Fuente: ARLIE RUSSELL HOCHSCHILD / SOCIÓLOGA
“Para la clase trabajadora blanca, Trump es casi un fenómeno religioso”
ÁLVARO GUZMÁN BASTIDA
¿Qué pasa después de las elecciones del 8 de noviembre? La mayoría de los comentaristas liberales, en el sentido anglosajón del término, sueñan con correr un tupido velo sobre la revuelta del ‘trumpismo’ –como una pesadilla repleta de fanatismo y “deplorable” ignorancia– tras vencer al magnate en las urnas. Eso, considera Arlie Russell Hochschild (Boston, 1940), sería un terrible error. La aclamada socióloga lleva un lustro haciendo un examen de conciencia en nombre del Partido Demócrata. Ha plasmado sus penitencias en un nuevo libro, Strangers in their Own Land: Anger and Mourning on the American Right (Extranjeros en su propia tierra: ira y luto en la derecha americana).
Russell Hochschild, que comenzó su investigación mucho antes de que Trump entrase en política, detectó la fractura entre la derecha radical ‘antiEstado’, materializada en el entonces advenedizo Tea Party, y unas élites progresistas cargadas de desdén y suficiencia. Para esta profesora emérita de Berkeley, gran parte de la clase trabajadora blanca, “muy buena gente con preocupaciones muy reales”, se siente olvidada por el Partido Demócrata, a pesar de ser sus aliados naturales. “Muchos sienten simpatía por Bernie Sanders. La pelota está en el tejado de los demócratas. El error es suyo: han abandonado a la clase trabajadora”, advierte en una conversación por Skype.
A sus setenta años, Hochschild, decidió dejar atrás un cómodo hábitat de intelectuales que compartían sus ideas progresistas para adentrarse en el sur profundo de los Estados Unidos. Se mudó al seno de la Luisiana más homogéneamente blanca, cristiana, rural y empobrecida, para tratar de entender qué alimentaba el odio al Estado y a la redistribución que imperaban en esta zona. El resultado es un formidable retrato de la derecha estadounidense y de lo que Russell Hochschild llama su deep story (historia profunda), que le ha valido la nominación al National Book Award.
¿Por qué decidió embarcarse en este proyecto, que le ha costado cinco años?
Hace cinco años, ya notaba una enorme división en Estados Unidos entre izquierda y derecha. Esta brecha crecía y crecía no porque la izquierda se estuviese moviendo hacia la izquierda, sino porque la derecha se hacía más de derechas. Me di cuenta de que no entendía este fenómeno en absoluto, de que vivía en un lugar habitado por gente que tampoco lo entendía. Así que decidí salir de ahí y encontrar un entorno lo más diferente del mío que pudiese. Lo halle en el sur, donde la derecha ha crecido más rápidamente. Luisiana era el supersur, blanco, viejo y religioso. Era lo que de verdad quería conocer.
Mi objetivo era descifrar la paradoja de este Estado rojo [Estado republicano]. En Estados Unidos, son los Estados más pobres, los que tienen más familias desestructuradas, los peores sistemas sanitarios y de educación, y reciben más dinero del Gobierno federal del que pagan en impuestos, los que, a su vez, se oponen con más virulencia al Estado y quieren reducir su poder. Esa es la paradoja. Si tienes un problema, ¿por qué no quieres que te ayuden?
Todo eso se llevaba al extremo en Luisiana. Era el Estado más pobre en la Unión. El 44% de su presupuesto venía de Gobierno federal, y aun así era el Estado más pro Tea Party, el más conservador. Pensé “esto es perfecto”. Desconecté mi sistema de alarmas político y moral para poder escuchar e intentar escalar la ‘pared de empatía’, que me separaba de esa gente. Quería averiguar qué sentían y por qué sentían lo que sentían. Ese era el proyecto.
Describe su viaje de cinco años como la búsqueda de una historia profunda. ¿A qué se refiere?
Es el concepto básico del libro. Cuando preguntamos a alguien “¿Cuáles son tus ideas políticas?” es de esperar que respondan hablando de sus valores, y del tipo de políticas que les gustaría ver aplicadas. Pero debajo de eso hay algo más básico. Yo lo llamo deep story (historia profunda).
EL PARTIDO DEMÓCRATA SE ESTÁ DESANGRANDO. LA GENTE OBRERA LO ABANDONA EN MASA, HACIENDO QUE SEA LA IZQUIERDA LA QUE SE CONVIERTE EN EXTRANJERA EN SU PROPIA TIERRA
Todos, seamos de izquierdas o de derechas, la tenemos. Es la historia de la vida como cada uno la siente, desprovista de juicios morales y de hechos. Es como un sueño, pero uno que parece real. La historia profunda de la derecha que subyace en todo lo que escuché durante estos cinco años es esta: uno se encuentra haciendo fila, como en un peregrinaje. Al final de esa fila está el sueño americano, que desea y cree merecer, porque ha cumplido las reglas y trabajado duro toda la vida. Pero la fila no se mueve. De repente, uno empieza a ver cómo otra gente se cuela por delante de él en la fila. Eso provoca una enorme sensación de injusticia
¿Quién ‘se cuela’ en esta historia? ¿No hay nadie encargado de evitarlo?
Los que se cuelan son negros que, mediante políticas de discriminación positiva, tienen acceso a trabajos que normalmente estaban reservados para blancos. Antes de la Affirmative Action, las políticas estatales de discriminación positiva, las mujeres no podían acceder a los trabajos de hombres. Ahora pueden. Inmigrantes y refugiados, todos estos grupos.
Esta gente que espera en la fila no tiene ningún rencor contra nadie en concreto. Solo quieren alcanzar el sueño americano, pero algo se interpone en sus caminos y les empuja hacia atrás. En esta historia, esto es culpa de Barack Obama, que debería patrullar la cola. Para todo el mundo parece que él sea el que facilita que otros se cuelen. Esto hace del Gobierno federal una máquina gigante de marginalización. “Es su gobierno, no el nuestro. No quiero pagarles impuestos. Quiero estar fuera. Soy un extranjero en mi propia tierra”.
Hay otra parte de esta deep story: mientras la fila no avanza, ves a alguien delante de ti darse la vuelta y decir “Estúpidos sureños. Estáis atrasados. Sois unos ignorantes”. Es como una bofetada.
¿Qué pensó cuando oyó a Hillary Clinton llamar “deplorables” a la mitad de los votantes de Trump?
Me hubiera gustado meterla en un avión conmigo, traermela a Lake Charles, Luisiana, y presentarle a la gente de estos pequeños pueblos, a la que he llegado a conocer muy bien, y pedirle que se sentase, tomase una cerveza, fuese de pesca y conociese a alguna de esta gente estupenda que en absoluto es deplorable, sino muy admirable, pero vive en una verdad diferente. De hecho, ella podría hacer mucho para resolver sus problemas si se preocupase por conocerlos.
¿Cree que esa gente siente se siente ignorada por el Partido Demócrata?
Exactamente. Ese es el mensaje del libro, que hay muy buena gente con preocupaciones muy reales, que se siente olvidada. El Partido Demócrata, el partido de los trabajadores, se está desangrando. La gente trabajadora abandona el partido en masa, haciendo que sea la izquierda la que se convierte en extranjera en su propia tierra. No son en absoluto deplorables. Son sus aliados naturales. Muchos sienten simpatía por Bernie Sanders, a quien llaman, con afecto, “tío Bernie”. De hecho ya estamos de acuerdo en muchas cosas. La pelota está en el tejado de los demócratas. El error es suyo: han abandonado a la clase trabajadora.
Ariguanabo
2016/10/28
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