Derrotar al PP y sus políticas, construir la República. Las encuestas señalan posible derrota del PP / Pedro A. García Bilbao

Es vital derrotar al PP y a las politicas neoliberales que aplican. Parece claro ¿no? Eso es lo primero y a eso se apuntan muchos, a derrotar esa linea y a intentar cambiar las cosas. Nosotros en RPS decimos que eso se debe hacer desde una perspectiva republicana y que el objetivo de la República no se debe perder, es una garantía de que esa derrota del PP sería una victoria de las clases populares y los trabajadores, pues quienes duden de la república no son muy de fiar ante los mercados. Hay que ser firmes y claros en algunas cosas importantes. Eso decimos en RPS y sabemos que ese objetivo de derrotar al PP es posible si forma un Frente Antirrecortes lo más amplio posible, pero coherente claro…

Es claro que IU / PCE cuentan con presencia pública y parlamentaria que les hace aparecer ante los votantes como una alternativa viable o posible. Pero tienen la tentación de aparcar cualquier resonancia republicana o laicista más allá de cierto limite por una cuestión de calculo electoralista —malo—, o por una cuestión ideológica —peor—,  pues algunos no comparten con nosotros nuestro respeto por la Segunda República como base para la Tercera y el papel que juega en todo esto la necesidad de anular las leyes de sucesión y amnistía. No todos actúan así, pero me refiero a su linea institucional y electoral en la que siempre acaba imponiéndose esa línea. Esto sólo se combate hablando claro y públicamente, forzando los debates y sacando las contradicciones.

Se trata en realidad de combatir por la hegemonía de la izquierda y de la sociedad. Eso es lo que representa la República, la expresión de un cambio sustancial en la relación de fuerzas. Primer requisito es asumir ese reto: no contentarse con un hueco en el sistema. Se debe luchar seriamente por cambiar las cosas. Los republicanos tenemos un proyecto de estado y de sociedad y vamos a combatir por él, y es precisamente ahora cuando el poder declara el fin de la «democracia» del welfare state y nos arrastran al siglo XIX de cabeza con su democracia burguesa (censitaria y donde sólo el dinero otorgaba ciudadanía y derechos), ahora cuando la socialdemocracia está al descubierto y en toda su miseria, es ahora precisamente cuando la República republicana, democrática y popular, garante de las libertades y el bien común, laica, solidaria y fraterna se perfila como el objetivo a conseguir tras la victoria sobre este régimen corrupto. Ha de lucharse para vencer, el PP y el PSOE realmente existente nada tienen que ofrecer sino más miseria. O logramos la República comprometida con la supervivencia física del pueblo al precio que sea o no sobreviviremos a las crisis ecológica y de energía que se avecinan. Este objetivo empieza por derrotar social y políticamente a este régimen.

Derrotar electoralmente al PP es derrotar también a CiU, a UPyD y a los de Coalición Canaria. Bastaría una alianza de esas fuerzas entre si para proseguir el ataque monstruoso que estamos sufriendo y que es preciso contener y vencer. Si las encuestas señalan que se desploman estos partidos y que UPyD con su subida no bastaría para dar una mayoría neoliberal o reaccionaria y todo fuese posible si la izquierda se uniera en el parlamento… ¿qué pasaría?

Sabemos que el PSOE no es de fiar. O más claro, sabemos perfectamente que es lo que no va a hacer: el PSOE no va a combatir la dictadura de los mercados. Se plegará como hizo Zapatero, como estimula Almunia. El PSOE realmente existente está más cerca del PP de lo que parece, es parte del problema.

Pero si los resultados electorales le quitan la mayoría al PP y adláteres, el PSOE tendrá un problema parecido al de IU. Tendrían que mojarse abiertamente todavía más. IU ya lo ha hecho en Andalucia con un resultado patético. No basta con decir que Arenas del PP lo hubiera hecho peor, no es suficiente.

Una posición firme de la izquierda del PSOE, tanto la de ámbito estatal como nacionalista, comprometida con un programa avanzado anticrisis, firme ante Bruselas, implacable con la corrupción, dispuesta a las nacionalizaciones de los sectores estratégicos, dispuesta a combatir el paro, a establecer una renta básica para todos, que luche, en suma, contra la crisis pero con reformas estructurales profundas y decisivas en favor de los trabajadores, obligaría al PSOE realmente existente a romperse o a entregarse al PP todavía más. El engendro creado por la CIA en Suresnes tiene los días contados. Es preciso articular un gran frente social y político capaz de plantar cara electoral y políticamente a ese régimen.

La situación que se nos plantea es brutal. Privatizaciones masivas, destrucción de la educación pública, la salud, etc, entrega total al capital europeo, un desempleo monstruoso, la universidad destrozada, las pensiones en peligro, miedo por todas partes, desanimo creciente, corrupción, la Justicia en manos de la caverna del Opus y neofranquistas, perdida total de soberanía, ascenso de grupos populistas y neofachas como UPyD, empresas con un poder social y político que no dudan en ejercer para destruir las condiciones de vida y trabajo. Un horror estos años del PP de Rajoy. Es vital derrotarles. No hacerlo, no ayudar a su derrota política y social es un crimen, una traición.

Los republicanos somos razonables. Decimos que este régimen es irrecuperable, pues se basa en la impunidad del franquismo. Si el franquismo no fuese impune, la cúpula judicial, la cúpula militar y la cúpula de las grandes empresas estarían procesados y en la cárcel. Es por eso que cuando algunos dudan de si la república puede suponer alguna diferencia y plantean que o da igual o insisten en una con «apellidos», nosotros nos reímos.

Una República sin IMPUNIDAD del franquismo es la que necesitamos. Eso aclararía mucho el panorama.

Por eso en medio de todos los problemas que tenemos como país, pese a la decadencia miserable del Borbón y a la imagen patética que ofrece la monarquía, por eso la República no avanza como debiera, por que la sola mención de la palabra república causa sudores en parte de las elites dirigentes españolas, la asocian al fin de sus privilegios, unos privilegios construidos sobre el asesinato y el robo a millones de compatriotas.

El odio a la República anida en el corazón de los que hoy se están beneficiando de la crisis y nos han condenado a la miseria y a la decadencia para salvar sus privilegios de clase. Algunos, más cínicos, no dudarían en apoyar la mejor república que se pueda comprar con dinero, y no faltarían apoyos para eso, pero hoy por hoy, la república y su tricolor siguen levantando esperanzas en el corazón de millones de personas y prefieren opciones menos arriesgadas. Hoy, a diferencia de 1931, la monarquía cuenta con un recambio dinástico, y las elites saben que no pueden ceder como hicieron en 1931, saben que ceder entonces les obligó a una matanza genocida tremenda para recuperar su posición. No van a ceder ahora. Preferirán jugar la baza del Borbón Junior. Esto no arreglará nada, claro, pero les dará unos años más de uso y disfrute mientras el paro, la miseria y los planes de ingeniería social de las elites van destruyendo cualquier opción de futuro alternativo y sepultan el espectro de la República que todavía les aterra.

Nuestra tarea es clara como republicanos. No vamos a renunciar a la legalidad republicana robada. No vamos a callarnos ante la impunidad del franquismo. Vamos a exigir que se declare ilegal el franquismo ya de una vez, que se anule la Ley de Sucesión y se declare por tanto ilegítima esta monarquía, vamos a exigir la anulación de la ley de amnistía del 77 para que se pueda empezar a juzgar a toda esa gentuza y vamos a decir en voz alta que o hay una ruptura clara con el régimen actual y su herencia franquista o no será viable ningún programa contra la crisis.

Es necesaria una gran unidad contra el régimen, es preciso hablar en esos términos, hay que desautorizarles en los temas centrales, esta es una monarquía corrupta, con unos partidos dinásticos corruptos, en la que no hay la menor esperanza de regeneración sin meter en la cárcel a los corruptos. La República deberá ser implacable y meter a la Iglesia en su sitio, y a los banqueros, las cúpulas de la CEOE, la judicatura y de los partidos dinásticos ante sus responsabilidades criminales con la dictadura y con la corrupción de estos años.

¿Tarea imposible? ¿utópica? ¿Y derrotar a la Troika qué, es más sencillo acaso? Para derrotar a la troika necesitamos independencia y soberanía popular, necesitamos un estado democrático comprometido con las libertades, los derechos, el futuro y la supervivencia de nuestro pueblo. Y eso tiene nombre, se llama Tercera República Española.

Esta es nuestra aportación a las luchas que han de venir, que ya están aquí. Debe aprenderse de la historia, de la memoria. En el 77 se usó la palabra «democracia» para tapar la república, hoy se usa el concepto «proceso constituyente» para lo mismo, para impedir que salga con claridad la república. La clave es la declaración de ilegalidad del franquismo. Si este es ilegal y sus leyes anuladas, la monarquía caerá.

Quienes se niegan a incorporar este planteamiento a la lucha política de la izquierda y se dicen republicanos no son fiar. Quienes lo tenemos asumido no vamos a callarnos, que se sepa con claridad. Hoy más que nunca llamamos a los que ven claro que la lucha contra la crisis y por la República van juntas. la Junta Estatal Republicana juega este cometido. Estas ideas están en el germen de la Tercera República y no pueden estar fuera de cualquier intento de derrotar al PP y sus políticas. Millones de personas sienten en sus tripas que este es el único camino. Convirtamos la rebeldía en un ariete contra este régimen miserable y avancemos hacia la victoria. Es posible.

Las elecciones europeas pueden y deben convertirse en un gran plebiscito contra la monarquía, la corrupción y el neoliberalismo. ES precisa una gran candidatura de unidad antirrecortes y por la República, una muy amplia, que llegue a sumar las esperanzas de cuantos están hartos de soportar tantas agresiones. Es de hora de decir basta. Es preciso derrotar al PP y al régimen. Lograrlo es el camino a la República.