Bajo el rótulo de “Otras Políticas”, el sábado 13 de noviembre tuvo lugar el anunciado acto en el que Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del gobierno y ministra de trabajo, se ha presentado al público con su séquito de damas de honor: Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat Valenciana; Mónica García, líder de Mas Madrid; Ada Colau, alcaldesa de Barcelona; y Fátima Hamed, portavoz del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía de Ceuta; para abrir su previsible campaña de candidatura a las elecciones generales de 2023. Vide: CANARIAS SEMANAL
Por TITA BARAHONA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Con el capital simbólico que representa ser la ministra mejor valorada, según las encuestas, y con la coalición Unidas Podemos hundiéndose cada vez más en intención de voto, la burguesía necesita un repuesto en el ala “progresista” del espectro político institucional, una nueva comparsa del PSOE que siga cumpliendo la función de desmovilizar a la masa trabajadora mientras nuestros derechos sociales y laborales se siguen desmantelando (como Bruselas manda).
El repuesto, liderado por Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de trabajo del actual gobierno de España, aún no tiene nombre, al menos no se ha hecho público. De momento, la ministra se trabaja la imagen de mujer dialogante, serena y que sabe escuchar, a través de un guión teatral en varios actos consistentes en reuniones informales con “amigas cómplices”, “fuera de siglas” pero bajo los focos, para “reflexionar sobre el presente y el futuro”, alejadas del “ruido y la crispación de la ultraderecha” -según consta en el libreto.
Ha sido en un teatro, como corresponde, el Olympia de Valencia, donde el pasado sábado, 13 de noviembre, se ha escenificado el primero de estos actos. Las cinco “amigas” –Yolanda Díaz, Ada Colau, Mónica Oltra, Mónica García y Fátima Hamed-, llegaron caminando, cogidas de la mano y entre aplausos, por una calle peatonal hasta las puertas del teatro. Allí, la protesta de los transportistas las recibía con una lluvia de huevos; las mujeres del Front Abolicionista PV desplegaba su lema “A favor de la agenda feminista, contra las leyes trans”; y el personal de la Comunitat Valenciana mostraba sus carteles de “Fijeza ya”.
![[Img #69447]](https://canarias-semanal.org/upload/images/11_2021/3614_las-amigas.png)
Salvados estos escollos, una vez dentro del recinto y tras la calurosa ovación del millar de espectadores allí presentes, comenzó la función. La primera actriz, Yolanda Díaz, invitó a sus damas de compañía a “caminar juntas”, porque este “humilde acto” -dijo- va a ser “el comienzo de algo maravilloso”. No se confundan: no era una obra infantil. La maravilla -según Díaz– consiste en unirse en el proyecto de:
“Ensanchar la democracia por encima de todo. La gente no quiere que pensemos igual, quiere que pensemos distinto pero que nos entendamos. Desde la mistura, la diversidad y desde el saber que es imprescindible cambiar las cosas. Frente a los del ruido y el odio, la herramienta es el amor, los afectos y la esperanza«.
La prima donna no ahorró en exhortaciones a hacer “cosas pequeñas”, “soñar a lo grande”, “caminar juntas”, pero “con vosotras, las ciudadanas”, como lucerillo “delante abriéndonos camino«.
Las “amigas” corearon las palabras mágicas del gran conjuro de este aquelarre femenino (que no feminista):
“Ilusión, futuro y esperanza”, exclamó Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona que tiene encandilada a la patronal del proxenetismo y la pornografía.
“Se abre un nuevo ciclo en el que las mujeres somos las protagonistas, vamos a hacer política bonita”, dijo Mónica García, líder de Más Madrid, formación que, como las de sus “amigas”, está vendida al lobby transgenerista.
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“Caminemos juntas desde la diferencia, la escucha y el amor”, proclamó Mónica Oltra, vicepresidenta de la Generalitat valenciana, la que dijo que es mujer porque se comporta como tal, pero no sabe explicar en qué consiste ese comportamiento; y está, además, implicada en el ocultamiento de una red de abuso de menores.
“Esta es la política de la gente corriente para la gente corriente”, concluyó Fátima Hamed, diputada ceutí que, con su hiyab, ponía el ingrediente de “diversidad” necesario en el cocido de la pseudoizquierda posmoderna que tan nutritivo resulta a los intereses de la clase capitalista y sus patronales, tanto como el potaje de la derecha y la ultraderecha.
El agujero negro de la pobreza, donde se precipitan cada vez más sectores de la clase trabajadora; el desempleo juvenil, la precariedad laboral, el descenso de los salarios reales, los desahucios, la vivienda imposible, el aumento de la violencia sexual sobre mujeres y niñas, el robo de la sanidad pública y otros servicios sociales; todo ello lo va a solucionar el repuesto de izquierda “progresista” con mucho «amor y esperanza«, «ilusión» y «política bonita«.
¿Para qué queremos homilías o encíclicas papales?
¿Para qué luchar contra la opresión y la explotación de la mayoría de mujeres y de toda nuestra clase, si tenemos una versión actualizada 2.0 de la feminidad redentora, cuna del amor incondicional y abnegado, que propugnaba la Sección Femenina de Falange Española hace más de medio siglo?
Y ¿Para qué inventar algo nuevo si tenemos el ejemplo de la pseudo izquierda woke de los Estados Unidos, encarnada en el Partido Demócrata, aunque este no llegue a los niveles de cursilería de sus discípulas españolas?
Porque, no nos engañemos, la pandilla de amigas que se congregaron en Valencia es un calco copia del “Squad” (cuadrilla) liderado por Alexandria Ocasio-Cortez, congresista demócrata de pose radical que ha resultado una absoluta -y previsible- decepción, con la que los medios han comparado a Yolanda Díaz.
Sus programas contienen prácticamente los mismos ingredientes:
1) “Feminismo”, uno que no debería merecer ese nombre, favorable a la explotación de las mujeres pobres a través de la prostitución y los vientres de alquiler; a imprimir en una ley que los sexos no existen, que ser mujer o varon es un sentimiento y que los niños y las niñas pueden hormonarse o someterse a cirugías sin vigilancia médica ni consentimiento de los padres. Es decir, convertirlos en conejillos de indias de las corporaciones farmacéuticas y arruinarles la vida.
2) “Lucha contra el cambio climático”, pero no contra el sistema que lo provoca.
3) “Política de los cuidados”, lo que quiera que esto sea porque las que tanto cuidan y aman todavía no lo han explicado; pero, sin duda, suena a los estereotipos sexistas de toda la vida.
4) “Refuerzo de los servicios públicos, en especial la sanidad y la educación”. El toque social imprescindible como cebo de incautos, que después se queda en agua de borrajas, tal como han quedado las famosas promesas de derogar la reforma laboral de 2012 y la ley mordaza, hechas e incumplidas por el gobierno más progresista desde el Neolítico, que, además, vota a favor de jueces corruptos de extrema derecha para el Tribunal Constitucional.
Son programas de una alegada izquierda, global, posmoderna y social-liberal, abanderada de la política de las identidades, para la que «el relato» sustituye a la realidad, y apela a las emociones, no a la razón.
«Reaccionarias» les gritaron a las «amigas» unas mujeres que interrumpieron la función del teatro Olympia. Y con razón. Este incidente puso en apuros a la prima donna, porque Mónica Oltra se salió del guión de sereno “diálogo con respeto”, respondiendo con tono chulesco, desde la ventaja que le daba la posesión del micrófono y su propia posición de poder, que ellas, las amigas, también son hijas de la clase obrera. Fue entonces cuando el auditorio comenzó a corear “Que viva la lucha de la clase obrera”, dando con ello la medida del adormecimiento del sentido que provoca el opio de las maravillas que promete la maga Yolanda Díaz.
Podrán las “amigas” ser hijas de esa clase, pero hace mucho que dejaron de defender sus intereses para pasar a defender los del capital, lo que las convierte en cómplices y aliadas de nuestra explotación y opresión.
Ahora, “todas juntas y en unión defendiendo la bandera de la santa tradición” -como versaba el viejo himno de los requetés-, con palabras huecas además de rancias y cursis, pretenden vendernos un “sueño a lo grande” que no es más que un engaño a lo grande, otro más, con el único objetivo de desmovilizarnos e impedir la unidad de clase necesaria para combatir la brutal ofensiva del capital que estamos sufriendo, sin organización propia, y lo que nos tienen en reserva.
Posted on 2021/11/15
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