Coronel del Ejército de Tierra y Diplomado de Estado Mayor, actualmente en situación de reserva, Pedro Baños Bajo, uno de los más destacados especialistas españoles en geopolítica, acumula una larga experiencia militar en ámbitos y lugares muy diversos. Como Teniente y Capitán ejerció el mando en las guarniciones de Burgos, Bilbao, Almería y Toledo. Entre 2002 y 2005 fue Jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de Ejército Europeo (Estrasburgo) y hasta 2010 enseñó Estrategia y Relaciones Internacionales en la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas. Ese mismo año fue destinado a la División de Asuntos Estratégicos y Seguridad, de la Secretaría General de Política de Defensa, como Jefe del Área de Análisis Geopolítico.
Colaborador en la sede del Parlamento Europeo de Bruselas como asesor militar, Pedro Baños ha realizado numerosos cursos, civiles y militares, en España, y en otros países como Alemania, Francia, Estados Unidos, Bélgica, Turquía, Reino Unido, Israel o China.
Conferenciante habitual en temas de estrategia, geopolítica, inteligencia, terrorismo, Defensa y Seguridad, el coronel Pedro Baños, que también ha participado en tres misiones en Bosnia-Herzegovina (UNPROFOR, SFOR y EUFOR), repasa en esta entrevista exclusiva concedida a La Tribuna del País Vasco los orígenes del autodenominado Estado Islámico (EI), las repercusiones internacionales de las guerras que se libran en Irak y Siria y, sobre todo, el papel que debe desempeñar Occidente ante lo que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha definido como “la gran amenaza del yihadismo global”.
¿En qué contexto surge el autodenominado Estado Islámico (EI)?
Hay que indagar con detenimiento en el pasado inmediato de Irak y Siria para entender los orígenes del Estado Islámico y, para ello, tendríamos que empezar por comprender lo que sucede con la invasión de Irak por parte de Estados Unidos en el año 2003.
Ese año, cuando Estados Unidos entra en Irak, se pone en marcha un proceso que descompone por completo la estructura burocrática del partido Baaz de Sadam Hussein, dominada hasta entonces por los sunitas. Debemos tener en cuenta que Irak como país surgió en 1932 como un estado artificial creado por los británicos que unieron a tres etnias que históricamente habían estado enfrentadas entre sí: los chiitas en el sur, los kurdos en el norte y los sunitas en el centro, en Bagdad, y en la parte occidental del territorio.
Los sunitas dominaban Irak alrededor de Sadam Hussein cuando el ejército norteamericano llegó en 2003 y les expulsó de todas las instituciones del país. Los suníes son obligados a abandonar las estructuras civiles, las fuerzas militares, los servicios de inteligencia y los órganos policiales con lo que miles de personas se marchan a la calle, sin control, con muchísima información, con dinero y con todas las armas que tenían en su vida profesional.
Y todo esto provoca una grave inestabilidad…
En ese momento se alumbra una situación que, por un lado, presenta a todas las fuerzas de Irak empeñadas en expulsar a los americanos del país, ya que consideran que éstos son una fuerza invasora. Y, por otra parte, estalla una guerra civil sectaria y brutal -que alcanza su mayor nivel de expansión entre los años 2006 y 2007- entre los sunitas que habían sido expulsados del poder iraquí y los chiitas que, junto con los kurdos, en menor medida, se hacen con el control de las instituciones de Irak tras la entrada de los norteamericanos en Bagdad.
Estados Unidos diseña el Gobierno de Nuri al-Maliki que, además, a modo de venganza, comienza a cometer muchísimas tropelías contra los suníes que habían estado en el poder en los tiempos de Sadam Hussein. Bajo el mandato de Al-Maliki, a los sunitas se les encarcela sin juicio previo, se les margina de la vida política y social, y no se respeta ninguno de sus derechos más elementales.
Mientras tanto, ¿qué ocurría en Siria?
Mientras todo esto ocurría en Irak, en Siria estaba vigente el gobierno autoritario de Bashar al-Asad, que éste, a su vez, había heredado de su padre. Siria era, en esos momentos, un país laico y tremendamente tolerante desde el punto de vista religioso que vivía en un escenario de estabilidad y en el que convivían múltiples y diferentes creencias (yazidíes, drusos, cristianos o kurdos, entre otras) que estaban prohibidas en otros países de Oriente Medio o del Golfo.
Dicho esto, hay que tener en cuenta que desde un punto de vista interno, una parte de la sociedad siria consideraba que el socialismo que preconizaba Bashar al-Asad no era lo suficientemente expansivo para las clases más desfavorecidas. Este descontento había propiciado, todavía de una forma muy latente, cierta convulsión social, que se vio incrementada porque coincidió en el tiempo con un periodo de grave sequía.
¿Cómo influyó en esta región el estallido de lo que se conoció como “Primavera Árabe”, en Túnez, en 2011?
En mi opinión, lo que ocurrió en Túnez en el año 2011 no tenía detrás motivaciones ideológicas o políticas, sino solamente unas reivindicaciones sociales y económicas. Por el contrario, lo que comenzará a suceder en Siria apenas unos meses después de las primeras revueltas en Túnez, de ninguna manera es algo espontáneo: se trata de un proceso absolutamente dirigido, manipulado e instrumentalizado desde el exterior.
¿Por qué? Porque, desde el punto de vista de Estados Unidos, Bashar al-Asad se había convertido en el máximo responsable de un país paria, de un país irresponsable que, según el Departamento de Estado, apoyaba el terrorismo, que intervenía en Líbano, que amenazaba a Israel y que apoyaba a organizaciones terroristas como Hezbolá. Además, el partido Baaz de Bashar al-Asad defendía un socialismo muy particular, marcadamente anticapitalista, panarabista y, por supuesto, enfrentado con las monarquías del Golfo, no solamente porque éstas sean sunitas sino, sobre todo, porque son rigoristas. Hay que tener en cuenta que Bashar al-Asad y su grupo étnico son alauitas (rama chiita) que están enfrentados históricamente con los sunitas.
Es importante entender que si todos los conflictos con poliédricos y en ellos intervienen multitud de factores diferentes, el exponente máximo de esta complejidad es lo que está ocurriendo en Siria, donde se está produciendo, al mismo tiempo, un enfrentamiento religioso y un enfrentamiento geopolítico regional y mundial. No podemos olvidar que, en este contexto, Rusia, y en menor medida China, después de lo ocurrido en Libia y Egipto, trataron de poner freno a lo que consideraban un excesivo intervencionismo de Estados Unidos en la zona. En estos momentos, la única base militar que tiene Rusia en el exterior de su territorio se encuentra en el Puerto de Tartús, en Siria.
Nacimiento del autodenominado Estado Islámico (EI)
“Recordemos que, en Irak, tras la invasión norteamericana de 2003, los sunitas se encontraban en lucha contra el Ejército de Estados Unidos a través de acciones terroristas, y también se encontraban enfrentados a los chiitas de Nuri al-Maliki, que les había reprimido y expulsado de los órganos de poder. Fundamentalmente, estos sunitas habían pertenecido a la policía, al Ejército o a algunos de los nueve servicios de inteligencia que tenía Sadam Husein, y además disponían de armas, estaban muy bien preparados militarmente y, en su mayor parte, poseían una amplia experiencia de combate en Afganistán. Los sunitas más combativos y más peligrosos para el régimen chiíta de Nuri al-Maliki habían sido encerrados arbitrariamente en múltiples prisiones iraquíes”…
Permítame que le interrumpa. ¿Puede decirse, entonces, que todo comenzó en Afganistán?
Ciertamente, todos estos lodos vienen, estrictamente, de los polvos iniciales que se expandieron por Afganistán.
En los primeros años ochenta del pasado siglo XX, la CIA norteamericana, el MI6 del Reino Unido y el ISI -el más grandes de los tres servicios secretos paquistaníes- crearon, con el objetivo de expulsar a los soviéticos de este país, un grupo de extremistas y de fundamentalistas islámicos que consigue en muy pocos meses reunir a 50.000 combatientes de más de medio centenar de países. Así nace Al Qaeda, y no los talibán como, en ocasiones, se cree erróneamente.
El movimiento talibán surge en Afganistán, bajo el llamamiento del propio pueblo afgano, con el objetivo de expulsar a los muyahidines de Al Qaeda que, a su vez, habían conseguido expulsar a los soviéticos. Los talibán eran los estudiantes puros del Corán que se hallaban en la frontera entre Pakistán y Afganistán, y que fueron llamados por los afganos para poner orden en el desorden, el caos y la violencia impuesta por los muyahidines después de hacerse con el control del país.
Pues bien, cuando en 2011 comienzan en Siria las revueltas contra Bashar al-Asad, rápidamente se observa que los rebeldes, por sí solos, no podrán derribar al Gobierno de Damasco. Es en ese punto cuando a “alguien” se le ocurre repetir la táctica y buscar a un grupo de personas militarmente bien preparado, bien entrenado, que sea suní y que se capaz, de un modo feroz, de expulsar del poder sirio a Bashar al-Asad. Así se crea, importando a los sunitas represaliados en Irak, el posteriormente autodenominado Estado Islámico que, en aquel momento se llamó Estado Islámico de Irak y Levante.
[Img #6755]¿Quién es ese “alguien” detrás del Estado Islámico?
Fundamentalmente, los servicios de inteligencia turcos y los países del Golfo, encabezados por Arabia Saudí que, por cierto, es un país que, de forma oficial, comete actos tan execrables y horrendos como los que comete el Estado Islámico. En 2014, Arabia Saudí ejecutó, por decapitación, a casi un centenar de personas. En algunos casos por ser “responsables” de “crímenes” tan abominables como ser homosexual o cometer adulterio.
En este punto, y para darnos cuenta de esta influencia de Turquía y de las monarquías del Golfo, es importante tener en cuenta dónde surge, geográficamente, el Estado Islámico. Si nos fijamos bien, el EI empieza sus acciones en el norte de Alepo (segunda cuidad siria) porque es una zona muy próxima a Turquía en la que el servicio secreto de este país, el Milli Istihbarat Teskilati (MIT), actúa con comodidad. Fueron los servicios secretos turcos los que, en un primer momento, suministraron armas, apoyo y financiación al Estado Islámico. Uno cosa debemos tener clara: si el EI, incluso con la fuerza que tiene en estos momentos, no tuviera apoyo externo, no existiría. Esta es la auténtica realidad.
La estrategia militar del Estado Islámico es magnífica, está perfectamente diseñada y planificada. Quien está dirigiendo la batuta de esta gente es alguien muy experto en temas militares y estratégicos. Esto es importante tenerlo en cuenta porque, en ocasiones, la imagen que llega a la opinión pública es que el Estado Islámico solamente está formado por un puñado de salvajes que se dedican a quemar y decapitar a muchísimas personas. Pero esto no es solamente así, en absoluto. Estamos hablando de la civilización más antigua del mundo. Esta gente nos lleva una ventaja de siglos de astucia, especialmente a los europeos, que nos creemos el centro del mundo y no lo somos en absoluto.
¿De dónde nace militarmente el Estado Islámico?
Como decíamos antes, ya hemos visto que en Irak se encontraba un gran número de personas despreciadas, humilladas, apartadas y, en ocasiones, encarceladas, muy preparadas militarmente. Y hemos visto que, en un momento dado, a “alguien” se le ocurre que esta gente puede ir a luchar a Siria para acabar con el régimen de Bashar al-Asad y para apoyar a unos grupos de rebeldes que, desorganizados y enfrentados entre ellos, son tan bárbaros como los demás.
En ese momento, y “casualmente”, es cuando se produce la huida de la prisión de máxima seguridad más importante de Irak de un millar de combatientes suníes. A estos presos se les traslada a Siria, se les dota de armamento y se les financia con generosidad, y, en muy poco tiempo, pasan de ser 1.000 a ser 5.000, llevados y pagados desde muchos lugares del mundo. Fanáticos, gente marginada, mercenarios y gente con ganas de aventura, hay en todos los lugares. Si proporcionas a estas personas una bandera en la que arroparse, una idea por la que luchar y por la que morir, y además les entregas una paga, tienes un ejército formado.
Así fueron los primeros pasos del Estado Islámico. Los suníes iraquíes, tras contemplar el avance inicial del Estado Islámico en Siria, vuelven a llamar a este país a parte de estos combatientes para que colaboren también en la lucha ya abierta contra el chiita Al-Maliki, líder del gobierno iraquí. Es, de este modo, como también comienza la presencia, de un modo organizado, del Estado Islámico en Irak.
A partir de este punto, el EI pone en marcha una efectiva, truculenta y terrorífica campaña a través de los medios de comunicación y las redes sociales, divulgando sus decapitaciones y asesinatos, y tratando con ello de conseguir un importante efecto publicitario que tiene varios objetivos: captar fondos, atraer nuevos combatientes, conseguir el apoyo de las poblaciones sunitas e intimidar a los ciudadanos de los países que, en esos momentos, están luchando contra ellos.
Esta actividad propagandística les funciona perfectamente, en parte por sus méritos, pero, sobre todo, porque Occidente, a través de sus medios de comunicación, no deja de agrandar la imagen del Estado Islámico.
¿Por qué Youtube acoge millones de vídeos en los que se recogen todas y cada una de las tropelías y salvajadas del EI? ¿Por qué ocurre esto cuando si a alguien se le ocurriera, por ejemplo, colgar un vídeo de violencia machista o de pedarastia éste apenas duraría unos segundos en el canal? ¿Por qué se siguen manteniendo los montajes audiovisuales del Estado Islámico? ¿Cómo llegan estos vídeos a todas las televisiones del mundo? ¿Por qué todos ellos son distribuidos a través de Site Intelligence Group, una empresa de comunicación, de estudios y de análisis norteamericana? Y lo que es más importante: si asumimos que uno de los fines principales del Estado Islámico es atemorizar a los ciudadanos occidentales a través de la propaganda, y lo están consiguiendo, y si coincidimos en que, tal y como explicaba Margaret Thatcher, la publicidad es el oxígeno del que viven los terroristas, ¿por qué los medios occidentales están proporcionando al EI este oxígeno? Esta es una de las grandes cuestiones que tendríamos que plantearnos si queremos enfrentarnos a este tema con seriedad.
Más allá de la retórica que suelen utilizar los líderes de este grupo a la hora de hablar de los fines de su organización, ¿cuáles son, desde un punto de vista geopolítico, los objetivos fundamentales del EI?
Lo que llama la atención, lo que está de moda, es señalar la voluntad del Estado Islámico de conquistar el mundo, de alzarse, nuevamente, con el Califato histórico. Pero, en mi opinión, lo que busca el EI son objetivos locales.
En Siria, el objetivo es muy claro: expulsar del poder a Bashar al-Asad. Por cierto, no he leído todavía ningún análisis serio sobre lo que realmente significaría expulsar del poder a Bashar al-Asad y que reflexione sobre qué salvajes y extremistas se quedarían con este país en el caso de que esto ocurriera.
Siria, en manos de Bashar al-Asad, era un país socialista que no gustaba a muchos; además, era un país nacionalista árabe, que tampoco gustaba demasiado; y, por si todo esto fuera poco, estaba enfrentado a las monarquías del Golfo, que tienen subyugados a sus ciudadanos. Además, Siria se había enfrentado a Israel y había apoyado a Hezbollá en Líbano, país al que considera como parte de su territorio. En este contexto, y en el marco de las “primaveras árabes”, Siria apareció como el enemigo a batir a nivel internacional y para ello se fomentaron, se alentaron y se financiaron las disidencias internas para acabar con Bashar al-Asad. Al mismo tiempo, Rusia, por necesidades geoestratégicas (Puerto de Tartús), e Irán, por compartir creencias chiitas, comienzan a apoyar al régimen sirio.
Por otro lado, el objetivo estratégico del Estado Islámico en Irak es, sin duda, hacerse con la mayor parte de territorio posible, con el mayor número de habitantes y con la mayor cantidad de recursos energéticos, para, al menos, poder sentarse a negociar con el Gobierno de Al-Maliki un reparto proporcionado del poder y, sobre todo, de los beneficios obtenidos por la venta del petróleo. Para presionar en este sentido, para poder negociar desde una posición de fuerza, el EI trata de quedarse con los hidrocarburos iraquíes, pero también con los recursos acuíferos de este país. Por eso, la mayor parte del terreno capturado por el EI en Irak está alrededor del río Éufrates, ya que en un país mayoritariamente árido y desértico, quien domina el agua, domina a la población, y quien domina a la población, domina el Estado.
Estos son los objetivos principales. Cierto es que el Estado Islámico se está expandiendo en Libia, que es un caldo de cultivo ideal para este tipo de organizaciones, pero su presencia en este país, desde un punto de vista estratégico, solamente trata de distraer la atención de los que son sus objeticos fundamentales: Siria e Irak.
También parece que existen muchos grupos terroristas y milicias islamistas, a lo largo y ancho del mundo, que han mostrado “su lealtad” al Estado Islámico, pero todos estos son grupos que persiguen objetivos locales en sus respectivos ámbitos de influencia. ¿Por qué dicen que muestran fidelidad al Estado Islámico? Porque, de esta forma, se atribuyen parte del poder propagandístico que tiene esta “marca”.
¿Es difícil acabar militarmente con el Estado Islámico”
Hay que tener en cuenta una cuestión fundamental: el EI dice que dispone de 50.000 combatientes. Desde una lógica militar, estamos hablando de 50.000 combatientes que se encuentran en una de las zonas más llanas y desérticas del mundo. Y que son observados permanentemente por drones, aviones de reconocimientos y satélites que tiene una capacidad mínima de reconocimiento de 20 centímetros.
Estamos hablando, militarmente, del escenario más fácil del mundo para obtener una victoria. ¿Dónde se refugia al Estado islámico? En el interior de las poblaciones, que es otra de las formas que, desde tiempos inmemoriales, han tenido los ejércitos de protegerse del avance enemigo. Por eso, intentar terminar con el EI de un modo muy activo provocaría muchas bajas civiles. Pero, dicho esto, ¿cómo no se va a poder acabar con una “amenaza para el mundo”, tal y como dicen algunos, que está formada por 50.000 combatientes que, además, carecen de recursos aéreos y que tampoco tienen medios potentes de defensa antiaérea?
Si de verdad se quisiera acabar con ellos, con 50.000 hombres en un terreno desértico, sin medios aéreos y sin defensas antiaéreas, se tardaría apenas un puñado de horas. Tres divisiones acorazadas, con fuerzas especiales y apoyo aéreo y de artillería a distancia, sería suficiente. Por este motivo, a todas esas voces que dicen que el EI es poco menos que el enemigo que va a acabar con el mundo, hay que decirles que no es el caso.
¿Qué papel desempeña el control del petróleo en este escenario de conflicto multibanda?
Hay algunos análisis pretendidamente serios que afirman que el Estado Islámico obtiene, al año, entre 500 y 2.000 millones de dólares por la venta de hidrocarburos. Con relación a esto, hay que tener en cuenta que cualquier vendedor necesita, siempre, un comprador, Y, por otro lado, hay que ser conscientes de que todo el petróleo tiene su propia marca, su propio ADN. De hecho, es posible determinar de qué reserva ha salido determinada cantidad de petróleo, ya que éste nunca sale puro sino que brota contaminado por una serie de compuestos que varían dependiendo de la zona en donde se encuentra el pozo. Esta traza puede seguirse.
En otro orden de cosas, para vender petróleo, en crudo o refinado, por valor de 2.000 millones de euros, hay que mantener una logística muy compleja que permita transportarlo fuera de Irak y de Siria. Como decíamos antes, estamos hablando de territorios llanos y prácticamente desiertos, ¿cómo es posible que nadie pueda seguir los convoyes de camiones que sacan el petróleo de estos territorios? Y, lo más importante, ¿quién está comprando ese petróleo? Tiene que haber algunos países o algunas empresas multinacionales que estén adquiriendo este petróleo, que podría venderse con reducciones en el precio del barril de hasta 30 dólares. Además, se da la circunstancia de que Irak, a pesar de la situación sumamente convulsa que atraviesa el país, está produciendo actualmente más petróleo que en toda su historia. Es claro que si el Estado Islámico, los kurdos y otros actores están cediendo petróleo, hay que pensar que alguien se está beneficiando de estas ventas.
Entonces, ¿cómo habría que acabar con el EI?
Para luchar efectivamente contra el Estado Islámico hay que intervenir sus fuentes de financiación. Las principales son la venta de petróleo y la venta del patrimonio arqueológico de Irak y Siria.
Se calcula que el EI cuenta con unos 1.000 millones de dólares para mantener el “Estado” que quiere formar alrededor de una interpretación máxima y rigorista de las leyes islámicas, un “Estado” en el que actualmente viven entre seis y ocho millones de personas. Si se les cercena las fuentes de financiación que tienen para, de una manera u otra, mantener a estas personas, antes o después una gran parte de esta población se volverá contra ellos. El EI está obligado a gastarse, además, unos 10 millones de dólares mensuales en mantener a sus combatientes. Si en un momento dado estos combatientes dejan de cobrar su mensualidad, se marcharán.
Otra línea de actuación consiste en mantener reuniones y encuentros con los líderes tribales suníes para garantizarles que se les va a restituir en sus puestos políticos y en su estatus social y económico a cambio de que ellos mismos se encarguen de expulsar a estos combatientes.
Otra vía de trabajo pasaría por reunir seriamente a todas las partes implicadas en el conflicto (Turquía, Irán, monarquías del Golfo, Estados Unidos y Rusia, fundamentalmente) y exigirles la búsqueda inmediata de una solución a un problema que ellos, en mayor o menor medida, han creado.
En mi opinión, una intervención militar, exclusivamente, contra el EI, no es la solución. Una intervención militar excesivamente potente causaría muchas bajas civiles en Irak y en Siria. También comenzarían a surgir voces críticas en las sociedades occidentales porque comenzarían a producirse bajas en nuestras filas. Además, hay que tener en cuenta algo muy importante en este mundo: su percepción de la venganza. La venganza es uno de los pilares de la sociedad musulmana. Cada vez que alguien mata a una persona de una familia, el resto de ésta se encuentra obligada a vengarse, pasen las generaciones que pasen. Por ello, y como está ocurriendo en Afganistán, una intervención militar demasiado fuerte provocaría un enquistamiento del problema.
¿Posee o tiene acceso el Estado Islámico a armas de destrucción masiva?
Lo primero que hay que definir es qué es un arma de destrucción masiva. Si entendemos por armas de destrucción masiva las armas que tienen un gran poder destructor en un breve espacio de tiempo y con consecuencias permanentes, estamos hablando entonces de medios nucleares, biológicos, químicos o radiológicos.
¿Puede hacerse el EI con armas nucleares potentes que, además, y esto es importante, dispongan de su respectivo medio de lanzamiento? Creo que esto, en el momento actual, es prácticamente imposible. Una cuestión diferente es que los combatientes del EI puedan acceder a lo que se conoce como una bomba sucia, que prácticamente se puede fabricar en cualquier universidad que tenga un buen laboratorio. Pero los efectos de una bomba de este tipo son bastante limitados.
Si hablamos de armas químicas, hay que tener en cuenta que el abanico de este tipo de armamento es muy variado. Un arma química puede fabricarse prácticamente en casa. Pero de disponer de grandes cantidades de armas químicas, con sus respectivos vectores de lanzamiento, es un tema muy diferente, y yo creo que hoy es algo prácticamente imposible para el Estado Islámico.
Por otro lado, todo el mundo tiene mucho miedo a las armas biológicas porque, al final, nunca sabes si éstas se van a volver contra ti. Para tener un arma biológica, primero debes tener una vacuna contra esa arma biológica, y yo creo que el Estado Islámico no tiene esta capacidad.
En estos momentos, ¿es el Estado Islámico la principal amenaza para Occidente?
El Estado Islámico debe ocupar muchos de nuestros esfuerzos de defensa, pero nos debe preocupar lo justo y, desde luego, no nos debe obsesionar en absoluto. Hay que luchar contra el fanatismo violento y hay que luchar contra los radicalismos que pueden llegar a perjudicar seriamente a nuestras sociedades, pero lo que nos tiene que preocupar de verdad es la seguridad de los seres humanos.
Cuando hablamos de que el EI es una amenaza para Occidente, debemos concretar qué entendemos por Occidente.
Barack Obama, por ejemplo, dice que nos enfrentamos al “yihadismo global” porque esto es un problema global de todo el mundo. Es una falacia. No se puede afirmar que nos encontramos ante un “problema global” cuando, incluso, hay países de la Unión Europea que no se sienten concernidos por esta amenaza. ¿El “yihadismo global” es, por ejemplo, una amenaza para un país como Venezuela, que tiene anualmente más de 25.000 muertos por delincuencia común? ¿Qué preocupa el “yihadismo global” a países sudamericanos como El Salvador u Honduras, que están puestos contra las cuerdas por la presión de las maras (mafias) locales? ¿Qué vamos a decirles del “yihadismo global” a países como Japón o Corea del Sur? A la inmensa mayoría de los países del mundo, el “yihadismo global” no les afecta en absoluto.
En Europa, en mi opinión, la brecha de seguridad más importante se halla en Ucrania. No somos conscientes de lo que estamos haciendo con Rusia. ¿Hasta dónde pretendemos presionar a Rusia cuando sabemos, además, que Rusia es un país que no se va a dejar presionar? Tenemos que revisar la historia y debemos tener en cuenta la idiosincrasia de lo pueblos. La situación en Ucrania es el principal reto para la seguridad que tenemos actualmente en Europa.
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vallebaeza
2015/08/15
Reblogueó esto en Alejandro Valle Baeza.
Alfonso Colodrón
2015/08/15
Es lo más completo y fundado que he leído últimamente al respecto
dedona
2015/08/15
coincido
franco
2015/08/15
Se equivoca el autor del artículo cuando critica a Obama; “La guerra es la continuidad de la política por otros medios”. La elección (Bush-Obama) de insistir sobre el terrorismo como enemigo de la civilización occidental, sin jamás evocar las contradicciones económicas y sociales de la globalización, permite relativizar la gravedad del terrorismo económico occidental, el terrorismo del capital financiero.
Roberto
2015/10/10
Como comentario dejo una nota que creo aporta al tema:
“ISIS”, “CALIFATO ISLAMICO”, “EI”, “AL QAEDA”, ETC: ¿CUÁLES SON SUS RAÍCES?
Por: Rosinda Etchegoyen (h.)
Mucho se habla de los grupos terroristas del título considerándoselos “musulmanes”. Más aún, desde distintas posiciones son presentados como “la esencia del Islam”: consideraciones hechas por personas con una definida mala intención o poco informadas que no ven más allá de la superficie de las cosas.
Otros han hecho análisis más profundos, más documentados y llegaron a conclusiones o planteos enjundiosos. Entre ellos se encuentran analistas muy conocidos, como Noam Chomsky, James Petras, distintos colaboradores de Global Research, T. Meyssan, etc. Así y todo, por lo que sé, ninguno ha determinado quién o quiénes son los progenitores ideológicos de esos aparatos terroristas.
Entiendo que para buscar la raíz ideológico-política de los mismos, hay que excavar en donde se originan: es decir, en la historia del Islam. Y con esto no quiero decir, como lo hace más de un islamófobo, que el terrorismo, la violación, el secuestro, el robo, etc, sean cosas consustanciales al Islam, que el Islam en sí mismo sea la raíz del mal.
Hay investigadores que tratan y explicitan lo que se presenta más notorio, identificando rápidamente a sus promotores: EEUU, Unión Europea, Turquía, Jordania, Israel, monarquías árabes.
Si analizamos las manifestaciones más violentas en la historia contemporánea, veremos que los denominados “extremistas” por los imperios –los pueblos sojuzgados, esclavizados y superexplotados– por lo general no cometieron el tipo de atrocidades de ISIS, al Qaeda y otros. Pero los imperialistas occidentales sí encomendaban ese tipo de “trabajo” a personas disfrazadas de “extremistas”. El ejemplo más notable es el “Jemer Rouge” en Camboya (en cuatro años –1975 a 1979– asesinaron alrededor de dos millones y medio de personas, reduciendo la población total en un tercio), a quien los imperialistas occidentales le encargaron esa tarea, la cual hicieron disfrazados de “maoístas”. Ahora encomiendan ese tipo de tarea al ISIS, CI, al Qaeda, etc, bajo la bandera o disfraz del Islam. En otras palabras, recurrieron y recurren a operaciones de bandera falsa, con las variaciones del caso [Se denominan operaciones de Bandera Falsa aquellos atentados o sucesos provocados por, normalmente, operaciones clandestinas y secretas de los propios gobiernos que los sufren, y achacados a terceros para poder crear así excusas y situaciones que permitan ofrecer la solución que aquellos auto-atacados deseaban imponer. Ejemplos de atentados de bandera falsa son (y para demostrar esto cada vez hay más documentación y más datos fiables) el atentado del 11 de Septiembre en las Torres Gemelas, el del metro y bus de Londres, el 11 – M en Madrid, los de Mumbai en la India, las bombas en las embajadas americanas en África hace unos años, etc, etc].
Para saber entonces si lo que hacen ahora estos terroristas es por “encargo” o no, exploremos el acontecer a partir de distintos interrogantes.
PRIMERA CUESTION. ¿Por qué estos grupos cometen actos tan repudiables en nombre del Islam, sabiendo que ello implica ganarse la gran antipatía y repudio de la gente? Además, ¿son los primeros en la época moderna que actúan así? En cuanto a la primera pregunta, la más mínima lógica dice que con acciones de ese tipo lo único que se logra es el rechazo de prácticamente todo el mundo. Por lo tanto, está claro que no lo hacen para caer “simpáticos” sino todo lo contrario. Pero la antipatía no recae sobre los perpetradores individuales de los atentados sino que conduce a repudiar el Islam ¡Bingo! Este es uno de los principales motivos por el que se cometen las atrocidades, independientemente de la conciencia que tengan o no de ello quienes las ejecutan. En lo que hace a la segunda pregunta, la respuesta es no. Me explico. En el origen del actual terrorismo “islámico” están los británicos, al momento de impulsar el salafismo para destruir lo que quedaba del Imperio Otomano, a principios del siglo XX. Es decir, los británicos crearon grupos terroristas, como ISIS y otros, para que ataquen y exterminen a los otomanos. Pero entonces, los alemanes, opuesto a los ingleses, se dieron a la tarea de crear otras organizaciones terroristas entre los musulmanes del lado otomano para que ataquen a los ingleses y exterminen en la zona a todos aquellos que no sean alemanes. Es decir, siempre fueron los imperialistas del momento los que usando a las masas ignorantes de su religión promovieron el terrorismo, del cual luego se muestran “espantados” o lo catalogan de “horrible”.
SEGUNDA CUESTION. ¿Son musulmanes los que cometen esos actos? En verdad, son tan musulmanes como cristianos eran los que llevaron adelante las Cruzadas. Son tan musulmanes como cristianos eran los yanquis genocidas en Vietnam o los que tiraron las bombas atómicas sobre Japón. Son tan musulmanes como cristianas eran las milicias de la “Falange Libanesa” que, entre otras cosas, cometieron el genocidio de Sabra y Chatila. Son tan musulmanes como cristianos eran los capellanes militares que “impulsaban” a la lucha en uno y otro lado a los soldados occidentales en nombre de “Dios y la libertad”, pero en realidad para beneficio del capitalismo salvaje: en China, en Africa, en Vietnam cuando los franceses, en Vietnam cuando los yanquis, en Laos, en distintos puntos de Hispanoamérica. ¡Bingo! Por aquí pasa la cosa. Verdaderos degenerados y simuladores, que no tienen nada de cristianos ni de musulmanes, han usado y usan a millones de ingenuos-ignorantes de su religión para sus fines absolutamente materialistas.
TERCERA CUESTION. ¿A quiénes defienden o favorecen con sus actos terroristas los del ISIS, al Qaeda, etc. y por qué? Hoy día, por medio de decenas de análisis, ya no queda ninguna duda que todos esos grupos terroristas están reclutados, formados, armados, entrenados y llevados a la acción criminal por el Gran Eje del Mal actual, es decir, EEUU-Unión Europea. Los demás gobiernos que apoyan a los terroristas no podrían hacerlo sin el consentimiento y provisión de armamentos por parte del Eje del Mal actual. O sea, esos grupos terroristas están fabricados para defender y favorecer a quienes los nutren y organizan. De ahí que jamás vemos que consideren “enemigos” a las monarquías de la península arábiga, a Israel, a Jordania, a Europa, a Turquía, a los EEUU, más allá de palabras o acciones esporádicas contra algunos de ellos. En cuanto al porqué, la respuesta es tan vieja como la historia de la humanidad. Ya Atila arrojaba sal sobre las tierras conquistadas para que los pueblos de esas zonas nunca más se recuperaran y permanecieran en inferioridad de condiciones, de modo que se los pudiera tener siempre sometidos. ¡Bingo! Los actuales grupos terroristas “islámicos” fueron creados por el Eje del Mal actual con el objeto de destruir la infraestructura de las regiones sobre las que los hacen actuar, como una forma de apoderarse de sus bienes materiales o desestabilizarlos y mantenerlos siempre en inferioridad de condiciones. Es lo que vemos en los sucesos de Libia, Siria, Irak, Chechenia (para afectar a Rusia), Sin Kiang (para afectar a China). Y no solo buscan destruir la infraestructura sino también el tejido social, de manera que la educación, la sanidad, la provisión normal de todo tipo de insumos y la estructura orgánica del país en cuestión sean hechas añicos, porque eso aporta más al sometimiento del agredido. Es lo que hizo Francia con España al invadirla en época de Napoleón. Por ejemplo, el gobierno sirio ya advirtió que el terrorismo llevado adelante por el ISIS y otras bandas criminales, por encargo de EEUU-Unión Europea, hizo retroceder al país unos 25 años.
CUARTA CUESTION. ¿Cómo es posible que los terroristas “musulmanes” recluten tanta gente? Según estimaciones, la cantidad de asesinos con que cuentan van de 30 mil a 300 mil, entre los que están en actividad, entrenando y reclutándose en distintas partes del mundo. Aunque la población musulmana mundial es de unos mil quinientos millones de habitantes, la cantidad de terroristas no es pequeña. Y ello tiene distintas explicaciones. T. Meyssan hace un análisis en la materia y explica los métodos psicológicos que utilizan diferentes instituciones al efecto y con los cuales consiguen someter a sus mandatos a la gente que captan. Asimismo, es evidente que los organizadores del terrorismo consiguen arrimar bastantes brazos armados con la misma metodología usada por los ejércitos privados norteamericanos, europeos o latinoamericanos, es decir, organizaciones militares mercenarias para cumplir tareas de las que los países que los usan no quieren responsabilizarse. Es interesante tener en cuenta cuáles son algunos de los principales ejércitos privados y en dónde actuaron y actúan:
a) “Academi” (anteriormente conocida bajo los nombres Xe Services LLC, Blackwater USA y Blackwater Worldwide, comprada luego por Monsanto, según http://blog.susanaromeroweb.com/?p=10119) con miles de hombres en Afganistán, Irak, etc. En algunos lugares luego se les prohibió la entrada;
b) “G4S” con más de 620 mil hombres, lo que lo constituye en la banda privada más grande del mundo, con cabecera ahora en Gran Bretaña;
c) “Defion Internacional” con sede en Perú y oficinas en el mundo árabe. Estos se dedicaron también a entrenar al personal de otra compañía militar privada llamada “Triple Canopy” y enviaron unos 3 mil “combatientes” a la guerra de Irak;
d) etc., etc.
Según “Russian Today”, en el primer decenio de este siglo el mercado de ejércitos privados pasó a mover más de cien mil millones de dólares. ¡Bingo! Este es uno de los principales motivos de la cantidad de terroristas captados. Es decir, el ISIS y sus iguales son mercenarios. Si menciono los ejércitos privados es para que quede muy claro y patente quienes promovieron la materialización de ISIS, al Qaeda y demás grupos terroristas: sus patrones, los que los contratan y les pagan. Como corolario de este punto cuarto hay algo que se presenta de manera destacable: ¿de dónde salen los cientos de millones de dólares-euros para semejante movida en la zona del Medio Oriente? Distintos análisis (por ejemplo, “Global Research”) lo han mencionado una y otra vez: de las monarquías árabes del golfo o península arábiga, en una cantidad que alcanzaría los dos mil millones de dólares anuales.
QUINTA CUESTION. ¿Cuál es la matriz ideológico-política de esos grupos terroristas que dicen adherir al Islam y se autoproclaman “musulmanes”?. Esto es lo que, según mi entender, aún no ha sido abordado con la profundidad que se merece. Y entiendo que solo esclareciendo esto podremos determinar con exactitud las raíces de esas estructuras. Dicho en otras palabras, si realmente responden o no a la matriz islámica.
Para ello me basaré en un estudio cuyo punto de partida lo ubicamos en el momento en que miembros de la comunidad árabe asesinan al jefe del gobierno islámico de entonces, que era Ali ibn Abu Talib (600-661C).
Luego del asesinato de Ali, se evidenció que la mayoría de las principales figuras árabes y sus seguidores se habían proclamado musulmanes casi exclusivamente para mantener sus posesiones materiales y dominio tribal. Seguramente esos hipócritas pensaron que “muerto el perro se acababa la rabia” y entonces, ya de manera desembozada, se ocuparon de imponer nuevamente sus ideas y costumbres, que eran las que los habían llevado a enfrentar el Islam e incluso intentar matar al Profeta Muhammad. De parte de la población de a pie hubo una resistencia pasiva, pues sabían de antemano lo que sería volver a épocas anteriores. Pero esa resistencia fue aplastada por dos medios principales: a) la fuerza bruta criminal y despiadada; b) la deformación de una y mil maneras del Islam y las enseñanzas del Profeta Muhammad. Cito: «La gente (de Arabia) no estuvo de acuerdo en dar el juramento de obediencia a (un nuevo tirano). Entonces (el jefe de los hipócritas) la amenazó diciéndole: “Juro por Dios que si alguien pronuncia aquí, aunque más no sea, una palabra en mi contra, SERÁ DECAPITADA antes que pronuncie la segunda palabra…”. Destinó dos observadores para cada persona en Arabia y dijo al jefe de la policía: “Debería separarse la cabeza del cuerpo de cualquiera de estas personas que abra los labios para refutar o afirmar (cualquier cosa)”» (“La Voz de la Justicia Humana”, G. Jordac). Y eso fue lo que pasó. Miles de creyentes sinceros fueron asesinados.
Los viejos amos que habían retomado el poder, modificaron las esencias y prácticas principales desarrolladas con el gobierno de Ali. Entre otras cosas, se apoderaron del tesoro público para distribuirlo entre ellos y sus socios y destruyeron el sistema de justicia. Un pequeño grupo de la población se volvió extremadamente rico y la gran mayoría quedó en la pobreza extrema, como antes.
Aunque el Corán pulverizó los criterios de superioridad de unos sobre otros por razones de grupos, clanes, tribus, etc., después del asesinato de Ali los Omeyas reclamaron su superioridad sobre los demás (como ahora lo hacen ISIS, CI, al Qaeda, etc). El racismo y la discriminación, eliminados por el Corán, fueron nuevamente levantados como estandartes por parte de los Omeyas. El Profeta Muhammad ya había advertido que sus seguidores encontrarían la destrucción en manos de los árabes hipócritas, pues veía que estos solo participaban del Islam para salvaguardar su supremacía y autoridad, en tanto que por otra parte capitulaban y exhibían su falsedad.
Mientras que los seguidores de Ali eran virtuosos y nobles, ejemplos de piedad y de pureza, los Omeyas (es decir, los antecesores de los que luego organizarían el ISIS, CI, al Qaeda, etc.) eran exactamente lo opuesto. Los actos aborrecibles que cometían (robo, saqueo, matanzas, injusticias de todo tipo, violaciones, decapitaciones, etc) eran cosas producto de sus creencias, conceptos y prácticas ancestrales, antiislámicas. Los Omeyas abrazaron el Islam solo de manera hipócrita con el único objetivo de mantener su riqueza y poder. Jamás tuvieron en cuenta ni les importó que el Islam entrañase una profundidad espiritual de un nivel sublime, con objetivos y propuestas extraordinarias por su humanismo, pues lo que a ellos les interesaba se ubicaba en el estrecho marco de la vanagloria, lo mundanal y lujurioso. Jamás vieron el Islam como una revelación de Dios sino, solamente, como una gran empresa para la obtención del poder político-económico. Y cuando llegó el momento en que retomaron al manejo de su sociedad, asesinatos y depravación de por medio, decidieron regresar, en lo institucional, a la época anterior, es decir, a la monarquía corrupta y corruptora. De esa manera contrariaron, de la “a” a la “z”, todas las enseñanzas coránicas.
Con la monarquía ya instalada, los Omeyas volvieron a aplicar todos los criterios denunciados por el Islam a través del Profeta Muhammad y sus seguidores. El cambio fue catastrófico. La gente pasó a ser tratada mil veces peor que los animales y los amigos del poder pasaron a cometer todo tipo de ilícitos: parcialidades, violaciones y saqueos, con un trasfondo de lujuria, libertinaje e infamias desenfrenadas. Se restableció, de hecho, la esclavitud y el trabajo forzado. Y las pocas veces que se mostraban “compasivos” era solamente como táctica para el logro de mayor poder. La verdadera naturaleza de los Omeyas de aquella época –y de ISIS, CI, al Qaeda, etc. de hoy día–, se nutre en la impudicia. Un ejemplo de ello lo tenemos en las órdenes y criterios de sus gobernantes a los jefes de su tropas enviados a atacar pueblos sin ninguna razón honesta. Cito uno de esos criterios al mandar a uno de los suyos a asolar pueblos de Irak: «Estos ataques horrorizarán al pueblo de Irak, al punto que los que nos apoyan de entre ellos se sentirán felices. Invita a la gente a que nos siga y a los que no estén de acuerdo pásalos a espada. Desvalija toda aldea a la que arribes. Arrebata todos los bienes que puedas con tus propias manos. El saqueo de los bienes es como el asesinato, incluso más desgarrador». (“La Voz de la Justicia Humana”, G. Jordac). El autor señala muy bien, en este sentido, respecto a los jefes Omeyas: «La duplicidad e hipocresía que (practicaban) era 100% maquiavélica. El asesinato, el saqueo y el terrorismo constituían la guía básica de su accionar, lo que condimentaban con amenazas y promesas atractivas. También formaba parte de sus “artes políticas” matar a personas buenas e inocentes, tener en estima a maleantes y vagabundos, mantener una propaganda mentirosa y buscar el apoyo de personas crueles y sin (buen) carácter» (“La Voz de la Justicia Humana”, G. Jordac). ¡Todo parecido con el ISIS, CI, al Qaeda, etc., NO ES CASUALIDAD: los actuales grupos terroristas son la descendencia directa ideológico-política de los Omeyas asesinos de Ali y sus seguidores, son la descendencia del antiislam!
Para entender mejor esto veamos los criterios y consignas de Ali y sus seguidores y los de sus oponentes Omeyas.
«Las divisas de Ali eran: “No engañaré a nadie ni con nadie cometeré un acto innoble o indecoroso”. “Quiere para otros lo que quieres para ti”. “No quieras para otros lo que no quieres para ti”. “No oprimas a otros ya que no te gustaría que otros te opriman a ti”. “Aunque veas el maltrato ejercido por tu hermano, deberías ser lo suficientemente competente para hacerle el bien a él”» (“La Voz de la Justicia Humana”, G. Jordac).
Los Omeyas, en cambio, decían: «“El ejército de Dios está en la miel”. Por “miel” daban a entender ese producto envenenado del que se valían normalmente para deshacerse de los enemigos con el objeto de que el camino de su liderazgo quedara libre de obstáculos. Por supuesto, consideraban “enemigo” a toda persona buena y piadosa que se interpusiese en el logro de los objetivos ruines y viles que perseguían. Eliminaban a cualquiera que pudiera convertirse en un obstáculo para alcanzar lo que deseaban, aunque fuese virtuoso y compasivo» (“La Voz de la Justicia Humana”, G. Jordac). Y, por supuesto, digo yo, por “Dios” daban a entender “Satanás”.
Con el paso del tiempo aumentaron las calamidades y la gente fue obligada a poner a disposición de los gobernantes tanto sus recursos económicos como sus vidas. La humillación, la opresión, el maltrato y el asesinato era moneda corriente, ensañándose con los no musulmanes, ¡igual que ISIS, CI, al Qaeda, etc! Se robaban todas las riquezas de las zonas ocupadas, de la misma manera que hoy día el CI roba el petróleo de Siria e Irak. Los Omeyas tiraron abajo el sistema de justicia construido por Ali siguiendo las normas de Dios y lo reemplazaron por otro en el que pasaron a reinar la arbitrariedad, la prepotencia, el acomodo, la malicia, el robo institucionalizado, las violaciones de todo tipo, etc. ¡Y como si fuese poco, decían que todo eso lo hacían en nombre de Dios! Exactamente como lo hace el ISIS, el CI y sus iguales hoy día.
Mientras que la actitud de Ali y sus seguidores siempre fue la de combatir la injusticia y la opresión, los Omeyas, por el contrario, siempre favorecieron a las personas crueles y ruines, a las que instigaban a que siguiesen cometiendo todo tipo de delitos. Es cierto que si bien los primeros tenían el atributo de la magnanimidad, firmes en sus conceptos y resueltos al momento de promoverlos, eran pocos en número. El otro bando, es decir, el de los Omeyas, por el contrario, era muy numeroso, reunía todo tipo de lacra social antirreligiosa e inhumana y se apoyaba en gente ignorante, pasiva o miedosa. Si esto no se dice claramente, nunca se va a poder entender qué es lo que pasó y pasa con el Islam. Esa gente representaba la mayoría del llamado mundo musulmán de entonces, aunque de musulmana tenía solo el nombre si es que por musulmana o islámica damos a entender a los seguidores del Profeta Muhammad. Los líderes Omeyas tenían la particularidad de poseer la criminalidad como parte de su ser, de la misma manera que ocurre con los terroristas actuales: personas más despiadadas y crueles que cualquier animal feroz, no dudaban ni por un instante en despedazar los cuerpos de vivos y muertos, asesinar niños arrebatados de los brazos de sus madres y atormentar a mujeres indefensas. En sus expediciones (tipo OTAN en Libia o tipo ISIS, CI y otros en Siria e Irak) sembraban la muerte por donde pasaban. Uno de esos expedicionarios de los años 600 C. llamado Busr, llegó a la ciudad de Najran (Yemen) y habló a la gente así: “¡Oh cristianos! ¡Oh hermanos de los monos! Si se me informa de cualquier acto vuestro que me disguste, les daré tal trato que vuestra raza desparecerá, los campos serán destruidos y las casas quedarán desoladas” (“La Voz de la Justicia Humana”, G. Jordac).
Comparemos esas palabras del genocida omeya que decía actuar de acuerdo al Islam, con lo que era el verdadero Islam, es decir, el traído por el Profeta Muhammad. Para esa comparación, veamos el pacto que hace el Profeta del Islam, precisamente, con los cristianos de Najran, pueblo al que el omeya prometió barrer del mapa, pasándose por los pies el pacto que el Profeta Muhammad había acordado con dicha comunidad seguidora de Jesús.
Texto del Pacto del Profeta Muhammad con los Cristianos de Najran
[Por el Profeta Muhammad]
[Traducido por John Andrew Morrow en 2013]
[Traducción del inglés al castellano por Héctor Manzolillo – 2014]
[Exordium]
En el Nombre de Allah, el Más Compasivo, el Más Misericordioso.
Un pacto de protección concedido por Allah y Su Mensajero a la Gente del Libro, los cristianos, quienes pertenecen a la religión de Najran o a cualquier otro grupo cristiano.
Ha sido escrito por Muhammad, el Mensajero de Allah para toda la humanidad, en carácter de garantía de protección por parte de Allah y Su Mensajero y resulta vinculante para todos los musulmanes que vendrán después de él, quienes tendrán que ser conscientes del mismo, reconocer su autenticidad, creer en él y resguardarlo.
Todos los hombres tienen prohibido, aunque sean gobernadores u otras autoridades, revocarlo o no cumplirlo.
Los creyentes no deben cargar (a los cristianos) con otras condiciones que las incluidas en este documento.
Quien lo preserve, lo respete y acate sus dictados, habrá cumplido con sus obligaciones y adherirá al pacto del Mensajero de Allah.
Pero quien lo viole, se oponga o lo modifique, acarreará el delito sobre su cabeza porque habrá traicionado el Pacto de Allah, estropeado su fe, resistido Su Autoridad y contravenido la voluntad de Su Mensajero. De ese modo, será un impostor a los ojos de Allah. Porque la protección es obligatoria en la religión de Allah y el pacto la confirmó. El que no respete este pacto habrá violado sus obligaciones sagradas. Y quien viola sus obligaciones sagradas es un incrédulo y será rechazado por Allah y por todos los creyentes sinceros.
La razón por la que los cristianos fueron encontrados merecedores de este pacto de protección de Allah, de Su Mensajero y de los creyentes, es que se trata de un derecho que ellos han ganado y se establece en su favor por medio de los hombres de esta Religión, lo cual obliga a cada musulmán a respetarlo, defenderlo, conservarlo, protegerlo a perpetuidad y vivir en conformidad con el mismo.
En verdad, quienes siguieron las religiones antiguas y los Libros antiguos, expresaron hostilidad hacia Allah y Su Mensajero y los aborrecieron negando la misión del Profeta, que Allah, el Más Elevado, ha proclamado con toda claridad en Su Libro. Esto demuestra la perversidad de sus pechos, la ruindad de sus intenciones y la dureza de sus corazones. Prepararon por sí mismos la pesada carga del crimen al que apuntaban mientras ocultaban lo que Allah quería imponer sobre ellos por medio de proclamarlo en vez de esconderlo y testificarlo en vez de negarlo.
Esta gente se opuso a la obligación que les fue impuesta, no la observaron como debían hacerlo, no siguieron el sendero marcado con toda claridad y sólo coincidieron en exhibir su hostilidad hacia Allah y Su Mensajero, en atacarlos y en persuadir a la gente por medio de imposturas y argumentos falsos que Allah no podía haber enviado (al Mensajero) para proclamar, predicar y convocar a Allah, con Su Permiso, para ser una lámpara de luz y prometer el Paraíso a quienes le obedeciesen y advertir con el fuego a quienes lo desobedeciesen.
Excedieron los límites de la oposición al incitar a otros a hacer lo que ellos mismos nunca se hubiesen atrevido a llevar a cabo: negar su revelación, rechazar su misión y buscar, a través de la malicia, hacerlo rendirse ante el peligro latente.
Apuntaron al Profeta de Allah y decidieron matarlo. Reforzaron el Partido de los Politeístas de la tribu de Quraish y de otras con el objeto de combatirlo, discutir su doctrina, forzarlo a retroceder y contradecirlo.
Por esa razón, merecen ser privados de la Alianza de Allah y de Su Protección. Es bien conocido su comportamiento durante los días de Hunayn, las batallas contra los Bani Qaynuqah, la tribu de Qurayzah y Nadir. Sus líderes prestaron apoyo a los habitantes de Meca, los enemigos de Allah, contra el Mensajero de Allah, y los respaldaron por medio de tropas y armas contra el Profeta, por odio a los creyentes.
Los cristianos, por el contrario, rechazaron promover la guerra contra Allah y Su Mensajero, en tanto que su declaración de cariño por los seguidores de esta fe y su afecto eran sinceros.
Entre otras palabras de alabanza que Allah ha derramado sobre ellos en Su Libro y Sus Revelaciones….., Y sin duda hallarás que los que muestran más afecto hacia los creyentes son aquellos que dicen: “Somos cristianos”. La razón de ello es porque entre ellos hay ermitaños y monjes que no son arrogantes. Cuando oyen lo que se le ha hecho descender al mensajero, ves sus ojos bañados en lágrimas porque conocen parte de su verdad. Y dicen: “¡Señor nuestro! Creemos en lo que ha bajado escrito y testimoniamos (la verdad). ¿Por qué no íbamos a creer en Dios y en la verdad que nos ha llegado? Y deseamos fervientemente que nuestro Señor nos haga entrar en compañía de los rectos” (Corán, 5:82-84).
De hecho, algunos cristianos dignos de confianza y que conocían la religión divina, nos ayudaron a proclamar esta religión y procedieron a ayudar a Allah y a Su Mensajero, predicando a los hombres según Su Voluntad y ayudándole a cumplir su misión.
El Sayyid ‘Absiso, Ibn Hijrah, Ibrahim, el monje, e ‘Isa, el Obispo, vinieron a verme, acompañados de cuarenta jinetes de Najran junto con otros que, como ellos, profesan la religión cristiana en las tierras de Arabia así como en tierras extranjeras. Yo les informé de mi misión y les pedí que ayuden a reforzarla, a proclamarla y asistirla.
Y puesto que la causa de Allah les parecía evidente, no volvieron sobre sus pasos ni volvieron sus espaldas. Por el contrario, se nos acercaron, permanecieron firmes, fueron condescendientes, nos asistieron, nos aceptaron, hicieron promesas generosas, nos dieron buenos consejos y nos aseguraron por medio de juramentos y pactos que apoyarían la verdad que traje y que repelerían a quienes la rechazasen o la contradijesen.
Después de reunirse con sus correligionarios, no rompieron su alianza ni cambiaron su opinión….
Todos los jefes árabes, todos los líderes musulmanes y toda la Gente de la Vocación, de todo el mundo, me enviaron cartas en las que me expresaban el cariño de los cristianos hacia mi causa, su celo para rechazar las incursiones a lo largo de las fronteras fortificadas de sus regiones, su determinación de observar el tratado que les había ofrecido y formalizaron cuando se reunieron conmigo. En verdad, los obispos y los monjes demostraron una lealtad inquebrantable en la adhesión a mi causa y una (gran) dedicación personal para confirmar y apoyar la difusión de mi misión.
….….….….….….….….….….
Los cristianos… respetaron mi alianza. Reconocieron mis derechos. Cumplieron las promesas hechas durante nuestra reunión. Asistieron a mis lugartenientes que había enviado a las fronteras. Se ganaron mi preocupación y mi afecto por el cumplimiento de las obligaciones que había acordado con ellos libremente, en nombre de todos los musulmanes expandidos por el Este y el Oeste. Se ganaron mi protección durante mi vida y después de mi muerte, cuando Allah la determine. Siempre y cuando el Islam se expanda y mi verdadera misión y fe crezcan, este pacto será obligatorio para todos los creyentes y musulmanes, mientras el agua llene el fondo del océano, la lluvia caiga desde el cielo, la tierra produzca plantas, las estrellas brillen en el firmamento y el amanecer despunte para el viajero. A nadie se le permite romper este tratado, alterarlo, añadirle algo, eliminarlo. Cualquiera de esas cosas atentan contra mi pacto y las supresiones debilitan mi protección.
Este pacto, que yo deseo otorgar, me compromete. Cualquiera de mi ummah que, después de mí, rompa este Pacto de Allah, Glorificado y Exaltado sea, la Prueba de Allah se levantará contra él y Allah es suficiente como Testigo.
Lo que me impulsa a actuar de esta manera es que tres personas (de Seyyid Ghassani) me pidieron un documento que sirviese de salvoconducto, un tratado que reconociese la fidelidad a sus promesas hacia los musulmanes, tratado que concluí voluntariamente con ellos.
Quise que los detalles de la alianza sean ratificados por los ojos de quien va por mi camino en todas las regiones árabes, que yo y los de mi vocación no nos sintamos responsables por esos que se denominan cristianos y siguen a cualquiera de las distintas denominaciones cristianas (es decir, el Profeta deja en claro que no se mete para nada en las disputas intercristianas) y que este tratado sea inviolable, solemne y obligatorio para todos los musulmanes y creyentes.
Por lo tanto, llamé a los líderes de los musulmanes y a mis principales Compañeros. Y colocándome como garante de la demanda de los cristianos, preparé este documento, que los musulmanes, detenten o no el poder, están obligados a conservar de generación en generación.
(Así debe ser) para llevar a cabo mis órdenes con el objeto de cumplir con la obligación de lealtad y respeto hacia aquellos que solicitaron este pacto de mí y para ser fiel a las obligaciones que he acordado, de modo que no se les reproche haberme desobedecido.
También la gente debe abstenerse de lastimarlos y acatar el pacto que hice con ellos para que puedan entrar por las puertas de la fidelidad conmigo y contribuir al bien que he hecho para aquellos que lo han ganado por haber apoyado mi misión y enfurecido a los negadores y a los escépticos.
Para que no haya prueba o argumentos de parte de quienes son objeto de este pacto (es decir, los cristianos) frente a los partidarios del Islam, en caso de que estos últimos (es decir, los musulmanes) actúen de manera contraria a este documento por falta de reconocer los derechos que han ganado y que merecen obtener (los cristianos).
Por último, este pacto les recuerda [a los creyentes] que sean benévolos, fomenta la buena voluntad, ordena la caridad, desalienta el mal y marca el sendero de la sinceridad y el camino que conduce a la justicia, Allah mediante.
[Texto del Pacto]
En el Nombre de Allah, el Más Compasivo, el Más Misericordioso
Este documento ha sido proporcionado por Muhammad ibn ‘Abd Allah ‘ibn Abd al-Muttalib, el Mensajero de Allah para toda la humanidad, quien fue enviado a predicar y advertir y a quien se le ha confiado el Fideicomiso de Allah entre Sus Criaturas de modo que los seres humanos no tuviesen ningún pretexto ante Allah, Poderoso y Sabio, luego (de la venida de) sus mensajeros y (su) manifestación.
Para Sayyid Ibn Harith ibn Ka’b, sus correligionarios y todos aquellos que profesan la religión cristiana, estén al Este o al Oeste, en regiones cercanas o distantes, sean árabes o extranjeros, conocidos o desconocidos.
Este documento constituye un contrato autorizado, un auténtico certificado establecido sobre la base del acuerdo y de la justicia, así como un pacto inviolable.
Quien se rige por este edicto, demuestra su apego al Islam, será digno de lo mejor que el Islam tiene para ofrecer. Por el contrario, cualquier hombre que lo destruya, rompa el pacto que contiene, lo altere o desobedezca mis mandamientos, habrá violado el pacto de Dios, infringido su alianza y desdeñado su tratado. Merece Su maldición, sea una autoridad soberana o cualquier otro.
Me comprometo a una alianza con ellos en nombre de Allah y los pongo bajo la salvaguardia de Sus Profetas, Su Elegido, Sus Santos, los musulmanes y los creyentes, el primero de ellos y el último de ellos. Tal es mi alianza y pacto con ellos.
Proclamo, una vez más, las obligaciones que Allah impuso obedecer a los Hijos de Israel: seguir Su Ley y respetar Su Alianza Divina. Por la presente declaro que mis jinetes, mis soldados de a pie, mis ejércitos, mis recursos y mis partidarios musulmanes protegerán a los cristianos por más lejos que se encuentren, habiten las tierras que bordean mi estado o habiten otras regiones, cerca o lejos, en tiempos de paz como en tiempos de guerra.
Me comprometo a apoyarlos, a colocar sus personas bajo mi protección, como así también sus iglesias, capillas, oratorios, los monasterios de los monjes, las residencias de los anacoretas donde sea que se encuentren, en las montañas o en los valles, en las cuevas o en regiones habitadas, en las llanuras o en el desierto.
Voy a proteger su religión y su Iglesia dondequiera que se encuentren, en la tierra o en el mar, en el Oeste o en el Este, con la mayor vigilancia por mi parte, por parte de la Gente de mi Casa y de los musulmanes como un todo.
Los pongo bajo mi protección, hago un pacto con ellos, me comprometo a protegerlos de cualquier daño o perjuicio, a eximirlos de cualquier pedido u obligación onerosa y ampararlos, yo, mis asistentes, mis seguidores y mi nación, contra todos los enemigos que se dirijan contra ellos y en mi contra.
Por tener autoridad sobre ellos debo gobernarlos, protegerlos de los daños y garantizar que no les ocurra nada que no me ocurra a mí y a mis Compañeros quienes, junto a mí, defienden la causa del Islam.
Prohíbo que los conquistadores de la fe gobiernen sobre ellos durante sus invasiones o les obliguen a pagar impuestos, a menos que lo consientan voluntariamente. Un cristiano jamás debería ser sometido a la tiranía o la opresión en esto.
No se permite remover a un obispo de su obispado, a un monje de su vida monástica o a un anacoreta de su vocación de ermitaño. Tampoco está permitido destruir cualquier parte de sus iglesias, tomar parte de sus edificios para construir mezquitas o casas de musulmanes. Quien haga tal cosa, habrá violado el Pacto de Dios, desobedecido a Su Mensajero y se habrá separado de la Alianza Divina.
No se permite imponer capitación o cualquier tipo de impuesto sobre los monjes, los obispos o cualquiera de aquellos que, por su devoción, usen ropa de lana o vivan solos en las montañas o en otras regiones deshabitadas.
Todos los demás cristianos que no sean clérigos, monjes o ermitaños, deberán pagar un máximo de cuatro dirhams por año. O proporcionarán un conjunto de materiales en bruto o un Turbante bordado de Yemen. Esto es para ayudar a los musulmanes y para contribuir al crecimiento de la Hacienda Pública. Si se tratase de ropa difícil de conseguir, deberán proveer algo equivalente en precio, si están de acuerdo, voluntariamente.
La capitación de los cristianos que tengan ingresos; que posean tierras; que se dediquen significativamente al comercio por tierra o por mar; que sean ricos y exploten minas de piedras preciosas, no deberá superar, en conjunto, doce dirhams por año, mientras sean habitantes y residentes de estos países.
A los viajeros que no sean residentes del país o cuya residencia se desconozca, no se les podrá exigir nada de lo antes señalado.
El impuesto a la tierra y la capitación se aplicarán solamente a los propietarios de tierras y a los ocupantes de propiedades heredadas sobre las que tiene derecho el gobernante. Pagarán como lo hacen otros, sin que la carga exceda injustamente su capacidad de desembolso. En cuanto a la fuerza laboral que los dueños utilizan para cultivar esas tierras, hacerlas fértiles y cosechar, no debe gravarse excesivamente. Que paguen de la misma manera que se impuso a otros contribuyentes.
Los hombres que pertenecen a nuestra alianza no estarán obligados a ir a la guerra con los musulmanes para combatir a sus enemigos, atacarlos y capturarlos. En efecto, los miembros de la alianza no participarán en la guerra. Es precisamente para que no estén obligados a eso, que se les concede este pacto, a la vez que se les asegura la ayuda y protección por parte de los musulmanes. Ningún cristiano puede ser obligado a ayudar al equipamiento de un musulmán, sea con dinero, armas o caballos, en el caso de una guerra en la cual los creyentes ataquen a sus enemigos, a menos que lo provea por propia voluntad. Quien lo haga y contribuya de manera espontánea, será objeto de alabanza, gratitud y recompensa. Y se mantendrá presente su ayuda.
A ningún cristiano se lo forzará a convertirse en musulmán: No discutáis con aquellos a los que se otorgó el Libro (es decir, el Evangelio) salvo de la mejor manera… (Corán, 29:46). Se los debe cubrir con el ala de la misericordia. (Debemos) repeler cualquier daño que fuese a afectarles donde sea que se encuentren, en cualquier país que estén.
Si un cristiano cometiese un crimen o un delito, los musulmanes deben proporcionarles ayuda, defensa y protección. Deben perdonar sus ofensas y animar a su víctima a reconciliarse con él, instándole a perdonarlo o a recibir a cambio una compensación.
A partir de este pacto que hice con ellos en nombre de Allah para asegurar que el bien que logren los musulmanes también lo logren ellos y que lo malo que toque a los musulmanes también toque a ellos (es decir, que compartan por igual los momentos de alegría y de tristeza), los musulmanes no deben abandonar a los cristianos, descuidarlos, dejarlos sin ayuda y asistencia. En virtud de este pacto, han obtenido derechos inviolables para disfrutar de nuestra protección, ser defendidos contra cualquier violación de sus derechos, por lo que quedan ligados a los musulmanes en la buena y mala fortuna.
Los cristianos no deben ser sometidos a abusos que les hagan sufrir por medio de matrimonios que no desean. Los musulmanes no deben tomar a niñas cristianas en matrimonio contra la voluntad de sus padres ni deben oprimir a sus familias en caso de que rechazaran sus ofertas de compromiso y matrimonio. Los matrimonios no deben tener lugar sin su deseo y acuerdo y sin su consentimiento y aprobación.
Si un musulmán toma a una mujer cristiana como esposa, debe respetar sus creencias cristianas. Ella tendrá libertad de escuchar a sus superiores [a sus clérigos] y seguir el camino de su religión en tanto lo desee. Quien, a pesar de esta orden, obliga a su esposa a actuar contrariando su religión en cualquier aspecto, habrá roto la alianza de Allah y entrará en rebelión abierta contra el pacto de Su Mensajero. Y Allah lo contará entre los impostores.
Si los cristianos se acercan a los musulmanes en búsqueda de ayuda y asistencia para reparar sus iglesias y conventos o para arreglar cuestiones relativas a sus asuntos y su religión, deben ayudarlos y respaldarlos. Sin embargo, no lo deben hacer con el objeto de recibir alguna recompensa. Por el contrario, lo deberían hacer para restaurar esa religión, como ejemplo de fidelidad al pacto del Mensajero de Allah, solo como ofrenda y como un acto meritorio ante Allah y Su Mensajero.
En materia de combate entre ellos y sus enemigos, los musulmanes no emplearán a ningún cristiano como mensajero, explorador, guía o espía o para cualquier otra tarea de la guerra. Quien les obligue a alguna de esas cosas, atentará contra los derechos de Allah, será un rebelde contra Su Mensajero y será expulsado de Su Alianza. Nada le está permitido al musulmán [con respecto a los cristianos] fuera de obedecer estos edictos que Muhammad ibn ‘Abd Allah, el Mensajero de Allah, ha aprobado a favor de la religión de los cristianos.
Este pacto también pone condiciones [a los cristianos] y demando que prometan cumplirlas y satisfacerlas como ordena su religión. (Entre esas demandas), además de otras cosas, está que ninguno de ellos puede actuar contra un musulmán como explorador o espía, de manera abierta o encubierta, a favor de un enemigo en combate. Ninguno de ellos albergará a los enemigos de los musulmanes en sus hogares, desde los cuales podrían esperar el momento para lanzar un ataque. Nunca se permitirá a estos enemigos [de los musulmanes] detenerse en sus regiones, sea en sus aldeas, en sus oratorios, o en cualquier otro lugar perteneciente a sus correligionarios. En la guerra no deberán aportar ayuda alguna a los enemigos de los musulmanes dándoles armas, caballos, hombres o cualquier otra cosa, ni deberán tratarlos bien. Deben acoger durante tres días y tres noches a cualquier musulmán que se detenga entre ellos, con sus animales. Deben ofrecerle, dondequiera que se encuentren y dondequiera que vayan, la misma comida con la que viven ellos mismos. Sin embargo, no están obligados a soportar otras cargas onerosas o molestas.
Si un musulmán necesita esconderse en uno de sus hogares u oratorios, deben concederle hospitalidad, guiarlo, ayudarlo y proporcionarle alimento durante todo el tiempo que esté entre ellos, haciendo todo lo posible para mantenerlo oculto y para impedir que lo encuentre el enemigo, (además de) proveer a todas sus necesidades.
Quien sea que contravenga o altere lo decretado en este edicto, será arrojado fuera de la alianza entre Allah y Su Mensajero.
Acaten todos los tratados y alianzas acordados con los monjes, a lo que me obligo, y todo otro compromiso que cada profeta ha hecho con su nación, para asegurarles la salvaguardia, la protección fiel, (de modo que) les sirva de garantía.
Este documento no debe ser violado o alterado hasta la hora de la Resurrección, Allah mediante.
Este documento, (dictado) por Muhammad ibn ‘Abd Allah, que contiene el pacto que concluyó con los cristianos y que incluye las condiciones impuestas sobre estos, tiene el testimonio de:
‘Atiq ibn Abi Quhafa, ‘Umar ibn al-Khattab, ‘Uthman ibn ‘Affan, ‘Ali ibn Abi Talib, Abu Dharr, Abu al-Darda, Abu Hurayrah, ‘Abd Allah ibn Mas‘ud, al-‘Abbas ibn ‘Abd al-Muttalib, al-Fadl ibn al-‘Abbas, al-Zubayr ibn al-‘Awwam, Talha ibn ‘Ubayd Allah, Sa‘d ibn Mu‘adh, Sa‘d ibn ‘Ubada, Thumama ibn Qays, Zayd ibn Thabit y su hijo ‘Abd Allah, Hurqus ibn Zuhayr, Zayd ibn Arqam, Usamah ibn Zayd, ‘Umar ibn Mazh’un Ammar, Mus’ah ibn al-Zubayr ibn Jubayr, Abu al-Ghalia, ‘Abd Allah ibn ‘Amr ibn al-‘As, Abu Hudhayfa, Ka‘b ibn Malik, Hasan ibn Thabit Ja‘far ibn Abi Talib.
[Escrito por Mu‘awiyyah ibn Abi Sufyan]
Tomado de : http://www.covenantsoftheprophet.com/
Vuelvo a citar aquí algunos párrafos de este pacto, acuerdo o documento con los cristianos de Najran, para subrayar de qué manera los Omeyas de los 600 C. y sus seguidores políticos-ideológicos actuales (ISIS, CI, al Qaeda, etc.) se oponían y oponen a lo determinado y propuesto por el Profeta Muhammad y por el Corán:
Este pacto “resulta vinculante para todos los musulmanes que vendrán después de él (es decir, de Muhammad), quienes tendrán que ser conscientes del mismo, reconocer su autenticidad, creer en él y resguardarlo”. Esto ya fue traicionado por los Omeyas, por los wahhabis o salafistas y por los terroristas actuales.
Todos los hombres tienen prohibido, aunque sean gobernadores u otras autoridades, revocarlo o no cumplirlo”. Esto ya fue traicionado por los Omeyas, por los wahhabis o salafistas y por los terroristas actuales.
“La razón por la que los cristianos fueron encontrados merecedores de este pacto de protección de Allah, de Su Mensajero y de los creyentes, es que se trata de un derecho que ellos han ganado y se establece en su favor por medio de los hombres de esta Religión, lo cual obliga a cada musulmán a respetarlo, defenderlo, conservarlo, protegerlo a perpetuidad y vivir en conformidad con el mismo”. Esto ya fue traicionado por los Omeyas, por los wahhabis o salafistas y por los terroristas actuales.
Los cristianos, “Se ganaron mi protección durante mi vida y después de mi muerte”. “Este pacto, que yo deseo otorgar, me compromete. Cualquiera de mi ummah que, después de mí, rompa este Pacto de Allah, Glorificado y Exaltado sea, la Prueba de Allah se levantará contra él y Allah es suficiente como Testigo”. Esto ya fue traicionado por los Omeyas, por los wahhabis o salafistas y por los terroristas actuales.
Ese asesino llamado Busr pasó luego por otras ciudades y fue masacrando a miles de ciudadanos pacíficos. Los historiadores dicen que exterminó a más de 300 mil personas, sin incluir a las que quemó vivas, práctica que también desarrollan los seguidores del llamado Califato “Islamico”.
¿Se enteraron de los desastres y crímenes que cometió el CI hace poco en Mosul (Irak), con la quema de once iglesias y monasterios, la ocupación de cerca de otros veinte y su uso como bases de operación o prisiones y la voladura parcial del convento Sagrado Corazón? Pues bien, allá por los años 600 C. los progenitores y maestros de estos terroristas, es decir, los Omeyas, hacían exactamente lo mismo o cosas peores, contrariando absolutamente lo dictaminado por el Profeta Muhammad. Un Omeya llamado Ziad llegó a la ciudad de Basora (Irak), mató a unos y reprimió a otros por la simple sospecha, sin prueba de nada. Amputaba manos y pies con un golpe de espada, ahorcaba, encarcelaba, saqueaba los recursos bien habidos de la población, los quemaba vivos –exactamente como hizo unas semanas atrás el CI con una pareja de hindúes– y los humillaba de todas las maneras posibles. Esa bestia humana llamada Ziad pronunció un discurso y dijo: «Juro por Dios (¡se imaginan semejante satanás jurando por Dios!) que arrestaré al amo como embargo preventivo por su empleado, a la persona disponible por la que ha huido, al obediente en lugar del desobediente (¡premiaba a los malos y castigaba a los buenos!), al saludable en lugar del inválido, hasta que cada uno de ustedes diga al otro, “Oh fulano, huye porque mengano ha sido asesinado”… destruiré Basora y demoleré las casas. Presten atención. Ninguno de ustedes saldrá de las viviendas durante la noche. El que lo haga será decapitado”» (“La Voz de la Justicia Humana”, G. Jordac). Luego se dedicó a buscar a los seguidores de Ali, a los que cortaba pies y manos o dejaba ciegos o los colgaba de las datileras, al punto que allí no quedó ningún firme defensor de Ali vivo.
Y de tal padre tal hijo, llamado Ubaidullah. Cometió las mismas atrocidades de su padre e incluso fue más allá. Cuenta un relator de aquella época: “Expuso el peor tipo de crueldad y perversidad el día que martirizó a Husein, el hijo de Ali. Incluso después del martirio, la desvergüenza, la ruindad y la bajeza del hijo de Ziad no conocieron límites” (“La Voz de la Justicia Humana”, G. Jordac).
El grado de perversidad de los Omeyas de aquella época era casi infinito. Uno de ellos escribe a su jefe: “Como (usted) había ordenado, saqueamos Medina durante tres días. Agradezco a Dios que me curó de mis angustias cuando maté a los antiguos opositores” (“La Voz de la Justicia Humana”, G. Jordac). Y uno de los máximos degenerados, un tal Hajjah, dijo: “De lo que más he gozado es del derramamiento de sangre y de realizar esas cosas que nadie tuvo el coraje de hacerlas ahora ni antes” (“La Voz de la Justicia Humana”, G. Jordac). Estos criminales que en su desfachatez juraban por Dios, preferían a los ateos y a los politeístas antes que a los creyentes en Dios Uno: a los primeros premiaban con grandes regalos e importantes puestos, en tanto que a los firmes en el monoteísmo los masacraba. El rencor que albergaba Hajjah contra los convencidos de la verdad del Corán era tal, que asesinaba a cualquiera que llevase el nombre de Ali o el de alguno de sus familiares, pues estos eran los más firmes sostenedores del Libro revelado por el Profeta Muhammad. Sin más motivo que ese rencor, asesinó a unas 120 mil personas y encarceló a unos 50 mil hombres y 30 mil mujeres. El gobernante de turno de los Omeyas pidió a sus hijos antes de morir: “Honren a Hajjah porque el holló los púlpitos, destruyó ciudades y sometió a los enemigos por amor a ustedes” (“La Voz de la Justicia Humana”, G. Jordac), por lo que ese criminal de lesa humanidad fue mantenido como gobernador de una amplia zona.
Todo lo dicho bajo el subtítulo QUINTA CUESTION exhibe de manera profunda cuáles son las raíces de estos grupos y, casi automáticamente, da respuesta a la CUARTA CUESTION –cómo es posible que recluten tanta gente– de una manera plena y explica, con toda claridad, lo más medular de la TERCERA CUESTION, es decir, quiénes son favorecidos por su accionar. Además, deja esclarecido de manera terminante el interrogante de la SEGUNDA CUESTION –acerca de la profesión de fe de estos grupos– y determina con toda la contundencia del caso la respuesta a la PRIMERA CUESTION, o sea, porqué actúan en nombre del Islam.
Creo que con lo expuesto se fundamenta sólidamente cuáles son las raíces ideológico-políticas de los actuales terroristas, algo que entiendo no se ha hecho hasta el momento en los estudios en la materia.
Por último, podemos resumir esa larga y cruenta historia de tareas antiislámicas realizadas por gente formalmente “musulmana” –que el capitalismo salvaje aprovechó espectacularmente–, señalando a los actores principales entre los enemigos del Profeta Muhammad desde un inicio hasta la actualidad:
1) Quienes combatieron e intentaron asesinar al Profeta Muhammad al principio de su misión con Abu Sufyan a la cabeza;
2) El hijo de Abu Sufyan, Muawiyyah, quien da origen a la dinastía Omeya.
3) Los wahhabis o salafistas asociados con la casa Saud, quienes con la ayuda de los británicos establecieron la llamada “Arabia Saudita”. Ese invento reunió lo peor de los Omeyas con lo peor de los piratas, explotadores, saqueadores, esclavistas, verdugos e imperialistas ingleses.
4) Todos los grupos terroristas actuales, entre los que se cuentan Talibanes, ISIS, CI, Estado Islámico, Al Nusra, Al Qaeda, Jorasán, Boko Haram (Jama’atu Ahlis Sunna Lidda’awati wal-Jihad), Al Shabaab, Jemah Islamiyah, Emiratos del Cáucaso, Lashkar -e- Tayyiba, Abu Sayyaf, Jaish -e- Mohammaed, etc.
Este es el hilo negro que enhebra los distintos y consecutivos elementos disfrazados de musulmanes que constituyen el eje antiislámico en la historia del Islam. Los hechos nos muestran con claridad cuál es la naturaleza de los seguidores de los Omeyas –una inmensa multitud de mangoneados últimamente, de una u otra forma, por los salafistas– y cual la de la pequeña cantidad de seguidores de Ali.
Por último, una pregunta clave para que quede marcada, de manera indeleble, la esencia ideoloógico-política de los terroristas de los que nos ocupamos: ¿puede alguien mencionar entre todos esos grupos asesinos a uno que no sea seguidor de los omeyas-wahabbis-salafistas-sauditas?
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Buenos Aires, 18 de Diciembre de 2014.-
Ver también:
http://www.facebook.com/pages/Pactos-Trascendentales/528927583884784?ref=hl
http://www.covenantsoftheprophet.com/
http://www.covenantsoftheprophet.com/ (ver el link “los pactos del Profeta”)