Conceptos: Pseudoizquierdista. Base postmoderna. Post-neofascista / ASR 2016

Posted on 2021/07/26

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Julio de 2016. Un intento de conceptualizar lo que se observa

DEFINICIÓN:

Post-neofascista sobre una base postmoderna pseudoizquierdista: ERREJÓN

CONCEPTOS

Pseudoizquierdista.

El que dice ser o haber sido de izquierda, por haber militado en alguna organización o similar, rodeado de una estética y unas palabras de izquierda pero de las que en realidad nunca acabó de comprender su significado, de donde venían y porqué la gente luchaba por ellas. Al ver que con estas ideas no se avanza en la vida y no se consiguen grandes triunfos fácilmente el pseudoizquierdista acaba renegando de ellas, no buscando cómo hacerlas posibles, sino negándolas y adoptando poses más supuestamente modernas o inventándose ideologías nuevas que en el fondo no han inventado nada.

El pseudoizquierdista es el izquierdista de pega, que en el fondo ni llega siquiera a la condición de fanático descerebrado. Fue izquierdista por moda, y ahora, por cansancio y cálculo, ya no lo es, ahora le parece todo esto «viejuno». La pregunta es: ¿conocéis a alguien así?

Base postmoderna.

Es la ideologia dominante entre las masas en la actualidad y en algunos sectores del poder. Se llama post-moderna porque considera que las certezas, la racionalidad y el cartesianismo que dominaron la modernidad «eran muy peligrosas» —empiezas queriendo razonar y acabas montando una guillotina, o bolchevique perdido, nos aclaran— y que eso de que puede haber respuestas claras a problemas concretos es falso. En realidad la postmodernidad nos viene a decir que todo da igual, que no hay blanco o negro, sino que todo depende de cómo nos va en la fiesta.

Los valores postmodernos son líquidos, cambiantes, capaces de cambiar de un segundo al otro, legitiman el individualismo más atroz y juzgan si algo es bueno o malo según lo que saques de beneficio. El postmoderno considera que eso de la izquierda está superado, es aburrido y lleno de tías feas y de pesados que dan la brasa.

El postmoderno en precario, que es el postmoderno hijo de obrero asalariado y no tiene capital heredado ninguno, cree que su padre es un fracasado y le echa la culpa de sus males a los sindicatos, los partidos, los corruptos y a «todos», porque «todos son iguales».

El postmoderno pijo, con capital familiar, es postmoderno hasta que su familia y contactos le coloca en alguna parte, y entonces pasa de postmoderno a neoliberal ya directamente.

Post-neofascista.

El post-neofascista es una especie típicamente postmoderna. No tiene porque haber sido fascista propiamente, sino que incluso puede proceder de cualquier tribu pseudoizquierdista de esas que el sr. Soros&Cia adora. Lo que le caracteriza es que como su discurso postmoderno está pensado para dirigirse a las masas en precario y frustradas por la dificultad de obtener un nivel de consumo como el que les había prometido el sistema si eran buenos, su discurso ha de tener un cierto tono social y «moderno». Y claro, para eso el fascismo es perfecto: la palabra modernismo la convirtió un fascista en una seña de identidad del movimiento (Marinetti) y la palabra social queda muy bien con la obra, de la Iglesia, de la Fundación La Caixa y hasta en caso de necesidad de la Brigada (Politico) (Social).

El toque social fascista viene de criticar al 1% de plutócratas simultáneamente con la crítica a los sindicatos de clase, pero no por haber dejado de ser de clase, sino por ser sindicatos. Si criticas a los banqueros, pero sin citar a ninguno, pero aceptando que te paguen los Curso de El Escorial, y diciendo que Patricia (Botín) es tu amiga, (como la poli que decía el 15m), al tiempo que desprecias profundamente como «viejunos» al movimiento obrero, pues estas empezando a ser ya un poco post-neofascista.

El neofascista se llama neo porque en los países donde perdieron la guerra se tuviero que disfrazar. En España no hay neofascistas, hay postneofascistas, es decir, que defienden que ya no hay izquierdas y derechas, que la patria y el pueblo nada tienen que ver con la República, que los politicos son casta, que los rojos en general y en concreto son unos atrasados, y que, en realidad, ya no es necesario hacerse fascista directamente porque como la izquierda está hecha trizas y el sistema goza de buena salud y no está en peligro, les basta con el post-neofascismo, que acaba convirtiendo en estiércol los valores de la izquierda y en ganado a los precarios que odian ser considerados obreros asalariados. El post-neofascista suele ser un ideólogo, alguien que sabe poner en palabras lo que hace falta para estupidizar a las masas y llevarles al matadero con ilusión.

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