en las Cortes. Es hora de hablar con claridad. Es hora de actuar.
El gobierno del PSOE se muestra no ya incapaz, sino completamente ajeno a combatir el neoliberalismo rampante que todo lo impregna y que está destruyendo las bases del estado democrático y social de derecho. Sus ministros, sus asesores, las instancias que deciden los proyectos de ley y las políticas que se diseñan son ajenas a los valores de la izquierda. Las libertades retroceden con leyes de excepción apenas encubiertas, los derechos laborales están siendo demolidos, el trabajo ya no asegura poder llevar una vida digna pues la precariedad se extiende, la educación, la sanidad, los derechos sociales más básicos están siendo privatizados. La ofensiva contra lo público, contra la idea misma de solidaridad y de bien común es constante. Pero lo que está resultando terrorífico es la falta de respuesta de la izquierda organizada. Hay una renuncia expresa entre las direcciones de partidos y sindicatos de la izquierda mayoritaria a hablar de lucha de clases, a reconocer su práctica por una derecha que cada día extiende más su poder e influencia. Se retrocede cada día, millones de personas ven como los ataques neoliberales no tienen oposición. ¿Alguien conoce un diario de izquierda? ¿Una televisión? ¿Una emisora de radio de alcance nacional? ¿Una simple tertulia radiofónica? Nada apenas, unos pocos sitios en la red, nada que llegue a las masas. El desanimo, la sensación de impotencia no es que se propague, es que también se fomenta.
Esta situación no es fruto de la casualidad o de la coyuntura. La Transición se basó en la impunidad del franquismo y en preservar las posiciones de privilegio de las oligarquías que se vieron beneficiadas por la dictadura. La guerra fría facilitó la cooptación de la oposición del PSOE y de un PCE minado por el carrillismo, que se plegó por completo a colaborar con los franquistas reconvertidos, a olvidar la República y hasta a negar la memoria del sacrificio de sus militantes durante la dictadura; cualquier cosa para asegurar la nueva restauración monárquica. Se dijo que la transición estuvo marcada por sacrificios y pequeñas victorias como la Ley de Amnistía, pero hoy todos pueden ver la verdadera naturaleza de aquello. Un juez que por diversos motivos se atrevió a iniciar un proceso a los crímenes del franquismo y llamar a los criminales por su nombre, está siendo a su vez procesado, con la amenaza real de resultar condenado y suspendido. Le acusan organizaciones fascistas y se basan en que no se ha respetado la Ley de Amnistía. Nos preguntamos por la ingenuidad de los que defienden al juez por sus supuestos aciertos en el pasado y parecen reducir así todo a una cuestión personal; ¿es que no está claro ya para todos que al acusar al juez se sienta en el banquillo a cuantos piden verdad, reparación y justicia, y que es preciso exigir que esa Ley de Amnistía sea anulada? No faltaron en su día quienes denunciaron aquellas renuncias, pero no se les hizo caso. ¿No es hora ya de reconocer y enmendar los errores?
El resultado de una transición así ha sido un estado democrático muy débil, con un jefe de estado impuesto, con una derecha postfranquista envilecida por la impunidad, que ha pasado del fascismo a volverse neoliberal, con unas políticas sociales precarias y un sector público en retroceso, con unos partidos y sindicatos de izquierda vacíos, desideologizados, incapaces de hacer frente a la nueva situación. Bienestar insuficiente, democracia incompleta, memoria aniquilada, impunidad, consecuencias de una derrota —la transición— que debemos superar.
No se trata, no obstante, de cruzarnos reproches en el seno de la izquierda. No es eso. Se trata de reconocer los errores de la transición, aprender de ellos y, sobre todo, no repetirlos ahora. Si se negó la república en aquellos años, que no se utilice ahora su nombre en vano. No lo vamos a consentir. Hay motivos de esperanza, tantos como millones de personas que rechazan esta situación, que desearían ver las pensiones aseguradas por el estado, la educación y la salud protegidas de las privatizaciones, las libertades aseguradas, el trabajo dignificado, limitados el poder de iglesias y sectas, honrados públicamente los que lo dieron todo en la lucha por las libertades en la guerra y en la resistencia a la dictadura, asegurada nuestra independencia y soberanía nacional, defendidas públicamente la libertad y la solidaridad. No es esta una aspiración que tenga límites. Quienes luchamos hoy por la República sabemos que la base social de estas reivindicaciones son los millones de ciudadanos y ciudadanas que han dado sus votos a fuerzas como el PSOE, Izquierda Unida y buena parte de la llamada izquierda nacionalista, además de todos aquellos que se abstienen por la izquierda, asqueados por la falta de opciones claras y valientes. Nuestro reto es este: coordinar política y socialmente a toda esta masa de votantes. Y son miles los cuadros sociales, políticos y sindicales que ansían que esa coordinación tome cuerpo. ¿Qué lo impide entonces?
Quienes formamos parte de asociaciones, partidos o sindicatos tenemos la obligación de estar a la altura de este reto. Todas las luchas sociales, sectoriales que pugnan por defender lo público, el laicismo, las libertades, los derechos sociales, el trabajo, todas ellas, combinadas, llevan en su seno un proyecto conjunto que se llama República. La República es una necesidad; es vital superar las derrotas y renuncias que nos han llevado a esta postración. Debemos luchar por lograr una República republicana, democrática y popular, que asegure las libertades y los derechos sociales y políticos irrenunciables. En pleno siglo XXI, con una crisis sistémica global y un capitalismo depredador desatado y salvaje, es necesario tener algunas cosas claras. Republicanismo y liberalismo no son sinónimos, el liberalismo se está revelando como un enemigo despiadado de los derechos humanos integrales, dispuesto a sacrificar la democracia y las libertades.
Hemos de superar los errores del pasado. Es fundamental extender la idea de que las oligarquías que se benefician con la crisis, no tienen ningún problema en proletarizar a nuestra endeble clase media y en reducir a la pobreza y a la marginalidad social y política a buena parte de la población. La crisis ecológica y ambiental está empezando a hacerse patente, e impedirá una recuperación basada en el crecimiento; la solución prevista es forzar la exclusión social masiva y preservar los privilegios de los elegidos. Frente a este programa de nuevo darwinismo social, la izquierda oficial no tiene respuestas, nacieron de los equilibrios de la guerra fría y ahora, la nueva derecha les ha rescindido el contrato, aunque fingen no haberse enterado. Los viejos aparatos de partido y sindicato que no sepan hoy estar en su sitio deberán ser barridos del mapa político. Es ya una cuestión de supervivencia, de autodefensa de los trabajadores y las clases populares.
Es impresentable que los diputados y concejales de la izquierda no encabecen las luchas sociales, ni las trasladen a las instituciones. Quienes apoyaron a Esperanza Aguirre en Caja Madrid, apoyaron las leyes cortafuegos de la memoria republicana, practican o callan sobre las privatizaciones y la corrupción en sus ayuntamientos, o quienes hoy intenten frenar la reconstrucción de la izquierda en clave republicana deben saber que no son referentes ya de nadie y van a ser barridos por los hechos.
El muro de silencio y olvido construido por la Transición no aniquiló las esperanzas, las ha acumulado y la presión es tan grande que ese muro está reventando. Está empezando a producirse la convergencia política de personas y militantes de la república, de la memoria, del laicismo, de la defensa de la salud y la educación pública, del mundo del trabajo, de la solidaridad internacional, del antifascismo. Una convergencia basada en la convicción íntima de que estás luchas están unidas y se llaman República.
Los republicanos tenemos que estar dispuestos a dar un paso al frente. Al frente oligárquico que dicta la destrucción de la democracia, libertades y derechos ante la impotencia suicida de la izquierda oficial, debemos oponer un frente popular. Es preciso, vital, imprescindible, construir ese frente. En las próximas elecciones deberán concurrir candidaturas republicanas con un programa claro y valiente. Os llamamos a todos y todas. Ateneos, asociaciones, partidos, ciudadanos y ciudadanas, no es cuestión de sumar siglas sino voluntades. Entremos en contacto, organicémonos, establezcamos lazos de unidad basados en la confianza de los que han luchado juntos y se conocen y respetan. Ante las amenazas que hay ante nosotros debemos tener amplitud de miras y saber buscar lo que nos une.
La República no vendrá, hay que salir a buscarla, no es tarea de unos pocos elegidos, sino una construcción colectiva, donde la coherencia, la integridad y la virtud son necesarias, en la que la CLARIDAD es la base para la UNIDAD, y la FIRMEZA condición básica.
Por la República, en defensa de las libertades y los derechos sociales
¡¡Basta de agresiones al trabajo, la educación y la salud, contra las privatizaciones!!
DESDE EL RESPETO A LA LEGALIDAD DE LA IIª RE Y LUCHANDO POR LA IIIª
POR LA RECONSTRUCCIÓN DE LA IZQUIERDA y la denuncia de la Transición
Contra la impunidad del franquismo y sus crímenes…
Por la anulación de los Tribunales y sentencias franquistas
Por la anulación de la Ley de Amnistía
Confluyamos en candidaturas republicanas unitarias en las próximas elecciones municipales
En este Abril de 2010 más que nunca… ¡VIVA LA REPÚBLICA!
javiermadrazo
2010/04/15
14 de Abril. Salud y República.República y Socialismo
http://javiermadrazo.wordpress.com/2010/04/14/republica-si-socialismo-tambien/