Fuente: FMA NOMENCLATURA, PROTOCAPITALISMO Y CAMBIO DE RÉGIMEN EN LA URSS
Autor: Ivan León Zhukovskii
El rol básico de la burocracia soviética como expresión y regulador del poder político se mantuvo constante durante toda la historia de la URSS. Sin embargo, en diferentes momentos este estrato social asumió rasgos e influyó de manera distinta. El análisis de la evolución de las contradicciones entre el mando político central y la dimensión sectorial-territorial de la burocracia, constituye condición para comprender las inflexiones históricas fundamentales en este país, específicamente, el desarrollo de relaciones sociales protocapitalistas y el cambio de régimen.
Por mando político central soviético se entiende el conjunto de relaciones sociales de poder, materializadas mediante la acción esencialmente colegiada de los máximos órganos políticos y de fuerza en su función de trazar las directrices generales del país. Tenía como fines intrínsecos garantizar la reproducción de los intereses nacional-estatales, económicos y políticos de largo plazo, y en claro distanciamiento y confrontación con el sistema capitalista mundial. Ontológica y funcionalmente, el mando central entraba en contrapunteo con la burocracia sectorial-territorial, entendida como la dimensión grupal o individual de la nomenclatura, consumista y cortoplacista y que fue manifestando una tendencia cada vez más marcada al acercamiento con Occidente.
Fragmentación de la nomenclatura y debilitamiento del mando central en la URSS (1928-1985)
Durante el primer gran período orgánicamente estructurado en la historia de la URSS, el estaliniano (1928–1945),[1] el rasgo fundamental de la praxis burocrática fue el de la clara preeminencia del mando central sobre el resto de la nomenclatura. Durante este período la burocracia sectorial-territorial apenas manifestaba los rasgos primarios de un “estrato en sí”, presa de serias limitaciones en la capacidad de toma de decisiones, en los niveles de consumo y de apropiación del plus producto social. De la mano del terror estaliniano, carecía inclusive de garantías de su propia reproducción física.
El estatismo industrialista soviético, en su expresión más pura, asumió como condición sine qua non esa autoridad ilimitada del mando central, encarnada en la dirección despótica de Stalin. Los intereses nacionales y sistémicos de largo plazo se impusieron rotundamente, tanto en la dinámica de desarrollo interno como en la política exterior. Todas las instancias sociales quedaron subordinadas a ese centro: la burocracia en sus distintas dimensiones, el ser humano como miembro de la sociedad.
Aunque no ha sido demostrada la tesis del asesinato de Stalin, presuntamente organizado por Lavrenti Beria, es un hecho que el terror estaliniano y el férreo control del mando central sobre el proceso de apropiación del plus producto social, hacía insostenible para la burocracia sectorial la reproducción del modelo anterior. Durante la guerra y los años posteriores, este grupo social dio los primeros signos de consolidación, como resultado de la complejización que cobraba el sistema. Muchos historiadores reconocen que gran parte de los “procesos” que Stalin inició en sus últimos años de vida (el “caso de los médicos”[2], el “caso de Leningrado”[3] el fortalecimiento del aparato gubernamental en detrimento del partidista, la rotación de cuadros en los máximos órganos legislativo y político y la sustitución entre 1946 y 1948 de todos los comandantes de grandes y medianas unidades del ejército) fueron intentos de frenar el empuje de la burocracia.
Con la muerte de Stalin se inaugura una nueva página en la historia de la URSS y la nomenclatura como estrato social dominante. Este segundo período (1953-1964) fue altamente complejo y de aparentes contradicciones en sus rasgos principales, fungiendo como un puente entre el primer período (predominio total del mando central) y el tercero (predominio marcado de los clanes burocráticos), manifestando rasgos de uno y otro.
La reproducción de un mando central de características similares al estaliniano no fue posible, tomando en consideración su debilitamiento tras la muerte del líder carismático y el desgaste resultante de la pugna de Nikita Jruschev con Beria y Georgi Malenkov. Igualmente, la complejidad que alcanzaba el sistema a raíz de la modernización industrial, expresada en la urbanización y sus impactos sociales (demanda de consumo de bienes y servicios, aumento vertiginoso de la masa trabajadora, modificación de la cosmovisión social) y la diversificación y complejización del proceso productivo, creaban obstáculos insuperables para la reproducción de un régimen político y de control social totalitario y despótico. De esta manera, se modificaron los mecanismos de la coacción social, quedando suprimido el sistema de terror social que había primado durante el industrialismo estaliniano.
Ciertamente, Jruschev, al margen de otras liberalizaciones puntuales, cumplió con el primero de los objetivos de la élite para ese momento: garantizó su reproducción física y la de sus familias, suprimiendo el terror estaliniano y aplicando otras medidas que limitaban la capacidad coactiva de los órganos de seguridad.[4]
Otra de las consecuencias de la gestión jruscheviana fue el fortalecimiento definitivo del ala partidista de la nomenclatura, en detrimento del gubernamental y el militar. En este sentido, fueron determinantes la “eliminación política” de figuras como Malenkov (1955) y Georgi Zhukov (1957), y la ejecución de Beria (1953). Si bien en el largo plazo este proceso, quizás, haya tenido consecuencias negativas para el sistema en su conjunto (aunque el posible carácter alternativo de figuras como Malenkov, queda en el plano de la especulación histórica) en el corto plazo significó el mantenimiento de importantes prerrogativas del mando político central, aunque ya sin la misma capacidad de cohesión y centralización que primó bajo el liderazgo de Stalin.
Durante este período, el mando político central, en forma de “suave estalinismo”, continuó controlando el proceso de toma de decisiones y la burocracia sectorial-territorial, aunque se fortaleció notablemente, continuó limitada en sus posibilidades de apropiación del plus producto social. El “suave estalinismo” de Jruschev limitaba las posibilidades de la burocracia soviética de convertirse en un “estrato para sí”, lo cual, sumado a otros conocidos factores, condicionó el golpe de estado organizado contra él por la élite de la nomenclatura en 1964.
Así comienza el tercer período de desarrollo de la burocracia soviética (1964-1985), durante el cual se desplegaron plenamente las principales contradicciones sistémicas de la URSS y la fracción sectorial-territorial logra imponerse definitivamente en su enfrentamiento con el mando político central, logra suprimir los principales mecanismos de control a los que estaba sujeta. Esto encontraba condiciones favorables en la propia esencia del estatismo soviético, donde la burocracia, por definición, carecía de los límites que, en las formaciones capitalistas, les impone las tradicionales clases sociales. No era un grupo al servicio de una clase dominante; era lo que se ha denominado, entre otras formas, como la Estadocracia: encarnación extensiva del Estado.
Los límites que podía encontrar la nomenclatura en las formaciones de tipo soviético eran, el control popular, desde abajo, o el mando político central, desde arriba. En la URSS, el primero había sido suprimido totalmente desde la década del veinte. Como alternativa, solo un mando central fuerte podía fungir como mecanismo de control sobre la burocracia sectorial-territorial, más autónoma, numerosa e influyente en los marcos de un sistema social más complejo en términos estructurales y funcionales. Si en 1939 el número de cargos de dirección de nivel medio se correspondía con el 20% del total de la burocracia soviética, en 1952 era ya el 50%. También fue notorio el intensivo crecimiento de la carcasa institucional de la nomenclatura: en 1965 existían solo 29 ministerios, incluyendo tanto los de nivel soviético como los republicanos; en 1975 se elevaron hasta 135, mientras que a mediados de los ochenta ascendían a 160. Para esta última fecha, el “ejército burocrático” soviético, en su acepción amplia, estaba compuesto por 18 millones de personas.[5]
El devenir lógico de estos procesos fue la atomización de la burocracia en grupos y clanes, como resultado de la asociación y coordinación entre la élite económico-productiva y la gubernamental y partidista, especialmente en el marco de una misma rama o tipo de actividad económica. La incorporación de importantes grupos del crimen organizado a este sistema de relaciones informales terminó por delinear “micro corporaciones” de tipo sectorial y territorial.[6]
Estas alianzas entre la alta y media burocracia y los llamados “teneviki”[7], comenzaron a expresarse de manera organizada primero en el Cáucaso, después en Asia Central, hasta que en la década del setenta se convirtió en un fenómeno generalizado en todas las repúblicas soviéticas.[8]
Los efectos de la economía ilegal durante el período de Brezhnev fueron múltiples. Por una parte, redistribuyeron los recursos del sector de la producción de medios de producción al del consumo de bienes e hicieron fluir los ingresos, en ocasiones millonarios[9], hacia los sectores vinculados a la actividad comercial y de intermediación. Al mismo tiempo, sobre la base de las limitaciones estructurales inherentes al industrialismo soviético, se reproducía con carácter crónico la escasez y el desabastecimiento. Los estudios del destacado economista ruso G.I. Khazin desvelan que el monto de la actividad económica ilegal se correspondía, aproximadamente, con el 15% del PNB durante los años de la Perestroika. Los partícipes más activos de la economía ilegal ascendían a cinco millones de ciudadanos. Junto a los miembros de su familia nuclear, abarcaría una masa de veinte millones o el siete por ciento de la población soviética.[10]
En estrecha relación, el mando político central, debilitado en su esencia, vivió un proceso de oligarquización, senilidad y anquilosamiento interno. En términos funcionales, se elevó a un primer plano su rol como regulador y garante del equilibrio relativo entre los diferentes clanes y grupos de la burocracia. En el marco de estas relaciones se dirimía el control sobre los flujos financieros y el visto bueno del más alto nivel para la realización de actividades anómalas, creándose un nutrido sistema de lazos clientelares entre la élite económica y política.
Otro elemento que propició el debilitamiento del mando político central y el desarrollo del protocapitalismo soviético fueron las reformas que tuvieron lugar en la URSS en la década del sesenta. Las reformas económicas de Andrei Kosigyn, al margen del breve impacto positivo que tuvieron en el PNB[11], legitimaron la “mercantilización” de las conciencias y de la praxis de diferentes grupos sociales. Por otra parte, el “deshielo” de Jruschev y su crítica al estalinismo en el XX Congreso, generó una relativamente silenciosa “revolución” en las subjetividades, tanto de la intelectualidad como de la burocracia, conformándose dos grandes “fracciones” dentro de esta que pujarían entre sí durante más de dos décadas: los liberales y los “ortodoxos”, estos últimos con posturas más leales a la estatalidad soviética.
Ciertamente, la relativa flexibilización política que tuvo lugar durante el “deshielo”, sentó las bases del liberalismo que en la década del ochenta emergerá con toda su fuerza desreguladora. Esta apertura ideológica no se limitó a lo que muchos identifican, salvando la vaguedad inherente al término, como la clase media soviética: artistas, científicos, intelectuales y profesionales de alto nivel. En el propio seno de la nomenclatura fueron marcados los ánimos en pos de una liberalización del sistema. En este sentido, se debe destacar a la élite técnico-productiva, los funcionarios vinculados al comercio exterior (con un papel preponderante para los vinculados a la exportación de hidrocarburos), a miembros de la KGB y un pequeño pero influyente grupo de asesores, ayudantes y consultantes de los más altos funcionarios del país, que durante casi treinta años, salvo contadas excepciones, mantuvieron o mejoraron sus posibilidades de influencia y radicalizaron su pensamiento[12]. Esta vocación liberal, que posteriormente cristalizará en la proyección de importantes centros de pensamiento, ira forjando una nutrida y compleja sociedad informal que desempeñará un papel de primer orden en la Perestroika.
Quedaron así constituidos los sujetos históricos que Andrei Fursov denominó “las tres fuentes y tres parte integrantes del cambio de régimen en la URSS”: la nomenclatura, el crimen organizado y el capital extranjero[13], junto con el soporte ideo-político de la intelectualidad liberal. Igualmente, son muchos los autores que insisten con firmeza y no siempre en tono de vulgar conspirología, en el protagonismo de la KGB en el largo proceso de cambio de régimen en la URSS[14].
La Perestroika y el cambio de régimen en la URSS
Bajo la premisa del análisis histórico-dialéctico, de los condicionamientos sistémicos y estructurales y de la conciencia colectiva predominante, la Perestroika se entenderá, en su esencia, como la fase final del largo proceso mediante el cual se crearon las condiciones materiales y jurídicas para la conversión formal de parte de la burocracia soviética en clase social, mediante la conversión de la capacidad de control sobre los medios de producción en poder de apropiación privada.
La burocracia sectorial y territorial buscaba una fuente de legitimidad propia, distinta al poder político, que le sostuvo y limitó al mismo tiempo durante décadas. Las tendencias socio-económicas críticas a lo interno de la formación social soviética y las dificultades, cada vez mayores, para reproducir la legitimidad del sistema, también actuaron sobre la élite de la nomenclatura como factores movilizativos para el cambio de régimen. La suma de las tendencias críticas en las distintas instancias, la escases relativa del plus producto susceptible de ser explotado por la nomenclatura y el crecimiento de la demanda de consumo y prerrogativas de los sectores medios y altos de la urbanidad soviética, limitaba la capacidad de la élite de reproducir los mecanismos que le garantizaban la apropiación ampliada del plus producto y la dominación política. Era necesaria, entonces, la metarfosis clasista, la desposesión de la “clase media soviética” y la generación de mecanismos para la apropiación a título personal de los medios de producción y para la explotación económica (en sustitución de la extraeconómica predominante), en este último caso, mediante la liberalización del mercado laboral.
Este proyecto solo podía ser realizado mediante la modificación del régimen socio-político, lo cual requería, al mismo tiempo, la agudización, la elevación a rango sistémico del conjunto de serias contradicciones estructurales de la formación social soviética, específicamente, la crisis del modelo de desarrollo extensivo, y sobre todo, la debilidad del mando central, la crisis de legitimidad político-ideológica y los latentes conflictos de raíz étnico-nacional. De esta manera, quedan cuestionadas frontalmente las tesis “subjetivistas” de importantes sovietólogos, que ubican en el primer plano de la Perestroika, la motivación y acción volitiva de las principales figuras políticas, sobre todo de Mijaíl Gorbachov y Boris Yeltsin.[15]
Los grupos y actores sociales concretos que inspiraron y viabilizaron la Perestroika fueron diversos, como lo fueron también sus intereses, tácticas y, en ocasiones sus estrategias. Bajo la aureola mayormente consensuada del cambio de régimen, estos luchaban por el poder político y el control sobre el proceso de conversión de la propiedad estatal en privada y sobre las actividades económicas más rentables. Aunque solo una pequeña parte del enorme ejército burocrático, tanto soviético como republicano[16][17], fue promotor directo de las políticas reformistas, la aceptación e inserción en esa dinámica, de manera tanto activa como pasiva, sí abarcó a la gran parte de la nomenclatura de los diferentes niveles.
Como se mencionó, las pretensiones reformistas de las fuerzas más liberales de la élite política soviética se remontaban a la década del sesenta. Sin embargo, sus posibilidades de influencia eran limitadas y la debilidad del mando central y del sistema en su conjunto todavía no alcanzaban los niveles necesarios.
Igualmente, hoy existen testimonios y evidencias de historiadores y partícipes directos de que, Yuri Andropov, durante su breve estancia al frente del país, concibió una importante liberalización económica que buscaba convertir a la URSS en una economía mixta, siendo este el antecedente más directo de la vertiente económica de la Perestroika.
Según renombrados historiadores rusos como Nikolai Ostrovski y Rudolf Pijoya y testimonios de los partícipes[18], Andropov encargó a Mijaíl Gorbachov, Nikolai Rizhkov y Vladimir Dolgij, todos secretarios del bloque económico del Comité Central del PCUS, la elaboración de una propuesta de reforma económica. En este proyecto trabajaron también decenas de académicos, entre ellos, ideólogos de la Perestroika como Leonid Abalkin y Abel Aganbegyan. A diferencia de su secuela gorvacheviana, los escasos testimonios existentes coinciden en que los planes de Andropov implicaban, con carácter prioritario, el fortalecimiento del control político sobre los procesos económicos y sociales, ponderando adecuadamente los posibles efectos negativos de una liberalización económica descontrolada. La muerte de Andropov y la elección de Konstantin Chernenko como su sustituto, hicieron aparcar el plan de reformas, hasta que, en 1985, Gorbachov asumió la secretaría general del PCUS.
Su llegada al poder propició, al calor del importante desarrollo de elementos protocapitalistas y de las serias limitaciones estructurales del sistema soviético, la aplicación de las drásticas medidas que desembocaron en el cambio de régimen y la desaparición de la URSS. Muchos de los protagonistas habían realizado un importante trabajo preparatorio, como por ejemplo, los que participaron en la Comisión Gorbachov-Rizhkov o los jóvenes economistas liberales de los grupos de Egor Gaidar y Anatoly Chubais, dos de los “padres fundadores” del paracapitalismo ruso[19].
Resalta entonces el papel de la intelectualidad y los centros de pensamiento en las reformas liberales en la URSS. Su vocación reformista, nacida, como se vió, al calor del “deshielo”, no pereció durante el largo “estancamiento” brezhneviano; se mantuvo latente y entrados los años ochenta adquirió un empuje incontenible. Las pretensiones, tanto materiales (consumo) como políticas de la intelligentsia soviética, la hicieron paladín del cambio de régimen. A la postre, sin embargo, fue una de sus grandes renegadas, en la medida en que, después de un breve protagonismo en los primeros años de la transición, fue marginada en el espacio ideo-político ruso.
En este sentido, descollaron los mencionados asesores y consultantes de las máximas figuras de la URSS. Además, dentro del grupo de instituciones que viabilizaron ideológicamente las reformas de Gorvachev, de forma más o menos abierta y en la mayoría de los casos en estrecha relación con “tanques pensantes” y los servicios de inteligencia de EE.UU. y países europeos, se deben mencionar el Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales, el Instituto de Estados Unidos y Canadá, el Instituto de Problemas Sociales y Económicos de Leningrado (IPSE) y al Grupo ante el Consejo Interinstitucional para el estudio de las experiencias de los países socialistas, entre otros.
Sin embargo, el lugar central en esa lista lo ocupa el Centro Soviético de Estudios Sistémicos del Comité Estatal de Ciencia y Técnica, (CSES) que fuera la filial soviética del Instituto Internacional de Estudios Sistémicos Aplicados, IIASA por sus siglas en ingles. Dicha institución estuvo presidida por Djermen Gvishiani, quien fuera también yerno del Primer Ministro soviético, Andrei Kosigyn. Esta figura, que en la nomenclatura soviética ocupaba el discreto cargo de Vicepresidente del Comité Soviético de Ciencia y Técnica, tuvo un rol de primer orden en el fomento de las relaciones encubiertas de parte de la élite soviética con Occidente. Desde ese modesto cargo, siempre como súbdito soviético y sin haber realizado aportes científicos destacables, no solo fue designado para dirigir las labores del CSES, sino que también fungió como Presidente de la Asociación soviética para el fomento de la actividad del Club de Roma, miembro del Club de Roma, de la Real Academia Sueca de Ciencias de la Ingeniería, de la Academia de Dirección de EE.UU., de la Academia Internacional de Dirección, entre muchos otras prestigiosas instituciones.
En dicho centro, creado en fecha tan temprana como 1976, fueron “educados” muchos de los principales artífices del cambio de régimen, entre ellos, el que fuera el primer jefe de gobierno de la Federación Rusa y responsable de la implementación de la terapia de choque en ese país, Egor Gaidar y Stanislav Shatalin, asesor de Gorbachev y uno de los creadores del Programa de los 500 días para la reforma en la URSS. En total, entre el CSES-IIASA y el Grupo de Anatoly Chubais (en su gran mayoría miembros del IPSE), los cuales, a mediados de los ochenta trabajaban de manera coordinada, “aportaron” al nuevo capitalismo ruso un jefe de gobierno, 8 vicepresidentes del gobierno, 10 ministros y 14 vice ministros.[20] Aunque no se han presentado fehacientes pruebas documentales, pocas dudas caben del papel fundamental de los órganos de inteligencia, tanto occidentales como de la KGB, en la puesta en funcionamiento y promoción de las actividades de dicho centro, en todo orden anómalas para la sociedad soviética.
Siendo así y delimitado el rol de la intelectualidad, el papel fundamental en la implementación de las “reformas” lo desempeñaron, sin embargo, la alta dirigencia gubernamental y sobre todo partidista de la URSS, de conjunto con la élite del Komsomol y los grupos dominantes a nivel republicano. En este último sentido, la fragmentación, atendiendo al arraigo y cohesión del “corporativismo” regional, fue un resultado lógico de la inoperancia del mando político central, siendo el terreno republicano el marco espacial básico para la fragua de las nuevas relaciones socio-políticas.
En los marcos de la Perestroika, la metamorfosis clasista de la nomenclatura soviética tuvo dos fases: en una primera instancia, la monetarización de los privilegios (1986-1989) y con posterioridad, el comienzo de la apropiación privada de los medios de producción y las riquezas del país (1989 – 1991).
Referido al primer proceso, según la experta rusa en los estudios sobre las élites, Olga Krishtanovskaya,[21] durante los primeros años se modificó el sentido y alcance de los privilegios de la nomenclatura. Esta se confirió facultades legalmente vedadas para el resto de los agentes económicos. Las tradicionales prerrogativas para la apropiación de bienes materiales y el disfrute de servicios, dieron paso a los privilegios para la obtención de ganancias resultantes de actividades económicas. Todos los procesos que se analizarán a continuación, se llevaron a cabo bajo la autorización y en muchos de los casos, la conducción directa de la élite partidista y gubernamental.
La creación de empresas mixtas fue una importante manifestación de esta “nueva economía”, para lo cual fueron facultadas empresas por tipo de actividad o rama de la economía. [22] Otro ejemplo fue el otorgamiento de créditos en divisas en condiciones muy favorables. El carácter excepcionalmente lucrativo de esta actividad se fundamentó en las características de la política cambiaria soviética. A las unidades empresariales privilegiadas se les concedió la posibilidad de recibir créditos según la tasa de cambio estatal, la cual durante mucho tiempo fue de 65 centavos de rublo por un dólar estadounidense, inferior a los otros dos tipos de cambio, el turístico y el comercial.
Igualmente, también se concedieron importantes privilegios en el ámbito de las operaciones de exportación-importación, monopolizadas por el Estado hasta ese momento. En el marco de una cada vez mayor desregulación, estas prerrogativas, que permitían mediar comercialmente entre productores nacionales y compradores extranjeros, se convirtieron en una vía para el enriquecimiento “corporativo” y personal. Estas empresas controlaban a título propio las ganancias provenientes de actividades tan lucrativas como la exportación de materias primas. Se estima que en 1990, un tercio de los bienes de consumo circulantes en la URSS fueron “importados” por esta vía.[23]
Uno de los principales protagonistas de esta primera etapa de las reformas fue el Komsomol. La élite de dicha organización, al amparo del Comité Central y utilizando los Centros de Creación Científica y Técnica de la Juventud, creados como verdaderas unidades productivas y comerciales, fue la pionera en recibir facilidades extraordinarias para la realización de las mencionadas actividades y su verdadero impulsor a nivel nacional.[24]Además de las actividades “propias”, de producción y exportación-importación, fue facultada para convertir a efectivo el dinero de las empresas y otros sujetos económicos, que hasta ese momento no podía ser utilizado fuera de los rígidos marcos de las transacciones contables. Para ello, actuaban como mediadores, cobrando por estos servicios entre un 15% y un 30% de las ganancias. Esto generó no solo una importante inflación durante los últimos dos años de la Perestroika, sino que creo los cimientos de algunas de las más importantes fortunas y carreras políticas de la Rusia postsoviética.
La apropiación privada de la propiedad estatal constituyó el colofón lógico de la monetarización de los privilegios y en general del proceso de conversión de la nomenclatura en clase social. A partir de 1989, dos años antes del comienzo del período legal de la privatización (1991-1992), un grupo de importantes entidades estatales soviéticas fueron convertidas en sociedades por acciones, bajo el control directo de sus antiguos directivos o de miembros del ejecutivo al más alto nivel. Los ministros y otros dirigentes se convirtieron en propietarios o directores de las unidades más rentables de su rama, tanto en el sector productivo como en el financiero, iniciándose así la primera fase, concesional, “espontanea”, burocrática y desregulada de la privatización de las riquezas soviéticas, que después se verá continuada por la privatización mediante los cheques (1992-1994) y la llamada privatización mediante subastas (1995-1996).
La génesis del paracapitalismo ruso, aunque resultado de una firme voluntad de la burocracia soviética y republicana, estuvo marcada por el caos, la desregulación interna, la desbocada vocación de enriquecimiento y la apertura a los influjos de los mercados internacionales, en un contexto de estancamiento tecnológico, falta de competitividad de la industria soviética en la mayoría de los sectores, la posesión de una de las mayores reservas mundiales de energéticos y el desarrollo acelerado de este sector desde la década del setenta. Como resultado, el capital comercial, el financiero y en general el ámbito de la circulación, así como la explotación de los recursos naturales, adquirieron una relevancia de primer orden en el proceso de capitalización y privatización en la URSS, adelantando así rasgos fundamentales del capitalismo ruso contemporáneo.
Las mencionadas actividades económicas anómalas, tuvieron como fin, en su gran mayoría, la exportación de productos primarios, la importación de bienes de larga duración y alta demanda, como computadoras y efectos electrodomésticos, y sobre todo, la actividad de intermediación, tanto financiera como comercial. Por su parte, fue en estas esferas donde se desarrolló con más fuerza la privatización de la propiedad estatal.
El centro de la concentración del capital lo constituyeron las estructuras financieras. El recién estrenado capital bancario controlaba los dos procesos más importantes y rentables de aquel momento: la circulación del capital comercial y la intermediación financiera. En este sentido, las organizaciones capitalistas más importantes de la génesis del paracapitalismo ruso, fueron bancos, como Menatep, Oneksimbank, Inkombank, Credobank y Crédito Ruso, muchos de los cuales nacieron “facultados”, es decir, al amparo directo de instituciones y figuras estatales y partidistas de alto nivel, gozaban de privilegios excepcionales, como los de operar con las cuentas de dichas instituciones. Esto, tomando en consideración la alta inflación de aquellos años y la volatilidad del curso del rublo, garantizaba ganancias extraordinarias. Además, el peso relativo de estos actores en la economía y su ascendente en la estratificación social de la transición, aumentaba proporcionalmente con la desarticulación de los procesos productivos y el debilitamiento del sistema político.
Como se ha podido ver, el rol de la instancia política en el cambio de régimen en los países del espacio postsoviético fue determinante, tanto antes como después de 1991. La élite partidista y gubernamental no solo impulsó y dirigió el marco general de las reformas, proceso que de forma latente se venía gestando años antes. Como se ha repetido tantas veces, el Estado se privatizo a sí mismo, sea en sentido directo y literal, o mediante la creación y el fomento de otros actores económicos y sociales portadores del cambio.
Esto otorgó un sentido diferente a los vínculos de tipo clientelista que desde los setenta habían desempeñado un rol importante en las relaciones entre las élites políticas y económicas en la URSS. El aparato político soviético fungió como condición sine que non de la privatización, utilizando las dispensas inherentes a los diferentes cargos, otorgando las prerrogativas asociadas a la capitalización de la economía, creando o reproduciendo un vínculo directo y personal. En este sentido, también alcanzaba su máximo esplendor, al tiempo que se desarticulaba, el tradicional sistema de poder-propiedad, característico de las formaciones periféricas y, sobre todo, de las de tipo soviética, mediante el cual el poder político – burocrático era puesto en función de la obtención de beneficios particulares.
Entendidos los acontecimientos en toda su extensión de fondo, en su continuum histórico, muchos de los procesos abordados y otros que fueron sistémicos en el desarrollo y colapso de la URSS, continuaron reproduciendo su materialidad con posterioridad a agosto de 1991. El análisis de las élites soviéticas, sus intereses, proyecciones y condicionamientos, desde un paradigma histórico-materialista heterodoxo, permite sentar las bases para el estudio de la génesis y desarrollo de la Gran Involución[25] de los pueblos del este europeo y el Espacio Postsoviético y además, realizar necesarios modelajes comparativos con otras formaciones de tipo estatista.
Notas
[1] A los efectos del presente estudio, los años comprendidos entre 1917 y 1928 se entienden como de génesis del sistema. Por otra parte, aunque se ubica el fin del período en 1953, los primeros indicios de cambio de paradigma en las relaciones burocracia sectorial – mando central comenzaron a manifestarse con el fin de la II Guerra Mundial.
[2] Procesos legales llevados a cabo en 1952 contra médicos soviéticos, en su mayoría de origen judío, acusados de atentar deliberadamente contra la vida de importantes dirigentes del país y formar parte de la organización judía JOINT.
[3] Procesos legales llevados a cabo entre 1949 y 1952 contra funcionarios del partido, el gobierno, intelectuales y otros, que ejercían sus funciones en Leningrado o eran oriundos de esa ciudad. 214 personas fueron condenadas, de ellas 23 a la pena capital.
[4] Por ejemplo, la exigencia de la aprobación del Comité Central del PCUS para el arresto de alguno de sus miembros o la eliminación de la Comisión especial del Ministerio del Interior.
[5] Colectivo de autores, La URSS entre 1965 y 1984. La vida socio-política. Disponible en, http://aleho.narod.ru/book2/ch24.htm.
[6] Son abundantes la bibliografía y las referencias sobre estos procesos, existiendo un alto consenso entre los sovietólogos. Se pueden destacar profusos análisis, datos y testimonios en las obras de Andrei Fursov, Georgi Dergulian, G.I. Khanin, Boris Kagarlitskiy, Manuel Castells, Roy Medvediev, entre muchos otros.
[7] Actores de la “economía sumergida”, comúnmente dirigentes de estructuras productivas y/o representantes del mundo criminal.
[8] En el caso de Georgia, proliferó bajo la dirección de su Primer Secretario Mzhavanadze (1953-1971). En Azerbaiyán, durante la dirección del Primer Secretario Geidar Aliev, nombrado en 1969. Ver G.I. Khanin: “La economía soviética entre 1966 y 1987”. Disponible en http://uchebana5.ru/cont/1530990.html.
[9] Según G.I. Khanin, muestra de ello fue el importante aumento de los depósitos en los Bancos de Ahorro de la URSS. Ver G.I. Khanin, ob. cit.
[10] Íd.
[11] El Producto Nacional Bruto es el indicador fundamental por el cual el Comité de Estadística de la URSS medía la actividad económica del país.
[12] La promoción de estos “cuadros”, con determinados grados de libertad de pensamiento, comenzó en los Departamentos de Relaciones Internacionales del Comité Central del PCUS en la década de los cincuenta, uno de los cuales estaba presidido por Yuri Andropov. Después se extendió a otros departamentos y a los equipos de apoyo de las más altas figuras del país. Entre las figuras de mayor impacto, resaltan F. Burlatskiy, G. Arbatov, G. Shajnazarov, A. Bovin, A. Beliakov, entre muchos otros. Detallados análisis y testimonios sobre la influencia de las “reformas” de Jruschev en los cambios de orientación ideológica en la URSS, y particularmente sobre los asesores y consultantes, se pueden encontrar en: Fiodor Burlatskiy: Líderes y consejeros. Moscú, Politizdat, 1990; Tamash Krausz, “La perestroika y el reparto de la propiedad en la URSS. Lecturas políticas e interpretaciones histórica”. Disponible en http://www.scepsis.net/library/id_2612.htm; Roy Medvediev, Lo desconocido sobre el conocido Yuri Andropov. Moscú, Vremia, 2004; G Monro, “La lucha por el poder entre los occidentalistas y los antioccidentalistas en la URSS (1964-1985)”. Disponible en http://www.bramaby.com/forum/viewtopic.php?f=29&t=860; Aleksander Sheviakin, “Ocho pasos para el derrumbe de la URSS”. Disponible en http://www.x-libri.ru/elib/shevk002/00000031.htm; y La KGB contra la URSS: diecisiete instantes de una traición. Moscú, Eksmo, 2011.
[13] En el caso del capital extranjero, se debe entender no en sentido directo, ya que su presencia en la URSS fue insignificante, sino mediante la acción de los agentes políticos que canalizaron los intereses globalizadores y antisoviéticos del gran capital transnacional.
[14] Para un análisis más detallado de las tesis sobre la participación de la KGB en el desarrollo del protocapitalismo ruso y en el derrumbe de la URSS ver Andrei Fursov, “Andropov violó las reglas”. Disponible en http://www.nakanune.ru/articles/17126/; Aleksander Ostrovskii, “La concepción del reparto de la propiedad en la URSS estaba lista en la primavera de 1985”. Disponible en http://www.km.ru/front-projects/belovezhskoe-soglashenie/kontseptsiya-peredela-sobstvennosti-byla-gotova-k-vesne-1985, junio de 2013; Nikolai Rishkov, “Las iniciativas de Gorbachev fueron precedidas por un gran trabajo previo”. Disponible en http://www.ng.ru/ng_politics/2010-04-20/9_ryzhkov.html; Aleksander Sheviakin, ob. cit. y “El plan Andropov-Putin. Como la KGB obtuvo logró el control sobre Rusia”. Disponible en: http://politikan.com.ua/8/0/0/76024.htm.
[15] Ver, por ejemplo, las argumentaciones del historiador y sovietólogo Stephen Cohen en su libro, La gran pregunta. ¿Por qué desapareció la URSS? San Petersburgo, AIRO-XXI, 2007.
[17] Entendido como el de las diferentes repúblicas constitutivas de la URSS.
[18] Rudolf Pikoja, “Porqué la nomenclatura no defendió a la URSS”. Disponible en http://www.russ.ru/Mirovaya-povestka/Rudol-f-Pihoya-Pochemu-nomenklatura-ne-stala-zaschischat-Sovetskij-Soyuz; Nikolai Rizhkov, ob. cit.; Aleksandr Ostrovskiy, “¿Ingenuidad o traición? Una investigación de la “muerte” de la URSS; ¿Quien puso a Gorbachov?”. Disponible en http://royallib.ru/read/ostrovskiy_aleksandr/glupost_ili_izmena_rassledovanie_gibeli_sssr.html#0.
[19] Forma de denominar al desarrollo de tipo capitalista en las formaciones periféricas, atrofiado y dependiente, lo que las distingue del capitalismo de los países del centro capitalista o llamados desarrollados.
[20] Son profusos los testimonios y análisis del papel de la intelectualidad liberal y los centros de pensamiento en el derrumbe de la URSS. En este sentido, se recomienda como consulta: Aleksander Sheviakin, “Ocho pasos para el derrumbe de la URSS”. Disponible en http://www.x-libri.ru/elib/shevk002/00000031.htm; Sergei Kurginian, “Quien preparó y cuáles fueron las causa del derrumbe de la URSS”. Disponible en http://dokumentika.org/lt/pasaulio/kto-gotovil-i-prichini-razvala-sssr-chast-1; Georgii Filin, “El derrumbe de la URSS. ¿Quien estuvo detrás?”. Disponible en http://versia.ru/articles/2011/apr/18/raspad_sovetskogo_souza.
[21] Olga Krishtanovskaya: “La transformación de la nomenclatura soviética en la nueva élite rusa”. Disponible en: http://ecsocman.hse.ru/data/080/910/1231/005_Kryshtanovskaya.pdf.
[22] Los pioneros en este sentido fueron los consorcios BUTEK, MNTK y las fábricas de automóviles KAMAZ y VAZ.
[23] Sergei Kara-Murza, La Civilización rusa. Moscú, Algoritm, 2008, p. 798.
[24] Solo entre 1987 y 1989 fueron creadas cuatro mil nuevas unidades económicas subordinadas a la dirección del Komsomol, que realizaron actividades por un valor de más de 2 mil millones de rublos. También al amparo de dicha organización fueron creadas más de 17 mil cooperativas. Ver en B.A. Ruchkin: “La élite del Komsomol durante la Perestroika y el período postsoviético de desarrollo del país”. Disponible en http://www.zpu-journal.ru/e-zpu/2010/6/Ruchkin_Komsomol_Elite/.
[25] Término acuñado por el importante sociólogo estadounidense Michael Burawoy, referido a los trágicos efectos que tuvo el cambio de régimen en los territorios postsoviéticos y de Europa del Este. Ver Michael Burawoy,”La Gran involución. La reacción de Rusia al mercado”. Disponible en http://www.ecosociology.narod.ru/putvel.doc .
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/07/31
No cabe duda de que todo lo ocurrido en la URSS hasta su disolución, es una historia de lucha de clases, en que sectores de lo que aquí llamamos clases medias, pequeña burguesía, pugnaron en las diferentes circunstancias pro hacerse con el mando de la revolución, siguiendo sus concepciones de lo que debería ser el socialismo, y desplazando a la clase obrera de dicha posición de mando. Así en un principio destacaron posiciones como la de Trotsky -dejando a un lado su carácter personal como ultraoportunista y trepador-, que se hacía defensor de la antigua burocracia estatal y militar, cuyos miembros persistían en el nuevo aparato estatal, y paradójicamente, con un discurso «antiburocrático», pero que si lo leemos más allá de las consignas, defiende abiertamente a estos burócratas contra las imposiciones y control por parte del partido, tanto por arriba como por abajo, su defensa a desarrollar una carrera profesional que les permitiera medrar profesionalmente, etc. De modo similar, Bujarin defendía abiertamente a los NEPman y la capa superior del campesinado, quería colocar a estos grupos en el centro del desarrollo. No muy diferente es lo que puede decirse de Zinoviev. Unos y otros defendían posiciones políticas propias de la socialdemocracia. Lo que aquí llama terror estaliniano, es decir, la pugna de la clase obrera por mantener la dirección de la revolución, por construir el socialismo, la oposición a estos sectores pequeñobrugueses y a sus manifestaciones políticas, etc., se basaba en efecto en la combinación del control por la base y la dinámica que emanaba desde la base, con el control por arriba, el encauzamiento de esas fueras de la base, y su coordinación y dirección política. Salvando las enormes distancias, fue algo muy similar a lo que ocurrió durante la etapa democrática de la Revolución Francesa, bajo el liderazgo de Robespierre, que no tan curiosamente también se «conoce» como el terror, y se basaba también en la iniciativa y control desde la base, y el encauzamiento de las fuerzas que brotaban desde la base por la dirección, que pese a lo que se vende no era la dictadura de Robespierre, sino la dirección colectiva de la Convención. AL finalizar la guerra, el país quedó diezmado, y todos los sectores del pueblo necesitaban y ansiaban una época de descanso en la lucha, y que tanto esfuerzo y sacrificio tuviera su reflejo en la prosperidad económica. Y fueron los sectores de la pequeña-burguesía agrupados dentro del Partido (no olvidemos que Jruschev fue trotskista en los años 20), los que acabaron con hacerse con el control en una situación tan favorable para ellos. Orientaron fácilmente el país hacia líneas socialdemócratas, «socialismo de mercado»; etc., y ocupando esas «clase medias» los puestos directivos a todos los niveles de la vida. Eso, no significaba ni mucho menos el fin del socialismo, de la propiedad social, etc., pero sí una situación que abocaba a ellos. Porque esos sectores, conforme acumulaban pequeños privilegios, llegaría un momento en que ansiarían que lo que ellos acumulaban como riquezas de consumos, pequeños privilegios sociales y económicos, etc., se convirtieran no en consumo, sino en medios de acumulación, que pudieran ser heredados por los suyos, etc. Es decir, desearían convertirse en una clase social propiamente dicha, y desearían paralelamente el capitalismo, la libertad de acumulación de capital, que el socialismo les impedía. Este fue el papel que cumplió Gorbachov, y los suyos. Fue un proceso largo y complejo, y habrá que bucear en mil detalles y problemas aún pendientes, pero básicamente, esta es la línea maestra.
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/07/31
Esto era un resumen de las «tesis» que vengo defendiendo desde tiempo ha, consecuencia de mi intento de varios años de esfuerzos, sin los medios ni los conocimientos técnicos requeridos (pero creo haber alcanzado resultados de más valor que las teorías conspiraconistas o la falaz y evidentemente inservible explicación burguesa del desplome de la URSS porque el socialismo no funciona, cuando los hechos demuestran que el capitalismo «funciona» muchisimo peor en Rusia y en todas partes)… esfuerzos por aclararme con lo que pasó en la URSS y por qué pasó. Pese a las diferencias que haya con el artículo, me llaman muchísimo más aún la atención, y muy gratamente, las coincidencias, el hecho de que personas a miles de kilómetros de distancia, sin contacto ninguno, y por supuesto por su parte muchísimo más cualificados que mi humilde persona, lleguemos en muchos puntos a conclusiones similares y a una descripción general que me parece bastante paralela.
dedona
2014/07/31
EN este mismo Blog busca los artículos de Antonio Fernandez Ortiz…. mira la entrevista que le hace a Zinoviev. Es del máximo interés para tu propósito.
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/07/31
Muchas gracias por la info. Sin duda del mayor interés. De este autor, Antonio Fernández Ortiz, lei un pequeño libro, muy bueno, publicado por El Viejo Topo, sobre el Cáucaso, de lo más esclarecedor. Creo que es lo único serio que he leído sobre el tema. Por lo menos lo que conservo en la memoria es que hasta que no leí ese libro, no conseguía entender ni una jota de lo que pasaba en el Cáucaso. Así que leeré estos artículos con al mayor atención.
franco lisi
2014/08/02
La destrucción del poder soviético como órganos de poder popular soviético, luego de 1917, fue reemplazado por el poder de una casta burocrática que se ha dado en llamar estalinismo. Solo lo niegan los necios hasta altura de la historia.Reivindicar los crímenes de Stalin como lo hace un comentarista repugna al más elemental concepto de civilización.
Dicho esto y en relación al articulo que nos motiva considero que se trata de un interesante esfuerzo por sintetizar lo que llamaría «de la dictadura estatista de izquierda o capitalismo de estado en la URSS al estado capitalista de mercado». La economía de la URSS, en especial luego de la segunda guerra, devino artificial. Efectivamente, era imposible continuar el desarrollo económico aislado de la economía capitalista global. Si algo debe reconocerse al estalinismo es la construcción del estado-nación ruso. Pero el estado-nación es una construcción capitalista que devino global. Expropiado el poder político a los trabajadores las decisiones políticas fueron monopolizadas, primero por una casta, luego por una clase cuando convirtió a esa sociedad de gerentes en propietarios de los bienes materiales. El estalinismo fue parte de ello, incapaz de apelar a la sociedad rusa para evitar el desenlace. Naturalmente era previsible. No es casual que la llamada implosión de la URSS se produjera con el auge del neoliberalismo. Por contra, la crisis de ucrania aparece con la crisis del neoliberalismo y la formación, de por lo menos dos bloque, por un lado el euroasiatico y por el otro el bloque atlantico (USA- europa) este último en recesión. De la unilateralidad de la décadas pasadas a la multilateralidad actual. En este nuevo panorama las interpretaciones estalinista son dinosauricas, nada tienen que ver con los movimientos sociales globales anticapitalistas. Por todo ello es evidente que en Ucrania se está luchando no solo por un territorio sino también, y principalmente por la crisis abierta por el multilaterismo y el enfrentamiento a los oligarcas, producto de la burocracia soviética y el estalinismo.
Franco
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/03
El llamado stalinismo no es más que una construcción ideológica de los enemigos de la revolución soviética, cierto que extremadamente repugnante, que sirvió -y sirve- a todos los heterogéneos elementos a modo de banderín de enganche que les permitiera unificar sus fuerzas contra el enemigo común y les permitiera someter al pueblo y restaurar el viejo orden, lo que finalmente consiguieron. Así, vemos a socialdemócratas etc., por no hablar ya a degenerados como los trotskistas, que hoy siguen en su papel de disfrazarse de izquierdas para dar coartada a las salvajadas y genocidios del imperialismo, mano a mano con la más negra reacción: CIA, nazis, etc. Eso es algo que sigue ocurriendo en nuestros días, esa colaboración, y su fundamento en el anticomunismo, una alianza forjada durante la guerra fría, y el combate ideológico del gran capital por someter a la clase obrera internacional, en la que tan esencial fue la «izquierda no comunista»; tal y como describe la historiadora británica Frances Stonor Saunders en su libro «Who paid the piper? The CIA and the cultural cold war» Los llamados «crímenes» de Stalin no son sino los «crímenes» que cualquier Estado, revolucionario o no, comete cuando se ve acosado por todas partes. Cualqueir Estado ejercerá la violencia contra sus enemigos, y tomará formas dictatoriales, dadas las circustancias, por lo que lo que cuenta no es eso, sino qué poder representa ese estado. Sólo tenemos que pensar lo que hizo los EEUU tras el 11/S, suprimiendo libertades, cárceles secretas, encarcelamientos al margen de oda ley, torturas… SI ahora imaginamos que en EEUU ocurriera un 11/S todos los días del año, nos podemos imaginar el resultado. La distinción régimenes «autoritarios» y «democráticos» es falaz. Hay regimenes estables e inestables, es cuestión de circunstancias, y no es lo que caracteriza a un regimen. Por ejemplo, en España, en el 31, el pueblo comenzó a tener algo de voz, a tomar un poco su destino en sus propias manos. Como eso contradecía la esencia, lo que sí caracterizaba a aquel regimen: su carácter de clase, el poder del gran capital aliado entonces con los restos feudales, hubo un fracasado golpe de Estado, pero que se hizo triunfar a la fuerza gracias a la colaboración internacional del gran capital de las grandes potencias, tanto fascistas como «democráticas». En ayuda de los pueblos de España sólo estuvo, por cierto, la URSS de Stalin y en bastante menor medida el México que aún no había perdido su ímpetu revolucionario. Recientemente, con motivo de la crisis de la deuda en Europa, ya vimos al Presi de la Comisión de la UE decir que, como los pueblos de Europa se pasaran de listos, habría que imponer una dictadura. Así pues, lo que define un regimen es su carácter de clase, si es el poder del gran capital, o es el poder de la gran masa trabajadora (y sólo en este último caso se puede hablar de democracia). Luego, ese poder cumplirá sus fines y se defenderá, y dependiendo de las circunstancias, tomará formas liberales (que no es lo mismo que democráticas, se usa mal ese término, democracia es el poder del pueblo aunque ese poder tome formas dictatoriales), con muchas garantías y derechos cívicos, o bien tomará formas dictatoriales, ante el acoso por parte de sus enemigos de clase, etc. Así pues, siempre y en todas partes en que el pueblo se haga con el poder, tendrá que defender ese poder, pues como es lógico las clases anteriormente dominantes, tratarán de revertir la situación y aplastar a ese pueblo para someterlo. Hablar de los «crímenes de Stalin» es negar al pueblo a defenderse una vez que toma el poder, y por tanto proclamar su «obligación» de ser buenos esclavos y someterse, es negar al pueblo el derecho a tomar el poder político, es el negar el derecho a la revolución, algo que ni los liberales hicieron, pues es un derecho reconocido, obviamente nada más que palabras, en varias constituciones liberales. Es ciertamente que repugnante el proclamar la esclavitud del pueblo como principio, y hacerlo en nombre de la «democracia» es aún más repugnante e hipócrita. En la práctica, en todas las revoluciones habidas y seguro en las por haber, el pueblo siempre se ha defendido cuando se ha visto atacado. Rspecto a las teorías conspiracionistas de la casta burocrática, valen lo mismo que cualquier optra teoría conspiracionista. Además, su origen no es otro que la burda propaganda trotskista, cuando Trotsky complotaba por trepar, quitar a los bolcheviques de en medio, y hacerse personalmente con el poder, para lo cual, como no tenía una base social que le apoyara, recurrió a atraerse a la burocracia ex-zarista, defendiendo sus intereses corporativos y haciéndose eco incluso de su altivo desprecio de clase contra los obreros, que es lo que significa toda esa cháchara trotskista acerca de la «casta burocrática», con la que se refier a los obreros que controlan y ejercen el poder de clase y no dejan a los «pobrecitos» y autñenticos profesionales el medrar como buenos burgueses.
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/03
Respecto a construcciones fantasiosas, como «los actuales movimientos globales anticapitalistas»; que es algo que simplemente no existe (tras el hundimiento del movimiento comunista, y al fin y al cabo ese era el objetivo de tanta cháchara «antistalinista»), no creo necesario hablar. Basta echar un vistazo al mundo, para percatarse que no existe ningún movimiento global anticapitalista. De hecho, nuestra época está dominada por movimientos de las clases medias, de la pequeña-burguesía, claramente pro-capitalistas, y que siguen la ideología y la demagogia de la pequeña burguesía de toda la vida. Movimientos que, desde que el capitalismo entró en su fase monopolista, nunca han sido progresistas aunque en ocasiones lo pretendieran,y ayer igual que hoy, siempre han trabajado a favor del capital y en defensa del capitalismo. La verdad es que, salvo quizás algún slogan,no se ve anticapitalismo por ninguna parte, sólo pesar y lamentos por el triste destino de las diferentes capas de la pequeña burguesía, y su derecho a medrar en condiciones capitalistas sin esos opresores bancos y transnacionales… Eso no es anticapitalismo, sino todo lo contrario. la crisis de Ucrania y de otros lugares (mundo árabe) se produce cuando en efecto, la crisis capitalista (el que sea neoliberal o no es lo de menos, pues no se diferencia en nada de otras crisis del mismo carácter ni en sus causas, ni en cómo afecta a las diferentes clases sociales, etc) lleva a esas capas medias -lo mismo que en otros países han tenido ese efecto las medidas impuestas por el FMI- a esa pequeña burguesía a esa situación de cabreo como para constituirse en la base social necesaria para llevar a cabo el manual de Gene Sharp. No olvidemos que esa pequeña burguesía, como por otra parte suele ser lo habitual, sólo hizo el papel de tonto útil, no pintando nada ni antes ni después, arrojando en definitiva piedras contra su propio tejado. EL golpe en sí lo dieron unas cuantas «centurias» nazis. Los oligarcas, siguen donde estaban, y con su poder asegurado (a menos que la rebelión de Novorrusia acabe por derrumbarlo). EL papel de la prensa internacional, de los diplomáticos occidentales, la presión de las medidas económicas, etc., ha sido lo que ya hemos visto una y otra vez hasta el agotamiento, pues este esquema se repite una y otra vez desde por lo menos los 90. Es el mismo esquema que se repite una y otra vez, y respondiendo siempre a una misma situación social de clases medias cabreadas hábilmente dirigidas por el gran capital mediante los diferentes mecanismos sociales que constituyen la organización de la burguesía para actuar a su favor y servirles como caballo de Troya. Ese es otro tema, el cómo la organización social en los países capitalistas desarrollados gira en torno a la burguesía como clase organizada, y no a su organización en partido político, ya que las funciones de un partido político son transferidas a diversos órganos sociales y estatales, que en definitva constituyen la clase burguesa erigida en clase en el poder: las funciones ideológica, de movilización política, etc., y los antiguos partidos quedan reducidos a meras plataformas electorales, que incluso se pueden crear de la noche a la mañana si uno dispone del capital y la prensa necesarias (es decir: del apoyo de al menos una facción del gran capital). Con lo cual, en realidad, esto se transforma en un régimen de partido único, tal y como la gente comprueba por si misma (como eso del «todos son iguales», etc). Y, en efecto, el papel del partido comunista, en tanto que columna vertebral de la organización de la clase obrera como clase que pretende tomar el poder, no puede ser ni parecido al papel de los partidos burgueses. Pero esto ya son otras historias, aunque muy interesantes. Más desde luego, que el volver a oír una y otra vez las mismas paparruchas reaccionarias, que a pesar de ser tan viejas como el anticomunismo, y estar completamente desacreditadas, se repiten machaconamente como la novedad más novedosa..
miguel
2014/08/03
Si aqui en España los fascisctas bombardearon indiscriminadamente ciudades enteras Badajoz,Guernica etc,hicieron matanzas ,durante y despues de la guerra y se les llaman asesinos,ellos nos responden con lo que paso en Paracuellos.Si el gobierno de Israel bombardea con todo su alsenal alpueblo de Palestina,ese mismo gobierno responde que a ellos les estan lanzando cuetes,Si Espana teniamos a Franco,Cuba sigue teniendo a Fidel Castro.Si Hitler hizo todo lo que hizo contracomunistas,socialistas,gitanos,campos de concentracion,camaras de gas,etc El fascismo,capitalismo,burguesia nos responde con Stalin.Todo esto es normal que lo digan los enemigos de llos trabajadores,pero que los que se dicen de los defensores de la clase trabajadora le bailen la batuta al fascismo en lo referente a Stalin,no estan bien informados y solo decimos los que los medios de desinformacion del poder quiren que digamos.Todo esto me he dado cuenta leyendo un libro de una 120 paginas que me compre cuyo autor llamado CARLOS HERMIDA titulado Apuntes historicos sobre la Rusia sovietica.Ahi,con este libro es lo que me ha echo pensar que lo que se dice de Stalin esta todo manipulado.Os lo dice una persona que no tiene estudios y que me dejo llevar por los medios de desinformacion.Supomgo que la mayoria de intelctuales que habla mal de el es porque estan a fabor de nuestros enemigos y solo quiren vender sus libros ya que es la forma que tienen para que se los editen las grandes conmpanias del capitalCuando el fascismo habla mal de alguien por algo sera,Un saludo
dedona
2014/08/03
la importancia de este artículo no radica en ese tipo de «sutiles» calificativos a Stalin, sino en la hipótesis de base que ofrece para explicar el éxito y el fracaso de la URSS. Cuando explica que hay tres ámbitos en el control y ejercicio del poder político, bases, cuadros medios y alta dirección, y que la construcción del socialismo fue posible gracias a que la alta dirección estaba comprometida con esa causa y sometió a control total toda la estructura ¿eso cómo lo interpretas, como algo positivo o negativo? posteriormente expone que cuando la dirección abandonó esa postura, los cuadros medios toman el control y se convierten en un estrato de poder que acabaría liquidando el socialismo, sin que las bases puedan hacer nada para impedirlo.
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/03
Exactamente, de acuerdo con esto.
miguel
2014/08/03
Que casualidad morir Stalin,la Urss irse a la mierda,Morir Enver Hogsa ,Albania tambien a la mierda.Me da por pensar que en las direcciones de ambos partidos comunistas no se hizo las depuraciones que se tenian que hacer,pero y la demas militancia en que pensaban cuando dejan que una camarilla de traidores tomen las riendasdel partido y hayan dejado como esta ahora tanto la Urss como Albania.QUE ME ENGANEN A MI ,QUE NO TENGO FORMACION,ES NORMAL pero que enganen a su militancia que se supone de las mejores preparadas y formadas no me lo esplico.Esto va en relacion a la hipotesis del esito y derrumbe de la URSS.Parece que el capitalismo tambien esta esperando que palme FIDEL y su hermano para que tambien Cuba se vaya totalmente al traste.un saludo
GRACO
2014/08/04
Conforme con el análisis que resume DEDONA. La alta dirección había actuado como una vanguardia externa que, según se infiere del texto, se quedó aislada de la base después de la muerte de Stalin y fue desbordada, a partir de 1953, por una suerte de clase media vicaria que llevaba inmanente la restauración capitalista.
Stalin, georgiano, hijo de zapatero y bolchevique irreductible, resultaba intolerable para los cosmopolitas cuadros de oposición. El anticomunismo se ha disfrazado como antiestalinismo por exigencias de la guerra fría, y es por eso que, muerto éste en 1953, se le siguió atribuyendo todas las responsabilidades, hasta llegar al absurdo de seguir llamando estalinistas a quienes en realidad conspiraron contra él y le dejaron morir sin darle asistencia médica, proclamándose inti-estalinistas y llevando adelante la desestalinización de la URSS. Este desiderátun rebela un anticomunismo patológico y un profundo desprecio a la inteligencia de la gente pensante. Al día de hoy los anticomunistas han llegado al delirio de atribuir al estalinismo, que es una construcción histórica que no puede ser descontextualizada, cualquier manifestación popular de la lucha de clases. Con estos reaccionarios no hay manera de intentar una aproximación crítica y de clase al complejo fenómeno llamado estalinismo, a sus errores y a sus aciertos. La tarea queda para historiadores decentes del futuro. Si es que hay futuro y es posible imaginar gente decente en él, tal y como progresa la indecencia en el presente.
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/04
Por cierto, prosigue y de hecho se refuerza la campaña ideológica contra el comunismo y contra la clase obrera, en la forma de «antistalinismo», como denuncian en TeleSur:
http://www.telesurtv.net/bloggers/Nuevo-libro-para-calumniar-mas-a-Stalin-20140804-0001.html
franco lisi
2014/08/04
La unión soviética cayo en primer lugar por el cerco militar y comercial por occidente capitalista. En estas condiciones su desarrollo económico fue desequilibrado, por un lado tecnologías muy avanzadas atómica etc. y por el otro una profunda desigualdad social y una falta de libertad que este mismo desarrollo desequilibrado acentúa. El desarrollo de una economía planificada luego de 1917, la unidad nacional frente al bloqueo capitalista y luego el nazismo de todos modos pudo ese país modernizar sus estructura atrasadas con rasgos feudales previo a 1917. Lo que el capitalismo hizo en 200 o 300 años la unión soviética lo realizó en 70 años. ¿a que precio? . En el capitalismo, en su periodo de acumulación originaria la modernización se realizó con la esclavitud y tremenda explotación. La revolución bolchevique fue también una extraordinaria máquina de modernización. De esas entrañas nace el estalinismo, de la acumulación originaria, universal e infame, tanto como el fascismo en italia, no obstante ello es un fenomeno de modernización. Tras la liberación de los siervos de la gleba los sovieticos construyeron el proletariado. El estalinismo es un fenomeno sutil y moderno, es una dictadura de mayorías, que pudo anular las oposiciones políticas organizadas pero no EL DABATE INTERNO. El genocidio de los Gulag se asemeja al genocidio indio en américa. Así se construye la acumulación originaria del capital y se avanzó hacia la modernidad. Dicho esto corresponde también decir que los capitalistas occidentales nunca reconocieron el triunfo de los soviéticos ante los nazis, sin ello europa hablaría aleman.
Los sucesivos cambios en la cúpula de la URSS luego de la muerte de estalin no son más que un proceso evolutivo del gobierno totalitario del capitalismo de estado sovietico, en un contexto de profundas transformaciones del capitalismo global. Luego de Keynes el capitalismo liberal devino en muchos aspectos una economía estatal con incorporación de los trabajadores al “estado de bienestar”. Los éxitos soviéticos de la economía estatal fueron utilizados también pòr los países de occidentes. El capital supo explotar la productividad y creatividad de los trabajadores, ya alfabetizados y con cierta formación técnica, facilitando ciertas libertadas. La ausenicia de libertad de los trabajadores en el capitalismo de estado gestionado por los soviéticos debería reconocerse como una de las causas del fracaso del socialismo. Libertad no en el sentido descarnado, sino la libertad como fuerza productiva. El capitalismo global luego de la década de los 70-80 entró en un desarrollo basado en el conocimiento, el capitalismo cognitivo. Las categorías masa, clase trabajadores, pequeña burguesía utilizados en este blogs deben revisarse ya que las palabras deben resignificarse en un mundo que ya no es 1917. La desaparición de los partidos comunistas de masa se corresponde también con el fin del socialismo real. El sueño delirante de reproducir el estalinismo en las actuales circunstancias y contexto mundial es solo una pesadilla. Los viejos debates estalinismo- trotskismo son una antigüedad, el estalinismo se encargó de su liquidación, los trotskistas que quedan repiten en mas o menos lo mismo que los estalinistas: la toma del poder y la dictadura de estado.
Franco
dedona
2014/08/04
muy optimista le veo. Le recomiendo los artículos de Fernández Ortiz, en este blog hay algunos
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/04
Bueno, yo esta vez ni me molesto en contestar, a un mensaje que, además de irse por los Cerros de Úbeda -«si no hablan de lo mío por las buenas, hablarán por las malas, quieran o no, » parece un anuncio comercial vendiéndonos la moto… Repetición de sloganes vacíos de contenido, muy pero que muy viejos (no pretenda venir con que esto es un nuevo planteamiento, por Dios, llevo DÉCADAS oyendo esas majaderías) hoy por hoy indefendibles, en el típico lenguaje del marketing. Creo que se ha equivocado de foro, este no es el lugar adecuado, en el que tratar lo bonito que es el chachipirulismo de clase media de trotskistas reconvertidos que van de la mano con la extrema derecha, etc. Eso, hay que irse a los chiringuitos de las clases medias que e gran capital monta para ellos, esos burguesítos que nunca han participado en la lucha política, desconocen por cmpleto todo lo relacionado con la lucha social, política, laboral…, etc., y ahora todo les pilla de nuevo y se creen que han descubierto lo que en realidad es ya muyyyyy viejo… y que como ellos son muy listos todo el mundo tiene la obligación de escucharlos o perecer… la típica arrogancia del ignorante. Ese es su foro, allí puede prosperar su negocio, ahi puede encontrar gente dispuesta a comprar su mercancía, cuanto más ignorantes y engreídos, mejor. Nosotros, ya vimos el ridículo que hizo Fukuyama. NO sé cómo serán las cosas en su país, en España, es muy nítida la distinción entre las clases sociales, sus posicionamientos, y cómo se ha ido acentuando esa separación de clases con la crisis, etc. Es completamente demencial el negarlo. Aquí, su cometido tiene tanto sentido como el Papa tratando de convencer que Dios creó el mundo en seis días ante una reunión de geólogos.
dedona
2014/08/04
aqui el troskamen está ya en la posición post-troska postmoderna, ni-nista, ya están muy pasadizos de rosca
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/04
No me deja editar el mensaje anterior, pero he de indicar que la pedantería de su lenguaje, aunque va a tono con la vacuidad del contenido y lo insulso y vulgar del mensaje, es también un buen motivo para no contestarle.
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/05
Sí, el trotskismo post-trotskista, de hecho hay frases que son casi calcadas de un Santiago Alba Rico, ese «intelectual» orgánico de la OTAN, incluso en la fraseología pedantesca (falta lo de los ultracuerpos y «al socialismo por el califato», que son unos planteamientos teóricos de la leche, los de esta gente). El problema es que los diferentes grupúsculos pequeño-burgueses siempre han tenido un fondo común, y a veces es difícil distinguir si quien habla es un trotskista, un fascista, o un simple memo (luego dice éste que las clases no existen, cuando él mismo es un claro y contundente ejemplo de ello). El postmodernismo, un movimiento cultural en el que se refugiaron los intelectuales europeos «de izquierda» cuando volvieron la espalda a la clase obrera, y vieron ante sí el vacío, cayeron de lleno en la aberración, en la más profunda desmoralización… tanto tirar por la borda, tanto renegar, tiraron toda la modernidad, todo el racionalismo… Y así vemos a estos hijos del postmodernismo repetir frases vacías, la más absoluta falta de sentido crítico al no ser capaces de distinguir un hecho de un acto de propaganda, por ejemplo, y el creer que la pedantería puede dar contenido a lo vacío. Ese postmodernismo que hoy vemos latir en los discursos de un Enrique Erejón, por ejemplo, y pese a que hoy ya debería estar claro que postmodernismo es la reacción más aberrante… la renuncia no sólo al progreso, sio la renuncia pueril del niño con berrinche y pataleta a la sociedad, el compromiso y el amor a la sociedad de la que uno forma parte, porque, en su narcisismo, ellos son lo que importan y la sociedad la que ha de adorarles… inmorales al máximo. En fin, era para ellos preferible el no tener que afrontar la dura lucha del no someterse, arriesgándose a perder carreras académicas, premios, honores, libros publicados, el aparecer en las enciclopedias… a cambio de… nada… pues la revolución parecía lejana en aquel entonces. Y el resultado es la actualidad… ¿se puede llamar intelectualidad a la actual «intelectualidad», cuando reina la uniformidad más absoluta, la repetición machacona de la ideología dominante, y más aberrante, en plan Gran Hermano, la vulgaridad, la pequeñez, el antiintelectualism talibánico de aceptar los modos de «Pensamiento» supersticioso e irracional, y la debilidad moral e intelectual, la muerte de la individualidad y con ella de la humanidad a manos del ultraindividualismo uniformador del capitalismo monopolista…? No sólo la clase obrera ha pagado la derrota del comunismo, el éxito del antistalinismo. Porque en efecto, la pequeña-burguesía, esa que se pasa permanentemente «redescubriendo» lo más viejuno y carcomido, podrido y momificado ya, como si fuera la mayor de las novedades para así justificar su renegar de la izquierda y su postura agresiva contra la clase obrera, se convierte una y otra vez en carne de cañón del gran capital, y al hacerlo forja sus propias cadenas y destruye las bases objetivas de su posible dignidad.
franco lisi
2014/08/05
Me limitaré a citar algunos párrafos de las «NOTAS CRITICAS DE ECONOMIA POLITICA DEL CHE GUEVARA» PROBABLEMENTE ESCRITO A MEDIADOS DE LA DÉCADA DEL 60:
«Ese Lenin agobiado también por las divisiones que ve dentro del partido desconfía del futuro. Aunque sea algo absolutamente subjetivo, me da la impresión de que si Lenin hubiera vivido para dirigir el proceso del cual era el actor principal y que tenía totalmente en las manos, hubiera ido variando con notable celeridad las relaciones que estableció la NEP. Muchas veces, en esta última época se hablaba de copiar del capitalismo algunas cosas, pero en el capitalismo, en ese momento estaban en auge algunos aspectos de la explotación tales como el taylorismo que hoy no existen; en realidad el taylorismo no es otra cosa que stajanovismo, trabajo a destajo simple y puro o mejor dicho el trabajo a destajo vestido con una serie de oropeles y ese tipo de pago fue descubierto en el primer plan de la unión soviética como una creación de la unión soviética. El hecho real que todo ese andamiaje jurídico económico de la sociedad soviética actual parte de la NEP; en esta se mantienen las viejas categorías del capitalismo, es decir, existe la mercancía, existe en cierta manera, la ganancia, el interés que cobran los Bancos y, naturalmente el interés material directo de los trabajadores. En mi concepto todo este andamiaje pertenece a lo que podríamos llamar un capitalismo premonopolista».
«Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la nueva Política Económica (NEP) han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores: la superestructura capitalista fue influenciando cada vez más en forma más marcada las relaciones de producción y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura: Se está regresando al capitalismo.»
Como se sabe el Che escribió estas Notas Inéditas criticando el manual de economía política que mandó a escribir Stalin.
Atentamente
franco
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/05
¿Y? Para empezar, cabe preguntarse si es usted capaz de entender lo que está leyendo, puesto que aporta esta cita como prueba de lo que usted dice, y evidentemente no es el caso. Podemos proceder a un análisis lógico-formal, si no queda convencido, pero para cualquier lector es evidente.
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/05
Bueno, mire, déjelo. No quiero discutir con un trotskista, sea post-trotskista de estos de ahora que ya incluso reniegan de sí mismos, sea lo que sea. O me da igual si es usted fascista, que en el fondo son lo mismo. Son ustedes más pesados que los Testigos de Jeovah, erre-que-erre, erre-que-erre, y, no sé… ¿de verdad se siente usted orgulloso de lo que dice¿ Se lo voy a aclarar: eso de «convertor la libertad del trabajador en fuerza productiva» no lo puede decir más que un niñato que no ha dado un palo al agua en su vida. Cualquier trabajador sabe que la libertd que hay en una empresa es poco más o menos la misma que la que hay en una cárcel, una empresa capitalista es la mayor antítesis de la democracia y de la libertad, excepto para el capital. Así con lo demás. En resumen: es usted un majadero y un ignorante. Y no tengo ganas de discutir. Así que nada, no preguntaba nada.
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/05
Tomaré a modo de ejemplo una frase de nuestro «amigo» pues es típica de los anticomunistas durante toa la guerra fría, y por lo que se ve, también de lo que ha venido después: «el genocidio de los gulag se asemeja al de los indios de América del Norte»…. ¿Quién puede soltar una barbaridad semejante, y quedarse tan tranquilo? El sistema de prisiones de un Estado…. ¿un genocidio? ¿A quien se exterminó? ¿Qué raza o pueblo desapareció? En un período de guerra civil y exterior casi permanente impuestas por el capital internacional y la reacción en general, y en la que en efecto, el capital mundial y sus aliados hubieran preferido que los pueblos soviéticos no se defendieran,. que dejaraban actuar libremente a los que luchaban por echar abajo a la revolución, respetando su «derecho» a luchar por todos los medios contra el pueblo, el número de condenados a muerte fue relativamente moderado, Si dejamos a un lado las elaboraciones propagandísticas a lo Robert Conquest y nos atenemos a las cifras reales, contrastables con las pruebas documentales, el número de condenas, una gran parte de las cuales no fue ejecutada, fue de en torno medio millón, a l largo de todo el periodo, aunque concentrado en los años treinta, cuando más virulenta fue la lucha pues fue el periodo de tranformación socialista y la necesaria preparación para la guerra que se avecinaba, fue de en torno a 500 mil sentencias (como digo, un alto porcentaje de las mismas, conmutadas). En un país de casi doscientos millones de personas. Es absurdo llamar a eso un genocidio, compararlo con el exterminio de todo un pueblo. Pensemos, además, que el pueblo combatia a grupos minoritarios, a menudo sin apoyo en la base social, como es el caso de Trotsky (que lo intentó pero no lo consiguió), o con apoyo muy limitado, caso de Zinoviev o Bujarin.
¿Por qué el poder popular combatía a esos grupos? No los combatían por sus ideas, ni por pensar diferente, ni nada de eso que se dice en la propaganda? Sino que era un combate político. Sino en tanto que expresiones políticas de capas pequeño burguesas que disputaban a la clase obrera la dirección de la revolución, y que querían desalojarla de allí y prevenir la construcción del socialismo, para, en su lugar, llevar a cabo las diferentes utopías de capitalismo de pequeño-burgueses con que sueña la pequeña burguesía (incluso hoy mismo). Y en tanto que tales, no era gente que, simplemente, tomara una opinión, sino que actuaba en un determinado sentido contra la revolución y contra el pueblo, recurriendo a la violencia incluso. Era gente a la que, en definitiva, se combatía por sus actos, por sus acciones, y se la combatía a la defensiva, defendiéndose de los intentos de esas facciones de la pequeña.burguesía por hacerse con el poder, quitando a la clase obrera del mismo.
Tal y como han descrito varios autores (piénsese en las obras de un Arch Getty, Profesor de la universidad de California, pero que trata de proceder de modo científico, y en concreto en su estudio de los papeles de Smolensch), lo que ocurrió fue un proceso como el que ya he descrito: se combinó la iniciativa y energía de la base con la canalización y dirección desde la cima, para «crujir» a la contra, incluyendo a los sectores que trataban de medrar dentro de la burocracia estatal y partidaria (las conocidas purgas). Getty, por ejempl, nos describe esa combinación en acción para aplastar a los enemigos del pueblo, ejercer el poder de la clase obrera y asegurarlo. Nos muestra la DEMOCRACIA en acción, cómo la clase obrera se organiza democráticamente y lucha decididamente contra sus enemigos que le quieren arrebatar ese poder. Otros autores burgueses que han tratado de analizar basándose en la crítica y la objetividad, en el método científico, esa época, han llegado a conclusiones análogas, por muy burgueses que fueran estos autores, y muy pocas simpatías que tuvieran por el comunismo. Así por ejemplo el historiador estadounidense Robert W. Thurston en su obra «Life and Terror in Stalin’s Russia», quien nos describe lo mismo, el poder de la base, y que los que estaban atemorizados, sobre los que recaía ese «terror», era sobre las capas de directores, burócratas, etc., mientras que era ejercido por la base. En definitiva, nos hablan de DEMOCRACIA. Concide con lo que nos dice Alexander Zinoviev, disidente en tiempos de la URSS y nada amigo del comunismo, citando su propia experiencia en aquel periodo, en la entrevista que citaba Dedona:
«En la propaganda contemporánea occidental se dedican a menospreciar la figura de Stalin. Lo resumen todo en las represiones. Pero, en primer lugar, las represiones, en lo fundamental, estuvieron justificadas, tenían sus causas; segundo, aquello fue un fenómeno secundario en la historia soviética real. Yo viví todo este periodo, y para nosotros eso se encontraba en la periferia de nuestra vida, era secundario, no era eso lo que determinaba nuestra vida, sino la creación positiva que abarcó a un gran pueblo, y prácticamente a todo el planeta.»
¿Qué nos quieren transmitir los enemigos de la clase obrera con esas ideas? No se trata sólo de transmitir la idea de que el comunismo es malo, etc. No. Se trata de, además,. convencer a la gente de que, en caso de hacer una revolución, lo «democrático» es dejar hacer a los enemigos de la revolución, no luchar contra ellos. Lo que es lo mismo, en caso de que el pueblo tome el poder, ha de disponerse a abandonarlo y devolvérselo sin más, sin tan siquiera disputarlo,a sus anteriores amos de forma automática, si no, es «antidemocrático». Recordemos el concepto medieval de «tiranía»: en la edad media se consideraba que un rey, un duque, etc., era un tirano cuando su mandato no era legítimo, de acuerdo con los criterios medievales. Debe ser ateniéndose a este concepto que los reaccionarios consideran que el poder revolucionario es una tiranía, y que para librarse de la tiranía hay que devolver el poder a sus «legítimos» dueños.
Sin embargo, ¿qué es o democrático? ¿Defender, o no defender, el poder del pueblo, la democracia? ¿Luchar, o no luchar, contra los que quieren quitar al pueblo el poder político? La respuesta es evidente.
Podemos ver que incluso alguien tan poco versado como nuestro «amigo» el vendedor ambulante reconoce de hecho esto, cuando afirma: «El estalinismo es un fenomeno sutil y moderno, es una dictadura de mayorías, que pudo anular las oposiciones políticas organizadas pero no EL DABATE INTERNO.»
En efecto, el pueblo soviético, la mayoria del pueblo soviético, ejercía su poder, no para pensar en los felices mundos de Yupi, sino para defenderse de sus enemigos, de los que querían arrebatárselo para volver al pasado. En una situación de semi-guerra civil permanente impuesta por ese enemigo… el poder del pueblo, la democracia, ha de actuar de forma dictatorial frente a sus enemigos. Y ESO es lo democrático. Porque lo determinante es quién tiene el poder, y en efecto, es la mayoría, el pueblo, las clases populares.
Pensemos por un momento: si en nuestro país se hubiera actuado enérgicamente contra los complotadores, los Franco, Mola, etc., evitando así la intentona de golpe de Estado, y con ello la guerra civil y la dictadura, con lo que fusilando a un puñado se hubiera salvado la vida a varios cientos de miles de personas, y no sçolo esas vidas, sino la libertad y desarrollo de un pueblo… Si Allende hubiera actuado enérgicamente contra los enemigos de su gobierno, a la vez que entregase el poder efectivo al pueblo, lo organizaba para luchar contra sus enemigos, lo que implica: lo organizaba para ejercer la represión contra sus enemigos (Y ESO ES LO DEMOCRÁTICO; PUES SE TRATA DE DEFENDER EL PODER POPULAR), ¿cuántas vidas se hubieran salvado, y no sólo salvar las vidas, sino el progreso y la libertad de un pueblo?
No nos dejemos engañar por la propaganda de los enemigos de la clase obrera: el poder político significa la capacidad de defenderse, entre otras cosas. Renuncias a esa capacidad, es renunciar al poder. Para ese viaje no hacen falta alforjas.
Respecto a otro punto que se comentaba: aunque haya mucho trabajo por hacer, muchos puntos por elucidar, son bastantes los autores que han trabajado de forma científica acerca de aquel periodo. Yo no creo que sea difícil el distinguir lo que es un trabajo cientifico, basado en fuentes contrastadas y no en rumores (como hacía Robert Conquest), o que se ponen a citar al modo religioso los textos sagrados, como si el que fulanito dijera A probara que A es cierto, y muchas veces si entenderlos ni darse cuenta de que lo que dicen no apoya lo que ellos mantienen, pero sí serviría de ser cierto como prueba de lo que sostienen sus oponentes, como es el caso del texto del Che que citaba nuestro vendedor ambulante.
Si bien es característico de nuestra época, época de un sistema social moribundo y que se vuelve irracional, y cuya ideología no puede ser sino irracional, y muy en especial de la pequeña burguesía, el modo supersticioso y místico de pensar , la renuncia al racionalismo, etc., el pensamiento débil, la renuncia al rigor metodológico, y sea eso lo que vemos en la prensa, en los charlatanes como nuestro amigo, en los movimientos políticos de las clases medias (que es como gusta de llamarse a sí misma la pequeña burguesía), etc…. no por eso el método científico, el rigor, etc. han dejado de ser lo que es, y es fácil distinguir una cosa de otra. No creo que haga ninguna falta esperar al futuro, teniendo, por supuesto, presente, que en los temas sociales el sujeto es siempre parte del objeto en estudio.
dedona
2014/08/05
Escríbenos un artículo
Francisco Ciutat
2014/08/05
El artículo me parece que emplea argumentos reduccionistas, y en parte parece una teoría tomada de Trotsky sobre la burocracia como semi-clase social opuesta a la clase obrera. A mí nunca me ha gustado el uso de la categoría de burocracia de forma similar a una clase social. Dentro de la burocracia (empleados en la administración del Estado) se incluyen entre otros los administrativos, policías, maestros de escuela, militares, jueces, viceministros, y, en el caso soviético los directores de empresas. Pensar que todo eso forma una categoría homogénea con los mismos intereses, que desde 1917 hasta ahora 1991 tenía la misma mentalidad, y que desde la formación del sistema soviético está maquinando apoderarse del plusproducto parece algo indemostrable. Muchos de los que están categorizados como burócratas eran revolucionarios o patriotas soviéticos que no deseaban enriquecerse, ni hacerse capitalistas. Otros sectores estaban obligados a rendir cuentas de su gestión ante los soviets o comités ciudadanos de control que proliferaron durante los años 70, y que se encargaban de controlar especialmente la gestión de las empresas, fiscalizar a los directores y gerentes, elevar quejas por la calidad de los productos, etc. Estos comités abarcaban a millones de ciudadanos que participaban de forma voluntaria, y los directores estaban legalmente obligados a responder a los mismos. Es cierto que hay muchas evidencias de que la corrupción se inició en los niveles regionales, y fue tan intensa por la política de Breznev de promover la estabilidad de cuadros y la falta de voluntad en enfrentar el problema.
Por otra parte, tampoco es sostenible la tesis de que las reformas mercantiles como la de Kosiguin o la de Andropov tuvieran como objetivo la implantación del capitalismo. Reformas mucho más profundas se hicieron durante la NEP (donde las empresas privadas eran numerosas y la explotación del trabajo se permitía), se están haciendo en China y más moderadamente en Cuba, y eso no implica en absoluto la restauración del capitalismo.
Además, Andropov lanzó una cruzada contra la corrupción, el burocratismo, el absentismo laboral masivo, etc., que dio resultados positivos (y una política internacional mucho más firme frente al imperialismo que la de Breznev). Si hubiera tenido en mente la restauración consciente del capitalismo, tales medidas son bastante contradictorias con ello. Andropov precisamente encarceló a un gran número de dirigentes centrales y republicanos, y desmanteló numerosos clanes corruptos. Y el hecho de que gran número de científicos sociales y académicos estuvieran impregnados de la ideología liberal de occidente, no significa nada: desde que Jruschov la promovió a finales de los 50, coincidiendo con el cambio demográfico y cultural en la URSS y la urbanización masiva que ayudó a la occidentalización. Seguramente muchos de los que defendían entonces esas ideas, después quedaron horrorizados cuando comprobaron su consecuencia.
Finalmente, si la intención de la burocracia como clase homogénea y consciente hubiera sido apoderarse del plusproducto, lo normal hubiera sido incrementar la productividad del trabajo, intensificar la explotación laboral para la producción de plusvalía. En cambio, sucedía lo contrario: la productividad del trabajo en la URSS era cada vez más inferior a la de occidente, no existía legalmente la posibilidad de apropiarse de la plusvalía, los salarios de directores de empresa y jefes del partido eran poco mayores que los de los obreros (infinitamente inferiores a la desproporción que existe en occidente), y las fuentes de corrupción (y de la acumulación primitiva de capital) no podían proceder de la explotación de la clase obrera, sino del desfalco de dinero público, del tráfico ilícito y contrabando de petróleo y materias primas, etc.
Me parece a mí, precisamente, que la mayor parte de esa burocracia soviética (que el autor cifra en 18 millones de ciudadanos) ha sufrido la miseria y la desigualdad con el fin de la URSS.
dedona
2014/08/05
¿Pero es que nadie lee las tesis de Fernández Ortíz sobre la caída de la URSS?
Este autor utiliza el concepto «estrato», un uso muy interesante…
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/05
Por mi parte, en efecto, no lo he leido, sólo leí la entrevista a Alexander Zinoviev, autor del que ya había leído algún libro, y que, pese a su tendencia al nacionalismo ruso. siempre hablando de lo peculiares que son los rusos (de todas maneras, las peculiaridades y características culturales de cada pueblo, son algo muy a tener en cuenta), etc., me había resultado interesante, en especial porque no soltaba las bobadas que repiten todos los papagayos y que, leído uno, leído todos (cualquiera diría que siguen un guión), sino que partía de su propio sentido crítico y punto de vista.
Respecto al concepto de estrato de Fernández Ortíz, me pongo a leerlo. Lo importante, desde mi punto de vista, y en especial en una sociedad que cambia de forma rápida y sustancial, es ver las clases sociales no como algo estático, sino como algo que nace, se desarrolla, evoluciona, pasa por diversas etapas, y en su caso muere, todo en estrecho contacto con el desarrollo económico, político y social en general, y el propioproeso de lucha de clases. El aglomerado de «clases medias» respecto a la URSS, no fue inicialmente una clase, fue bastante heterogéneo y de composición cambiante, y de hecho, el proceso que desemboca en la restauración del capitalismo es también la historia de la formación de una clase social, la nueva burguesía rusa, de la que salió la oligarquía, y no precisamente de donde se esperaban algunos. Si ayuda en este sentido, entonces resultará útil. Y si se refiere a otro tipo de cuestiones, entonces quizás también. Así que me pongo con ello.
Resulta muy llamativo todo esto. Es algo que no podrán plantearse los que ni siquiera son capaces de ver la existenca de clases sociales. En nuestro país hemos visto no hace tanto la desaparición del viejo campesinado -de hecho muchos lo habremos conocido, mi propia familia es de origen campesino- y su sustitución por el agricultor moderno, que es un pequeño empresario capitalista. Proceso que culmina con la entrada en la UE, etc. Lo que en comparación con otros países, pensemos en los EEUU que sólo conoció a ese granjero capitalista, salvo quizás por la formación de zonas de aparceros muy pobres al sur de los Apalaches durante algunas décadas, etc., o la Francia de la revolución, una de cuyas consecuencias fue la formación de esa clase de agricultores capitalistas independientes, aunque subsistieran franjas de campesinado, y que tanta importancia política tuvieron en la historia francesa, y como no en los EEUU…
En fin, que como tantas otras cosas, no se pueden entender las clases sociales sino como «objetos» dinámicos, en interacción constante con el resto de la sociedad y evolucionando constantemente, y no ver las cosas al estilo de, por ejemplo, los positivistas, que en su caso esto de las clases lo verían como un conjunto de piezas acabadas interactuando en un mecanismo, y eso es algo que no vale, sino que una clase social es algo vivo y cambiante.
franco lisi
2014/08/05
HAY QUE PREGUNTARSE: ¿porque un aconomía solidamente planificada y una sociedad socialista no lograron establecer estructuras sólidas y mantener un consenso duradero?
Una economía planificada es una economía capitalista, una economía encaminada a obtener beneficios. Además una economía planificada es siempre una economía en la que el espacio para las decisiones, aunque definido por el Poder Público, es gestionada por la empresa. Los temas en debate son: Plan y Beneficio- Empresa y Desarrollo. El problema es como determinar dentro de una decisión de estado la convergencia del interés empresarial y la cohesión, es decir, la participación y los consensos de los ciudadanos-trabajadores. Parecería que la caída de la URSS, entre otras causas, se debe principalmente a que no ha podido solucionar este tema. Por supuesto que no debe olvidarse en la reflexión que la unión sovietica siempre fue acosada comercial y militarmente.
CRISIS Y SECUELAS DE LA CAIDA DE LA URSS
La nostalgia se mezcla con el resentimiento.
¿Que hacen hoy en Europa occidental los PC, socialistas y socialdemocratas?
Han pasado del fetichismo de la URSS y del socialismo real al abandono total de cualquier perspectiva de transformación de la vida y la sociedad. Lo tremendo es que la experiencia burocrática que estos señores han tenido con las ideas y la experiencia del socialismo real se ha transfigurado bruscamente en cinismo, siguen siendo estalinistas sin ser socialistas.
Atentamente
franco
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/05
Este tío está con el copia y pega y le da lo miso lo que diga el artículo, de lo que hable la gente, etc. Parece un robot. Va a lo suyo como un predicador iluminado, o un charlatán de feria vendiendo su mercancía, y pasa de todo y de todos. O un lunático, o un robot. Es perder el tiempo y desintegrar este foro el consentir a gente así.
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/08
¿Ya ha acabado el ciclo de propaganda del programa del partido posttrotskista de no se dónde? ¿ya no tenemos que sufrir que es muy anticuado hoy por hoy el hablar de clases, como si eso importara al hablar de la URSS de hace 50 o más años, en que la existencia de las clases es indudable? ¿Ya nos dejan de loar al chachipirulesco capitalismo postindustrial que convierte la libertad del trabajador en fuerza productiva, no como esos sucios socialistas atrasados industrialistas, aunque de hecho lo que ocurre es que todas estas nuevas tecnologías sirven para convertir a trabajadores que hasta entonces controlaban su proceso productivo, en poco menos que robots humanos, intercambiables unos con otros, etc., tal y como describió Harry Bravermann en los 70, y aumenta desmesuradamente la esclavitud, la falta de libertad, extendiéndola a nuevas capas de trabajadores? Sí, por supuesto, los niñatos de clase media, los pequeño.burgueses, esos que tan poco les gusta que les llamemos así porque quieren hacerse pasar por la quintaesencia de las clases populares en vez de los soplagaitas que son, ven en las nueva tecnologías grandes oportunidades de servir al capital como capataces y medrar en su seno a costa de la clase obrera, a la que pretenden usar como carne de cañón mientras ellos son sus grandes líderes (de hecho todo muy en línea con la tradición trotskista, de la que los posttrotskistas tratan de ocultar sus orígenes). ¿Ya no nos van a tratar de convencer de que el socialismo no es el socialismo, sino que el socialismo fetén de verdad son los proyectos políticos utópico-fantásticos de los listillos de la pequeña burguesía, que llaman socialismo al capitalismo sin gran capital en el que los pequeño-burgueses son la nueva clase dirigente? ¡La misma historia de siempre! ¡Lo mismo que hacían por ejemplo los Bujarin, los ZInoviev, los Trotski en tiempos de la URSS, lo siguen haciendo ahora, y en representación de los mismos grupos sociales! Pro eso tratan de negar las clases sociales, etc., le dan tanta importancia al muy mal llamado «postindustrialismo» y sus supernovedosas novedades que no son sino que el capitalismo sigue funcionando esencialmente como siempre, pero en fin, quien renuncia a la dialéctica no puede ser sino anticientífico, de manera que se fija en el resultado como petrificado en cada instante, y no en el proceso y sus leyes. EN fin… es típico de la burguesía el acusar a sus víctimas de sus propios fallos y delitos, y así F. Lisi acusa a la izquierda de cinismo, cuando el cinismo es más que evidente en sus propias carnes, y no hay manera de saber por qué la izquierda que no ha renegado de sí misma es cínica -aunque sí lo es la que sí ha renegado- con lo que a la vez se hace convicto de hipócrita.. En cualquier caso, es satisfactorio el que no haya que distraerse con más parrafadas y pontificaciones doctrinarias en pos del último grito de la pequeña burguesía, que son exactamente iguales a las de hace cien años y acabarán e el mismo lugar, y podamos volver a retomar tan importante asunto. Me parece poco sano el que se admita a gente que lo que viene es a hacer propaganda de lo bueno que es su partido, de que votemos a Podemos que son los más preparados de toda la historia de España y no nosotros que somos una panda de ignorantes, o de lo que sea, y que le trae al fresco el tema de que se hable.
dedona
2014/08/06
Sr. Lisi, sigue pareciendome usted muy optimista en sus calificaciones de la izquierda realmente existente. El cinismo del que habla ciertamente está muy extendido, pero no creo que el que haya izquierdistas cínicos le preocupe, seguro que si fueran sinceros le preocuparían más.
Tadeo Puñoenrostro de Facha
2014/08/06
En realidad, a todos esos fervorosos creyentes en los lugares comunes (los dogmas de la ideología dominante en definitiva), los presenten o no como la más novedosa de las novedades, lo que les es aplicable es esta cita de Hegel: «Lo que es sabido, precisamente porque es sabido, no es conocido. En el proceso del conocimiento, la manera más común de engañarse a sí mismo y a los demás es presuponer algo como sabido y aceptado como tal».
Francisco Ciutat
2014/08/05
Dedona, yo creo que la denominación de estrato no es lo mismo que la de burocracia. De todas formas, los estratos indican capas sociales bastante estáticas, sin traumas ni movilidad social. Esa descripción encajaría más bien en la URSS de Breznev que en la de Stalin, donde no existía una burocracia como la que describe el autor del artículo.