«Budia: una historia local y una singularidad de alcance» / Pedro A. García Bilbao

Posted on 2020/06/17

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García Bilbao, Pedro A. (2019): «Budia: una historia local y una singularidad de alcance», en De Marcos, Oscar, Budia, la historia silenciada. República, guerra civil y represión en un pueblo de La Alcarria (Guadalajara), [isbn: 978-8496862746], Silente Memoria Histórica, Guadalajara, pp. 9-11

Presentación de la obra:

[isbn: 978-8496862746]

Hay ocasiones en las que se le brinda a uno como fruto tal vez del azar, la posibilidad de presentar obras singulares, obras en las que se trata un tema de excepcional interés, sea por la naturaleza del tema, del acierto o personalidad del autor o por lo acertado del tratamiento. Ya veces, bajo la apariencia de un tema normal hay detalles que llaman la atención, cómo habremos de explicar. Concurren algunas de esas circunstancias en este trabajo sobre la historia del municipio alcarreño de Budia, fruto de los afanes y el buen entender de Oscar de Marcos.

No es el primer trabajo de investigación histórica sobre una población alcarreña que se ha realizado desde lo que ya podríamos denominar el taller de investigación en torno al Foro por la memoria de Guadalajara. En 2012, Carlos Paramio, al igual que Oscar de Marcos miembro de esta asociación, publicó «Durón en la memoria 1936-1939», donde igualmente se abordaba ese periodo de la historia contemporánea de una población alcarreña. En 2010 se había publicado la monografía «La represión franquista en Guadalajara», por parte de quien suscribe, de Xulio García Bilbao y el propio Carlos Paramio. Como parte de esa estela de obras empeñadas en no ocultar el pasado cercano y sí mirar de frente a lo sucedido en los años de la república en las tierras de Guadalajara, Oscar de Marcos, con el afán sincero de saber cómo era la vida de las gentes y el devenir de sus pueblos e ilusiones, publica esta obra sobre Budia, localidad natal de sus padres, quienes hubieron de marchar un día al País Vasco en los tiempos del mal llamado desarrollismo que arrojó de sus pueblos a tantos españoles en busca de mejores oportunidades vitales.

Esta obra sobre Budia podría ser una mirada de retorno, un homenaje a la tierra de origen y haber quedado ahí, pero no ha sido así. Oscar de Marcos asume con valor y profesionalidad profundizar donde nunca nadie lo había en su tierra concreta. Recuérdese la extraña amnesia que recorre a la casi totalidad de obras sobre historia local que ha nutrido los anaqueles de la Biblioteca Provincial y que ha llevado a miradas sobre casi todos los pueblos hasta entrado el siglo XX y sus años de polígonos, desarrollismo y emigraciones a la capital sin mirar a lo sucedido en la República o en la Guerra de España y los primeros años de la dictadura. No, este no es el caso.

Estamos ante un ejercicio de historia social: tierra, gentes, vecinos, propiedades, catastro, relaciones sociales, precios, vecindades, estructura económica, instituciones, ayuntamiento, iglesia, escuela, partidos, sindicatos, ecos locales de la vida nacional, concreciones locales de los conflictos, son los temas de este libro, los parámetros entre los que discurría la vida de las gentes de Budia, protagonistas de sus vidas y también de la historia de la España que les vio nacer. No rehuye nada De Marcos en este trabajo.

No es historiador solo quien ha leído mucho de un tema por el mero hecho de haber leído, no lo es por saber mucho o por poder hablar mucho, por haber levantado listas de hechos y fechas o por saber a quién ha de entrevistarse. Lo que convierte a alguien en historiador es enfrentarse al país extraño del pasado y saber hacerlo con método, aprendiendo a moverse en un archivo, a localizar fuentes, a repasar y comparar, ser crítico con las fuentes y con las opiniones, todas ellas, incluidas la propias, quien sabe que debe tratar de reconstruir el punto de vista de los actores en su época y evitar todo presentismo. Son estas algunas de la pruebas que construyen la profesión del historiador, siendo la suprema la convicción de que nunca se sabe lo suficiente, de que ha de esforzarse uno siempre y que cuanto más podamos saber, al decir de Nicolás de Cusa, más nos damos cuenta de lo que desconocemos. Pues bien, en esta obra Oscar de Marcos ha hecho un gran esfuerzo en este sentido, ha hecho lo que todo profesional de las ciencias sociales debe hacer, ser consciente de sus propios límites y tratar de superarlos, con voluntad, buen sentido y trabajo, mucho trabajo, sin desfallecer a la hora de comprobar lo escrito, repasar, comparar, profundizar o replantearse las cosas. Estamos ante un meritorio trabajo de investigación que ha llevado mucho esfuerzo y muchas horas en archivos, en bibliotecas y en la intimidad para ir desbrozando lo desconocido y trazar una senda. Es algo que hemos de agradecerle al autor.

Pero decía al inicio que a veces el azar nos pone ante obras singulares y afirmo que está lo es, al menos a mi particular juicio, si bien por motivos que pueden quizá compartirse. Ejercicios solventes de historia local hay muchos, sin duda, dedicados al periodo 36-39 también. ¿Qué acontece entonces en Budia? Esto ha de explicarse.

Como es sabido la junta golpista clandestina de Guadalajara, presidida por el comandante de ingenieros Ortíz de Zárate, antiguo ayudante de Franco en África y enlace de Mola con la UME (Unión Militar Española), se vio obligada a retrasar el momento de la sublevación de la guarnición al no encontrar apoyos en los mandos legítimos del Regimiento de Aerostación y de las fuerzas de la Guardia Civil. Entre el 17 por la tarde y el día 21 de julio, Guadalajara vivió un pulso oculto entre los oficiales y civiles partidarios de tomar el poder por la fuerza en la provincia y los partidarios de mantener la legalidad republicana. En esos días Budia pasó por un trance muy especial, recogido en este libro por Oscar de Marcos. La pequeña localidad alcarreña vivió unos hechos muy singulares que de haberse repetido en todas partes las circunstancias que lo hicieron posible podrían ser vistos como un ejemplo de lo que hubiera sucedido en toda España si pese a los deseos criminales de un puñado de golpistas, el sentido del deber y el patriotismo se hubieran impuesto decisivamente entre quienes tenían la obligación de salvaguardar la paz.

Como se explica con más detalle en la obra, un núcleo de falangistas y seguidores de propietarios agrarios de la localidad, aprovechando que la Guardia Civil del pueblo había marchado a la capital para allí concentrarse, tomaron las armas y se hicieron con el control de la localidad sin que nadie en la provincia o en la capital se hubiera sublevado todavía. En la capital Ortíz de Zárate pugnaba con su oficial al mando —quien no lo tenía tan claro— por sacar las tropas a la calle, mientras las autoridades militares y de orden público profesaban a las autoridades su fidelidad constitucional. En esa Guadalajara de esos días, llegó la noticia de que en Budia, los falangistas habían tomado las armas. ¿Cuál fue la respuesta del Gobernador Civil? La única lógica y legal: enviarles a la Guardia Civil y a la policía. Salió la fuerza pública y en unas horas neutralizaron el intento y devolvieron al pueblo a la legalidad republicana, deteniendo a los falangistas y cómplices y conduciéndolos a la capital. En otras palabras, en Budia el estado republicano se vio asaltado por los golpistas y la legalidad republicana se recuperó rápidamente cuando Gobierno Civil, Guardia Civil y Cuerpo de Seguridad intervinieron con decisión. Si esta escena se hubiera podido repetir en toda España estaríamos hablando de otra España y otra historia que nunca llegaron a existir.

Lo ocurrido es conocido, tras lo sucedido en Budia, Ortíz de Zárate asumió que su particular sentido del honor estaba comprometido, sacó sus fuerzas a la calle y resultó barrido a las 24 horas de haberse sublevado por las fuerzas de Asalto, Guardia Civil y Artillería que asistidos por milicias del Frente Popular acudieron desde Madrid rápidamente, iniciándose así, con la traición de unos iluminados el periodo más terrible de la historia de España. Siendo esta la historia general y bien conocida, el lector no puede menos que reflexionar sobre lo que pudo haber pasado si las cosas se hubieran resuelto como lo fueron en Budia en esos días de mediados de julio de hace ya tanto tiempo.

Debo dar las gracias a Oscar de Marcos por este bien documentado trabajo de investigación, hay mucho esfuerzo y muchas horas, pero sobre todo voluntad y afán de superación para poder así contribuir con este trabajo sobre la villa de Budia al conocimiento general de ese periodo de la historia de España.

Prof. Dr. Pedro A. García Bilbao URJC

Presidente del Foro por la memoria de Guadalajara

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