The conversation / Clasifiquemos al nuevo coronavirus como pandemia o no, el tema va en serio. No hay que quitarle importancia. En menos de dos meses se ha extendido por varios continentes, pero al virus le da igual cómo lo llamemos. Una pandemia implica una trasmisión sostenida, eficaz y continua de la enfermedad de forma simultánea en más de tres regiones geográficas distintas. Quizá ya estemos en esa fase, pero eso no es sinónimo de muerte, pues el término no hace referencia a la letalidad del patógeno sino a su transmisibilidad y extensión geográfica.
Lo que sin duda sí hay es una pandemia de miedo. Por primera vez en la historia estamos viviendo una epidemia a tiempo real: todos los medios de comunicación, varias veces al día, todos los días, en todo el planeta, hablan del coronavirus. Seguimos el goteo de cada uno de los casos en directo. ¡Incluso ha sido noticia de portada que el virus en Brasil ha mutado tres veces!
Insisto: el tema es serio, pero una de las primeras víctimas del coronavirus en España ha sido el Ibex35. Hay que informar de lo que está ocurriendo, pero también necesitamos buenas noticias. He aquí diez de ellas.
1. Sabemos quién es
Los primeros casos de sida se describieron en junio de 1981 y se tardó más de dos años en identificar al virus causante de la enfermedad. Los primeros casos de neumonía severa se notificaron en China el 31 de diciembre de 2019 y para el día 7 de enero ya se había identificado el virus.
El genoma estuvo disponible el día 10. Ya sabemos que se trata de un nuevo coronavirus del grupo 2B, de la misma familia que el SARS, por lo que le hemos denominado SARSCoV2. La enfermedad se llama COVID19.
Está emparentado con coronavirus de murciélagos. Los análisis genéticos confirman que tiene un origen natural reciente (entre finales de noviembre y principios de diciembre) y que, aunque los virus viven mutando, su frecuencia de mutación no es muy alta.

2. Sabemos cómo detectarlo
Desde el 13 de enero está disponible para todo el mundo un ensayo de RT-PCR para detectar el virus.
En los últimos meses se han perfeccionado este tipo de pruebas y evaluado su sensibilidad y especificidad.
3. En China la situación está mejorando
Las fuertes medidas de control y aislamiento impuestas por China están dando sus frutos. Desde hace ya varias semanas, el número de casos diagnosticados disminuye cada día.
En otros países se está haciendo un seguimiento epidemiológico muy detallado. Los focos son muy concretos, lo que puede permitir controlarlos con mayor facilidad. Por ejemplo, en Corea del Sur y Singapur.
4. El 80 % de los casos son leves
La enfermedad no causa síntomas o son leves en un 81 % de los casos. En el 14 % restante puede causar neumonía grave y en un 5 % puede llegar a ser crítica o incluso mortal.
5. La gente se cura
Los únicos datos que a veces se muestran en los medios de comunicación son el aumento del número de casos confirmados y el número de fallecimientos, pero la mayoría de la gente infectada se cura. Hay 13 veces más pacientes curados que fallecidos, y la proporción va en aumento.

6. No afecta (casi) a los menores de edad
Solo el 3 % de los casos ocurre en menores de 20 años, y la mortalidad en menores de 40 años es solo del 0,2 %. En menores los síntomas son tan leves que puede pasar desapercibido.
7. El virus se inactiva fácilmente
El virus puede ser inactivado de las superficies de forma eficaz con una solución de etanol (alcohol al 62-71 %), peróxido de hidrógeno (agua oxigenada al 0,5 %) o hipoclorito sódico (lejía al 0,1 %), en solo un minuto.
El lavado de manos frecuente con agua y jabón es la manera más eficaz de evitar el contagio.
8. Ya hay más de 150 artículos científicos
Es el momento de la ciencia y la cooperación. En poco más de un mes ya se pueden consultar 164 artículos en PubMed sobre COVID19 o SARSCov2, además de otros tantos disponibles en los repositorios de artículos todavía no revisados por pares (pre-prints). Son trabajos preliminares sobre vacunas, tratamientos, epidemiología, genética y filogenia, diagnóstico y aspectos clínicos.
Estos artículos están elaborados por cerca de 700 autores repartidos por todo el plantea. Es ciencia en común, compartida y en abierto. En 2003, cuando ocurrió lo del SARS, se tardó más de un año en obtener menos de la mitad de artículos.
Además, la mayoría de las revistas científicas han dejado en abierto sus fondos sobre los coronavirus.
9. Ya hay prototipos de vacunas
Nuestra capacidad de diseñar nuevas vacunas es espectacular. Ya hay más de ocho proyectos contra el nuevo coronavirus. Hay grupos que trabajan en proyectos de vacunas contra otros virus similares y ahora tratan de cambiar de virus.
Lo que puede alargar su desarrollo son todas las pruebas necesarias de toxicidad, efectos secundarios, seguridad, inmunogenicidad y eficacia en la protección. Por eso, se habla de varios meses u años, pero algunos prototipos ya están en marcha.
Por ejemplo, la vacuna mRNA-1273 de la empresa Moderna consiste en un fragmento de RNA mensajero que codifica para una proteína derivada de glicoproteína S de la superficie del coronavirus. Esta compañía tiene prototipos similares para otros virus.
Inovio Pharmaceuticals ha anunciado una vacuna sintética ADN para el nuevo coronavirus, INO-4800, basada también en el gen S de la superficie del virus. Por su parte, Sanofi, va a emplear su plataforma de expresión en baculovirus recombinantes para producir grandes cantidades del antígeno de superficie del nuevo coronavirus.
El grupo de vacunas de la Universidad de Queensland, en Australia, ha anunciado que ya está trabajando en un prototipo empleado la técnica denominada molecular clamp, una novedosa tecnología que consiste en crear moléculas quiméricas capaces de mantener la estructura tridimensional original del antígeno viral. Esto permite producir vacunas empleado el genoma del virus en un tiempo récord.
Novavax es otra empresa biotecnológica que ha anunciado su trabajo con el coronavirus. Posee una tecnología para producir proteínas recombinantes que se ensamblan en nanopartículas y que, con un adyuvante propio, son potentes inmunógenos.
En España es el grupo de Luis Enjuanes e Isabel Sola del CNB-CSIC quienes están trabajando en vacunas contra los coronavirus desde hace años.
Algunos de estos prototipos pronto se ensayarán en humanos.
10. Hay más de 80 ensayos clínicos con antivirales en curso
Las vacunas son preventivas. Más importante aún son los posibles tratamientos de las personas que ya están enfermas. Ya hay más de 80 ensayos clínicos para analizar tratamientos contra el coronavirus. Se trata de antivirales que se han empleado para otras infecciones, que ya están aprobados y que sabemos que son seguros.
Uno de los que ya se ha ensayado en humanos es el remdesivir, un antiviral de amplio espectro, todavía en estudio, que ha sido ensayado contra el ebola y el SARS/MERS. Es un análogo de la adenosina que se incorpora en la cadena de ARN viral e inhibe su replicación.
Otro candidato es la cloroquina, un antimalárico que también tiene una potente actividad antiviral. Se sabe que bloquea la infección aumentando el pH del endosoma que se necesita para la fusión del virus con la célula, lo que inhibe su entrada. Se ha comprobado que este compuesto bloquea al nuevo coronavirus in vitro y ya se está empleando en pacientes a los que el virus ha causado neumonía.
Lopinavir y Ritonavir son dos inhibidores de las proteasas empleados como terapia antirretroviral que inhiben la maduración final del virus del sida. Como se ha comprobado que la proteasa del SARSCov2 es similar a la del VIH, ya se ha ensayado esta combinación en enfermos por el coronavirus.
Otros ensayos propuestos se basan en el uso del oseltamivir (un inhibidor de la neuraminidasa empleado contra el virus de la gripe), interferón-1b (proteína con función antiviral), antisueros de personas ya recuperadas y anticuerpos monoclonales para neutralizar el virus. Incluso se han sugerido nuevas terapias con sustancias inhibidoras, como la baricitinibina, seleccionadas mediante inteligencia artificial.
La pandemia de gripe de 1918 causó más de 25 millones de muertos en menos de 25 semanas. ¿Podría volver a ocurrir algo similar hoy en día? Como vemos, muy probablemente no. Nunca hemos estado mejor preparados para combatir una pandemia.
Divagaciones en el Cinosargo
2020/03/14
Qué duda cabe que el gran capital tratará, ha tratado ya de hecho, de aprovehar la emergencia par acumplir su agenda de «reformas» sociales, que en mi opinión van rumbo a llevarnos a un capitalismo de producción de masas, sí, coo el de ahora (no va a volver el siglo XIX por mucho que se diga) pero con las masas a nivel de subsistencia, que en mi opinión es en la línea en la que van también propuestas como lo de la reta basica. Asi como la sustitución -no como paso hacia una nueva etapa que elevaba la situación cualitativa y la restablecía en tñerminos cuantitatoivos respecto a la importancia relativa del capital y el trabajo. sino ya en términos cuantitativos absolutos- del trabajo por capital, lo de la robotización, que. sin caer en algunas excentricidades en plan sci-fi que se ven por ahí y que sin embargo identifican la tendencia, a mí me parece una consecuencia obvia de hecho de la ley descrita por Marx de la tendencia a disminuir de la tasa de ganancia, la cual se debe al aumento de la composición orgánica del capital, que es como llamaba Marx a la proporción entre el capital constante y el variable, o sea, entre el capital y el trabajo.
Sin embargo, ¿qué nos muestra todo esto? Es evidente que toda la digamos contrareforma eoliberal ha llevado a la sociedad a una situación de extrema fragilidad, con todos los subsistemas, la producciçón, el sanitario, etc., llevados a estar cogidos con alfileres, a estar diseñados para funcionar cuando las cosas no se salen de los márgenes de la normalidad, y con ello dejando a la sociedad desarmada frente a estas situaciones que impepinablemente se producen y se van a seguir produciendo (y ahora a una escala global, basta ver el tema de la crisis climática o ambiental en general y por supuesto esta pandemia). Tiodo porque esa es la forma más «eficiente» desde el punto de vista de la empresa, es decir, desde el punto de vista del proceso de acumulación centrado en las unidades de producción, las empresas, en vez de centrada en el conjunto productivo (que esa es la diferencia esencial entre capitalismo y socialismo, el salto de las «células» interactuando anárquicamente cada una por su lado y según la ley del más fuerte, frente a la acumulación coordinada y cooperatova cuyto sujeto es el conjunto del sistema poductivop). Esta pandemia marca la necesidad y ha de elevar a la conciencia la urgencia perentoria de romper con este orden de cosas, prque vamos, más claro no puede proclamarlo la realidad. Vemos las quejas de impreparación a causa de lo que se ha venido haciendo desde la sanidad, incluso el ejércioto, cóo está organizada la producción y las cadenas de suministros bajo la doctrina just-intime cuya esencia es esa: dejarlo todo en esqueleto para maximizar la «eficiencia» económica desde el punto de vista de la acumulación de caìtal centrada en las unidades productivas aisaldas.
La sociedad ya no puede ni siquiera funcionar, no puede tener la más mínima seguridad frente a estos incidentes como la pesente pandemia (que no son nmuevos, pero nunca han causado esta disrupción, porque el mundo, siendo mucho peor y más penoso, estaba adaptado a su nivel a tratar con ellas sin «descojonciarse») y no puede afrontar los grandes y urgentes retos como la crisis sclimática, con este orden de cosas. Estamos llegando o hemos llegado ya a un punto de inflexión, en que hay que tomar decisiones.
Esto significa que incluso este tema de la pandemia. el cómo y hasta dónde hay que llegar para hacerle frente, marcan el conflicto entre el viejo orden de cosas y el nuevo mundo que ha de nacer o que está ya naciendo en forma de lo que es necesario hacer, y por tanto el conflicto entre el gran capital y las diversas clases trabajadoras.
Ahora me es muy difícil pensar y tener claridad, más que nada por la urgencia de la situación que hace que centres tus energías en ello. NI entiendo muy bien lo que está pasando… ni muy bien ni muy mal diría yo, me da vueltas la cabeza entre otrs cosas porque la situación cambia de un momento a otro.. Pero pienso que claramente va a haber un antes y un después de esta pandemia, que puede llevar las cosas hacia un lado o hacia el otro de la balanza en que hopy se está pesando el mundo, hacia un lado o el otro del punto de inflexión. Que va a haber mucho que pensar y que hacer, mucho que decidir, y que hay intereses de clase confontados frente a ello, los cuales encarnan como una especie de avatares por un lado la situación actual, el actual estado de cosas y mecanismos de funcionamiento social, y por otro lo que es necesario hacer para hacer frente a los retos planteados a la humanidad, frente a lo cual lo anterior se alza como obstáculo. Pese a todo, en medio de la acción común y no vacilar en un momento de urgencia (que a pesar de ese riesgo de llevarnos a un comportamiento borreguil por otro solidifacrá el sentimiento de colectividad, de solidaridad, el sentido cívico y la necesidad de actuar como comunidad), habría que no perder de vosta todo esto, aunque desde luego supera mis fuerzas, poco podré contribuir a ello.
Divagaciones en el Cinosargo
2020/03/14
Desde luego esto de la pandemia hace que surjan multitud de preguntas.
Está claro que hay que diferenciar los efectos de la enfermedad a nivel individual, y los efectos a nivel colectivo. Otra diferenciación es entre lo biológico y lo social, que no es la misma separación que la anteior, pues el individuo no se puede separar de lo social. Má bien me refiero auí en la diferenciación que hacen los dialécticos frente a los reduccionistas (obviamente vemos hoy que la posición educcionista no tiene mucha correspondencia con la realidad).
Estaba recordando cosas de mi infancia. Recuierdo que, siendo joven, se decía a menudo un dicho: «esto es como el sarampión, hay que pasarlo una vez en la vida». HOy ya no es así. NO recuerdo cuándo empezó lo de la vacuna del sarampión, pues fue algo que a mí ni me tocó. En mi infancia, y que recuerde en mi junventud, el sarampión era algo que se pasaba en la infancia y ya te quedabas inmunizada para siempre. Había gente que no la pasaba, y se decía que estaban en contínuo peligro, que no se acercaran a los niños, etc., porque si les contagiaba el sarampión un niño a unn adulto no inmunizado, se podía morir. Por lo que estamos viendo hoy con las que organizan los chiflados de los antivacunas, la mortalidad infantil debía tambiñen ser elevada. Por lo que se ha estado diciendo a raíz de esto, el sarampión es por lo visto una enfermedad ultracontagiosa y mortífera. Esto del sarampión sería un ejemplo.
Da la imresión de que hemos pasado de una sociedad que está acostumbrada a convivir con la enfermedad y con las epidemias (desde luego a un alto y terrible coste humano, coste cuyo resultado era que la sociedad era relativamente inmune) a uno que ha excluido (reltivamente hablando) la enfermedad, en que es un acontecimiento extraño, y en que las epidemias se cortan cuando aún son un brote, en especial a ocurrir en el tercer mundo (pues epidemias como el dengue, el zica etc, de hace cuatro días, no parecen haber tenido ninguna incidencia en el fundionamiento de la sociedad).
Es un cambio en cierto modo parecido al que en mi opinión ha ocurrido con la muerte. Hace, digaos, cien años, un trabajador podía esperar vivir poco más de cincuenta años. Por otro lado, la muerte de los niños era de lo más frecuente. La sociedad estaba acostumbrada y adapatada a convivir con la muerte como algo cotidiano. Que la mortalidad infantil fuera tan elevada, implicaba que no tuviera mucho sentido «invertir» demasiado en los niños pequeños. Hoy es muy diferente. La muerte de un niño se considera la peor de las catástrofes, algo que la gente no se explica, La muerte es algo lejano o alejado de la vida cotidiana. Esto en mi opinión tiene sus influencias ideológicas. Así pr ejemplo, antes la gente estaba dispuesta a ir a la guerra con suma facilidad e incluso alegría -pensemos que el inicio de la primera guerra mundial en algunos países y sectores sociales da la sensación de que hasta se celebró con júbilo-. Hoy, en Europa, la gente parece muy dispuesta a llevar la guerra a lejanas tierras si lo requiere su «interés económico», pero espanta la idea de la guerra aquí. Incluso esas intervenciones imperialistas en el extranjero, tienen que ser con pocas -ridículamente pocas- bajas propias para que la sociedad las acepte.
Son cambios que pasan desapercibidos, pero a mí me parecen importantes.
Este cambio social con respecto a la enfermedad y las epidemias me parece a mí que resalta el carácter del capitalismo como sociedad que es una etapa de transición. En cierto modo, todas las sociedades son de ransición, pero el capitalismo lo es en un sentido más propio, ya que no alcanza en sí mismo la culminación de sus propias tendencias, pro así decir, cosa que no ocurre en, por ejemplo, las sociedades medievales. Este carácter de transición se ve muy claro en lo que ocurre con respecto al carácter del desarrollo de las fuerzas productivas. EN todas las sociedades anteriores al capitalismo desde el Neolítico, esta expansión era básicamente de carácter extensivo: una sociedad ampliaba sus fuerzas productivas sobre todo conquistando nuevas tierras, nuevos recurssos, integrando o esclavizando pueblos conquistados, etc. EL desarrollo intensivo, aumentando la productividad del trabajo, el desarrollo técnico, era algo lentísimo, innapreciable, y que en esencia no afectaba a nada salvo, quizás, cuando llegaba un punto en que el lento cambio cuantitativo creaba la ecesida de un cambio cualitativo y por tanto un cambio del orden social. Con el capitalismo las cosas cambian, pero a medias. Por un lado, el desarrollo de las fuerzas productivas pasa a ser fundamentalmente de tipo intensivo, no extensivo. Pero por otro, el hecho de que el proceso de acumulación -el crecimiento económico en definitiva- tenga por sujeto los capitales individuales, lleva a que sea imprescindible la expansión extensiva, la amp,lación de mercados, el crecimiento de la población, etc. Este estado intermedio, en que la sociedad ha pasado con un pie a basarse en el desarrollo intensivo, pero aún tiene el otro en el desarrollo fundamentado en lo extensivo, es en definitiva a lo que da lugar a la crisis ambiental y su faceta más dramática y urgente en estos momentos: la crisis climática. Como decía creo que ayer, el terminar de dar el paso hacia el desarrollo fundamentado solo en lo intesivo (lo que no implica desechar lo extensivo, pero ahora conforme a las posibilidades y necesidades, que se puede elegir, y no como algo imperioso y fundamental) stá basado en pasar de la acumulación con la unidad individual de capital como sujeto, a la acumulaciçon o crecimiento económtico con el conjunto productivo social, el sistema en su conjunto y no una de sus partes, como sujeto. Eso es lo que caracteriza en mi opinión el socialismo, y por eso esa gente que dice que en la URSS no había socialismo porque no sé qué de revisionismo, no es verdad ora cuestion es la de las clases que tuvueran el mando político, etc., pero desde luego eso era socialismo).
Bueno, que me desvío. A lo que iba es que esta epidemia pone de manifiesto el caracter intermedio de la soceidad en que estamos. Porque por un lado se da ese cambio, ese desarrollo a una sociedad que puede permitirse el excluir la enfermedad como cotidiano, las epidemias como algo que no afecta al funcionamiento social pagando un terrible coste por las personas individuales. Pero por otro… precisamente debido a que el sujeto de la acumulación son las unidades individuales de capital, lo que lleva a la subordinaci´n del interes general al de que las empresas vayan bien, y con ello en un contexto de disminución progresiva de la tasa de ganancia como tendencia a la que hay que sobreponerse para no detener ese proceso de acumulación, lleva en la coyuntura historica concreta en que estamos, a esta sociedad capitalista particular en la que estamos, la digamos «neoliberal», que ha demantelado precisamente todos os mecanismos sociales de resiliencia, en lo sanitario, en lo económico… en todo, a fin de dejar por un lado todas las vías posibles a la inversión privada y por otro restar la menor parte de pusvalía posible a la acumulación privada sea via impuestos o como sea, es decir: las dos facetas de la acumulación privada. Además, esa necesidad de expansión extensiva permanentenos ha hecho una socieda especialmente frágil frente a la enfermedad y la epidemia, pues es una sociedad de tintes malthusianos en muchos aspectos, en concreto grandes hacinaciones de población absolutas y relativas, por todas partes altas densidades de población, con lo que el riesgo epide´mico se dispara. A la vez, paralelamente a que la naturaleza a quedado reducida a su mínima expresión, amenazándonos ya con ese simple hecho, se entra en contacto frecuente con ecosistemas y patógenos con los que el ser humano no había tenido contacto previo y con otros con los que el contacto era escasísimo y aislado.
La nueva situación, esa sociedad en que la enfermedad deja de ser algo fatalmente aceptado y que ya no tiene necesidad de pagar un altísimo coste humano por los individuos para que la sociedad no se vea afectada en su funcionamiento por las epidemias, se encuentra con que el desarrollo del capitalismo va en el sentido opuesto, y requiere todo lo contrario a lo que se está haciendo. EN el nivel más profundo, el pasar a la forma de acumulación de fundamento puramente intensiva, y por otro lado, el que ese sujeto sea el conjunto social de manera que se produzca según el interés del conjunto y no según el interés de las unidades individuales de producción, de manera que se pueda tener unidades ineficientes a costa del excedente de las más eficientes cuando socialmente así interese. Y. además, sin esa necesidad imperiosa de la acumulación capitalistas de vencer la tendencia al decrecimiento de la tasa de ganancia (por usar la ley de Marx, que creo que resume eficazmente muchos aspectos clave) que ha llevado a dejarnos en esqueleto, con todo cogido con alfileres, y desarmados frente atodo acontecimiento que se salga de la marcha normal de los asuntos.
Todo esto, dicho provisionalmente y a vuelapluma y sin ningún ánimo de certeza. Simplemente, por pensar en voz alta en medio de la cuarentena. Porque, como decía, está más eu claro que esta pandemia marca un antes y un despues, va a sacar a flote a la conciencia social muchas cosas puesto que está dejando desnudos a muchos emperadores, y habrá que tomar decisione,s con lo que hay que tratar de pensar en todo lo que está pasando.
Divagaciones en el Cinosargo
2020/03/15
Me ha parecido interesante este video de Santaolalla:
Divagaciones en el Cinosargo
2020/03/15
Es que, cuando lo pienso friamente, más asombroso me parece todo esto, Porque comparando el presente con el pasado de hace tan solo unas d´ñecadas, el que conocimos en nuestra infancia juventud, o mejor dicho el pasado como fue hasta hace tan solo unas décadas que los de cierta edad, sin ser los de más edad, conocimos, es completamente diferente, en la lína de loq ue señalaba antes. Porque tanto como enfermedad como en tanto que epidemia esto es una caquita en comparación con las cosas de entonces. Pero lo ocurrido es radicalmente diferente. Entonces ocurría un terrible daño a las personas, un gran número de enfermos y de muertos, pero la sociedad quedaba incólume. Es que me vuelve a la memoria lo del sarampión, que es que se consideraba leve, o yo lo recuerdo así, pese a que es mortífera y contagiosísima en comparación con el coronavirus y muchas otras enfermedades). Y ahora, tenemos la situación en principio inversa, solo que en especial debido a los recortes y pivatizaciones neoliberales, el coste social ha sido muy duro (y de nuevo porque se ha salido del tercer mundo y ha tocado a los países centrales del capitalismo, si no, hubiera pasado como con el dengue, el zica, el ébola y las no sé cuántas pandemias y grandes epidemias locales recientes, que no han tenido incidencia).
Hay que separar objeto (la enfermedad) y sujeto (la sociedad) aunque no es la única posible, y la unidad ebtre esos dos polos se alcanza a través de la pandemia o su evitación. Así podemos ver por un lado una enfermedad de por sí leve o grave, y una sociedad con unos medios o no para atacarla, y el resultado será uno a otro,. Como esquema inicial al menos.
Porque ya vemos que el problema es,por lo que ahora nos dicen, la saturación del sistema sanitario y no la enfermedad en sí. Bueno, lo de que la enfermedad en sí no es grave se ha dicho siempre, no es nuevo de ahora. Esto nos señala a que este caos se debe, en gran medida y en primer llugar, a una sociedad impreparada.
Está claro que estamos viendo una situación nueva, nunca antes vista.
Divagaciones en el Cinosargo
2020/03/15
También está claro que lo que cuenta es si se perturba una situación estable y no el número de enfermos y de muertos en sí. Basta pensar en lo que ocurre con la malaria cada año:
https://www.who.int/malaria/media/world-malaria-report-2018/es/
y no afecta a nada. Es como lo que comentaba antes, que es importante si la sociedad afectada por la epidemia es una de las centrales del capitalismo o una del tercer mundo.
Pensándolo así, podemos comprender quizás mejor la diferencia entre la sociedad de hasta hace unas décadas con respecto a enfermedades y epidemias mucho más graves y que no afectaban apenas a la sociedad, y esta más leve pero que ha sembrado el caos.
Divagaciones en el Cinosargo
2020/03/15
NO sé yo si más que el coronavirus, no será de preocuparse el que, en pleno invierno, haga temoeraturas que parece verano. Bueno, si es verdad que el coronavirus la palma con el calor, tiene los días contados. Es que comparo con cómo eeran los inviernos hace, no sé, hasta 30 o 40 años, y para que vengan los majaras de VOX a negar que es verdad… ¡si te morías de fç´rio, te dolía la cara y las manos en la calle! Y algún día de más o menos calor sí que había, pero era cosa aislada, algún fin de semana y basta. Tamben era tiempo de anticiclone,s era muy raro que lloviera, las lluvias eran en otoño y en primavera, y este invierno ha habido bastantes lluvias, en comparación con lo normal.
Me acuerdo ahora de haber leído cosas que vinculaban el cambio climático al aumento en la probabilidad en las epidemias. De hecho, en los últimos años es que no ha habido más que epidemias en el mundo, pero creo que ha sido porque ahora hay mayor recuento y control por l¡parte de la OMS y demás, y más preocupàción, porque como decía, aunque hace unas ddécadas el coste humano de las epidemias y enfermiedades «asentadas» en el estdo normal de la sociedad fuera mayor, era algo que la gente daba por hecho y o preocupaba mucho, como lo del sarampión. Aunque recuerdo que la polio sí que preocupaba, aunque en mi infancia se estaba acabando con ello a base de vacunas, pero por todos lados te encontrabas con gente que iba con el hierrio en la pierna y demás. Hoy todo eso ha desaparecido. De hecho gente de esta debería estar viva aún hoy, porque eran niños companeros de clase, aunque también recuerdo al padre de un vecino que iba con el la estructura metálica esta en la pierna para poder andar, por la polio. Ya ves, y ahora vienen los pirados de los antivacunas que quieren que la cosa vuelva, eso no es de estar pirado y ser gilipollas, es de ser un cabrón y un malnacido.
na, el calor, que no me deja dormir, en pleno invierno… Mosquea, pueden decir los chiflados de VOX