Reflexión necesaria / Pedro A. García Bilbao ASR

Posted on 2015/12/26

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Entre la estupidez endógena de cierta izquierda y las estupideces inducidas desde el poder, combinado todo con la sensación desamparo y el deseo de «algo hay que hacer» que ciega a la mayoría, el resultado es que cada vez estamos peor.

Lograr decenas y decenas de diputados a costa de renunciar a asuntos clave de la máxima importancia ¿es lograr qué exactamente? Y jugar a partiditos dejando que la fascinación por siglas históricas o ideas de gran respeto haga olvidar que la política debe ser práctica, útil y encaminada a cambiar las cosas aquí y ahora, ¿a donde lleva? ¿a sustentar sectas estúpidas por muy disfrazadas que estén? ¿Es acaso imposible defender con éxito los valores republicanos y ayudar a cambiar la vida aquí y ahora?

Venimos de una gran derrota y al parecer seguimos en ella. Los profetas que nos rodean proclaman con éxito, cada cual a su modo, dos ideas opuestas: para triunfar —esto es, subir, medrar, jugar a políticos de verdad— , es preciso renunciar a los propios valores, única forma de conseguir el apoyo del poder mediatico que nos puede hacer conectar con las masas necesitadas de esperanza; la otra idea es agitar siglas y banderas con las que atraer a los que se reconocen en ellas perosin voluntad ninguna de ir a ninguna parte. Unos y otros llevan a un camino ciego. En un caso, se logra ocupar espacios relumbrantes, en el otro parasitar ideas hermosas para luego negarlas día a día, Unos las ignoran , otros las parasitan. En ninguno de los dos casos se va a ninguna parte.

¿Qué podemos hacer?

Ante nosotros hay un horizonte aterrador. Más precariedad, más alienación, más miseria, más inquietud. Las debilidades de España son tremendas y serán de extremo peligro para la población. Sin soberanía, esto es capacidad para decidir sobre los propios recursos para salvar a la población ¿donde iremos? Tenemos encima desafíos ecológicos, energéticos que amenazan toda la estructura vital del país. No hay ante nosotros veinte o treinta años más de expectativas de crecimiento o de posibilidades de mejora. Solamente se va a retroceder. Tenedlo por seguro.

No me basta con que me entierren con mi bandera y el recuerdo de mis seres queridos.

Si alguien desea vencer, esos somos nosotros los republicanos. Nuestra única debilidad es no haber sabido valorar el peligro que representa el cinismo y la estupidez en política que son, a la postre, los dos principales enemigos que debemos vencer. En la búsqueda sincera de la unidad necesaria olvidamos la mayoría de las veces que toda unidad para ser fructífera debe construir sobre objetivos y acciones que fuese claros y exigieran compromiso efectivo a los participantes. Y no ha sido así desgraciadamente. Se llaman republicanas fuerzas con representación parlamentaria, millones de votos e interlocución pública que no ponen esa fuerza ni su compromiso en la defensa de la república, apelan a ella como parte de sus atrezzos o de sus legitimaciones cara a su galería, pero no la incorporan a sus alianzas electorales, parlamentarias y políticas, tampoco a sus programas de acción, a los electorales o, incluso, a los de gobierno. Para algunos, unidad republicana consiste en ignorar el republicanismo y pretenderse únicas fuerzas en ese campo, redefiniendo ellos el terreno.  No faltan ahora los que cuestionan la tricolor y los símbolos nacionales españoles republicanos, ni los elementos centrales de la ideología base del republicanismo español, laicismo, escuela pública, mismos derechos y mismas obligaciones en todo el territorio de la república, confrontación de ideas con la reacción, legitimidad republicana, defensa a ultranza del concepto de pueblo español, su soberanía e independencia, conciliable con el respeto a la pluralidad del país, necesidad de acabar con la impunidad franquista y de poner al servicio de la nación el trabajo y la riqueza nacional.