Este artículo se escribió en 2019 cuando la campaña de las Europeas. Es parte del esfuerzo que hice como candidato republicano (lo fui por Alternativa Republicana). En ausencia de toda posibilidad de debate público, lo escribí en contestación a una intervención del sr. Borrell. Lo que se expresa en el artículo fie parte de la línea política que defiende el espacio político republicano español y, en ese sentido, lo he expuesto en multitud de actos públicos y conferencias, dentro o fuera de contiendas electorales.
Fuimos invisibles en aquella campaña. Tuve actos en Gijón, Madrid, Guadalajara, Barcelona (en Noubarris), en Granada, Motril y Málaga. No se pudo más. Hubo una entrevista en la radio pública en Galicia, un par de artículos en prensa y algunos podcast de radio.
Diario de campaña de un republicano. 15 de mayo
La Unión Europea, Borrell y los republicanos españoles
Pedro A. García Bilbao. Sociólogo y profesor universitario. nº 1 al Parlamento Europeo por Alternativa Republicana
La verdadera clave para lograr cambiar la Unión Europea es retomar el control de nuestros propios países.
Estamos por una España Republicana y una Europa Federal
Hace ya mucho que el sr. Borrell renunció al socialismo, nosotros no lo hemos hecho a la República.
Borrell se retrata ante los lobbies del poder financiero español en su campaña europea y pone de manifiesto sus contradicciones. Sin debates serios en televisión o radio, sin espacios donde exponer y debatir entre las diferentes fuerzas políticas en liza, lo que tenemos es una democracia incompleta, de muy bajo perfil. Y claro, resulta muy significativo que uno de los muy escasos espacios sea un club de debate como el Forum Nueva Economía donde, en realidad, los que mandan se permiten disponer una tribuna para examinar a los candidatos. A los candidatos a los que les conviene dar visibilidad por supuesto, que no son otros que los del sistema. Podemos, Ciudadanos, Partido Popular y ahora Borrell, del PSOE, faltaría más. Allí acudio el pasado día 14 de mayo.
¿Y que ha dicho? ¿Y cómo lo glosaríamos los republicanos? Pues a falta de un buen mano a mano, siempre podemos entrar en debate. No vamos a dejar que sus palabras para tranquilizar al empresariado pasen desapercibidas; en el contraste con ellas, tal vez las nuestras se perciban de otra forma. Los republicanos somos firmes defensores del parlamentarismo y la discusión y el libre debate para esclarecer lo que ha de hacerse. Eso del derecho a decidir no es más que un eufemismo, una propuesta vacía, nosotros lo que defendemos es el derecho a discutir las cosas, es decir la democracia parlamentaria, la esencia de la República, Discutamos pues. Y decidamos “después”.
Cambio climático
Borrell, en relación a la cuestión del cambio climático y la necesidad de tomar decisiones que modifiquen la actividad económica y social, señaló que a su modo de ver “no se le puede pedir a quien tiene problemas para llegar a fin de mes que se preocupe por el fin del mundo”. Tal cual. Lo cierto es que causa cierto estupor oír estas cosas. No debiera ser tan difícil entender que no se trata de pedirle nada a los que no llegan a fin de mes, sino más bien a los responsables de que no lleguen. Son las grandes empresas las principales responsables tanto de la precariedad creciente, como de los mayores impactos contra el medio natural. Los grandes beneficios, históricos grandes beneficios, se sustentan en la explotación, la precariedad, las subcontratas, la externalización y el desprecio al medio natural de muy diversas formas. Son estas entidades las responsables en buena parte de ese fin del mundo en ciernes que implica el cambio climático, pero no, no va a criticar esto el sr. Borrell en la sede de esas empresas estos extremos. Tampoco en Estrasburgo, claro. Nosotros sí, no les quepa duda.
Migraciones
Las migraciones fueron otro tema, de hecho fue casi el más esperado, pues forma parte de la agenda de todo debate europeo. Es partidario de las migraciones ordenadas, y a lo que parece de “ordenarlas”, pues de lo contrario “se corre el riesgo de que aparezcan los fantasmas del pasado”. Añadió que “no podemos prescindir de ella”, puesto que “salvo que nuestros nietos desarrollen una afición por la reproducción necesitamos savia fresca y nueva de lugares con excedentes de población que cubra nuestras necesidades demográficas”; este quiebro es el estilo de la casa. Bien. ¿Quién puede estar en contra de las migraciones ordenadas? Nosotros los republicanos no, desde luego. Por supuesto que queremos migraciones ordenadas. La cuestión es doble, no obstante, primero cómo las ordenamos, con qué contenidos y reglas, y en segundo lugar, el verdadero problema son las políticas que las impulsan. Ah claro, ocurre que hay políticas que las impulsan. En el expolio masivo de otros países y continentes, toca ahora apropiarse de su juventud y no solo de sus recursos. La inmigración masiva hacia Europa, hacia cualquier parte, lleva a reventar la Estructura Social y los equilibrios de nuestras sociedades, en un contexto de retroceso de los derechos sociales y el welfare estate, de los derechos laborales y de cuestionamiento de la educación pública, la entrada masiva de inmigrantes los arroja a la precariedad, la explotación y la ghetificación, y a toda Europa a un clima de enfrentamiento interno del que solo salen beneficiados los populismos de extrema derecha.
Si queremos otras migraciones, necesitamos otra política exterior. Si queremos mantener la cohesión social, necesitamos otra política social, de redistribución, laboral, educativa. Si queremos que disminuya la presión en la frontera, tal vez debiéramos dejar de presionar nosotros en ciertos sentidos en el interior de los otros países, favorecer a los pueblos y no a los dictadores, poner freno a la depredación criminal de recursos. Es lo que tiene plantearse lo de las migraciones. Nos puede llevar tanto lejos como muy hondo en el debate.
Las políticas migratorias, lo expuse en un artículo académico ya en los noventa, son en realidad políticas sobre acceso o ejercicio de derechos para quienes no son nacionales del país al que acceden los migrantes. Derecho a entrar o salir, a trabajar o residir, a los derechos sociales básicos, algo que se complica pues por en origen el aspirante a inmigrante no es un ciudadano con esos derechos reconocidos.
El contexto real del mundo del trabajo y los derechos laborales en la Unión Europea, decía, es de retroceso, de precarización, de uberización masiva. En este panorama, las migraciones del exterior europeo hacia el interior, es decir, de extracomunitarios hacia la UE, son vistas tanto como una amenaza social a la vez que como una oportunidad de nutrir una amplia fuerza de trabajo precario, la base misma de todo el sistema.
Al destruirse el trabajo digno, al retroceder los derechos sociales, al paralizarse el ascensor social y abocarse al despeñadero social la clase media precarizada, las migraciones que llegan no podrán integrarse y serán un componente del mix explosivo que caracteriza la deriva de la situación social en la UE. No deja de ser curioso que los partidarios de quitar las regulaciones en casi todo, deseen “regular” fuertemente las migraciones; el motivo es sencillo, lo que se quiere es “controlar” y marcar límites a los trabajadores, y eso se puede conseguir precarizando el trabajo y arrojando al limbo del sin papeles al trabajador inmigrante, la alienación supina. ¿Cómo tratar a los migrantes? Pues sin olvidar que son trabajadores en su mayoría.
El no ciudadano, el no residente legal y que no tiene permiso de trabajo, si trabaja debe encontrar su fuente de derechos en su condición de trabajador. Persígase con dureza el trabajo ilegal, a las prácticas abusivas y no se criminalice al que vive de su trabajo.
El déficit demográfico europeo no se combate con políticas migratorias, sino con políticas sociales y laborales que consoliden trabajo digno y derechos sociales, que no lo dude nadie. Habrá natalidad baja y faltaran trabajadores, pero el hecho es que tenemos un paro aterrador en los jóvenes, sufrimos la emigración de los más preparados, somos incapaces de ofrecer empleo digno en todos los niveles, desde lo más humilde como el campo y la hostelería a la investigación, la ciencia y las ingenierías.
Obsérvese el perfil del inmigrante que nos llega y que si retenemos: marroquíes sin nada parecido a una mínima formación profesional que se traen a toda la familia, jóvenes africanos no cualificados y una masa importante de hispanoamericanos muy heterogénea.
Lo grave no es ese perfil, sino el que encontramos en el empresariado español medio y sis necesidades de persona.
Las migraciones siempre han sido un cociente entre factores de expulsión y de atracción, cuando se han descompensado o se han pasado de intensidad y ritmo tienden a desequilibrar tanto las sociedades de origen como la de destino, esto es independiente de si se trata de emigrantes escandinavos o indostaníes, da igual, si se rompen los equilibrios y las capacidades de acogida e integración las sociedades se verán sometidas a tensiones muy complejas de manejar. En esas estamos.
Defensa y Estados Unidos
En materia de Defensa, las tensiones con los EE.UU tuvieron su espacio en la campaña; Borrel habló de ello. A Trump no le acaba de gustar el nuevo espacio europeo de Defensa y se permite poner por escrito amenazas a toda pretensión de Defensa europea autónoma. Borrell dice uno y lo contrario, no acepta la imposición al tiempo que señala que “no es realista sustituir el paraguas OTAN” y que tampoco lo sería “financieramente”. ¿Qué significa esto? Que no se aclara. Trump desconfía de la OTAN porque le cuesta dinero, pero sobre todo porque es partidario de los tratados bilaterales donde puede imponer su peso ante los enanos. La OTAN es la coalición de enanos al servicio del gigante, pero este tipo de arquitectura no es ya funcional. La UE se siente confusa, los creyentes del atlantismo se encuentran con que su papado es ateo públicamente, la crisis de la OTAN viene del único que podía permitírselo, EE,UU. Así pues en la UE quieren organizarse en conjunto, pero no quieren romper la dependencia o la relación bilateral de cada páis con el gigante. Nosotros sí: los republicanos estamos por romper los Tratados bilaterales de España con los EE.UU, salir de la OTAN y desde esa planteamiento, apoyar una Defensa Europea autónoma, algo que exige definir primero quienes son los posibles enemigos, asunto este que no es tan sencillo y mucho menos sin saber de quienes son los intereses que estamos defendiendo. La aportación de la ex-izquierda al debate es patética: sí a la paz, menos gasto en Defensa, al tiempo que defienden el mucho empleo que da Rota y las bases, se oculta el tema OTAN, el papel USA en España y el de las FF.AA para la soberanía nacional. Como ocurre con la Política Exterior, otra Política de Defensa exige otra Política Nacionall, pero claro, esto precisa que aclaremos nuestros principios y qué idea de España tenemos, cosa que no se plantean hacer.
Armonización fiscal
En realidad, las desventuras de la armonización fiscal europea son indicador del fracaso de los Tratados Europeos, que lo tratan todo menos aquellos aspectos que limiten el poder del dinero. Al menos Borrell reconoce que hay un fracaso en esto de la armonización. Hemos de decir que en realidad la lucha por rebajar impuestos a las clases dirigentes aparece bastante “armonizada”, hacia menos, claro.
La PAC
Sobre la PAC, la Política Agraria Común, Borrell es partidario de mantenerla. Bien, decimos. Ni una palabra sobre mantenerla y cambiarla, porque la PAC no tiene correctores que impida que los grandes latifundistas, viejos y nuevos, sean los grandes beneficiados. Por nuestra parte, la cuestión es lograr una PAC que ayude a proteger la forma de vida campesina, a la población rural, a la agricultura sostenible, al consumo de proximidad y que ponga límites a los grandes conglomerados agro-industriales y a la dictadura de las cadenas de distribución. El monstruo en la sala de la PAC, no se olvide, es el papel del librecomercio en todo esto y cómo las grandes empresas del sector han deslocalizado también la producción a Marruecos o las Américas y además de arruinar a los campesinos de esas zonas, arruinan a los europeos, pues en realidad esto, para los grandes poderes económicos, no va de tener una agricultura rica, la forma de vida campesina en condiciones dignas y de una producción de alimentos sostenible.
Librecomercio y Geopolítica
En cuanto al comercio internacional lo que tenemos en Borrell es a un convencido partidario de tener en cuenta las “condiciones sociales y los equilibrios geopolíticos”. ¿Tener en cuenta? Claro, cómo no tener en cuenta que estamos en la era Trump. Pero no es eso. Los republicanos estamos radicalmente en contra de los TtiP y los tratados de Libre Comercio al servicio de los imperios. Defendemos el proteccionismo solidario, favoreciendo la producción propia y el consumo interno, pero también las importaciones solidarias, de productos sostenibles y condiciones de producción controladas. La globalización ha ido de deslocalizar la producción a países donde se pueda explotar a gusto a los trabajadores, desindustrializar los países centrales e ir pasando el origen de los beneficios del sector productivo al financiero especulativo, reencarnación final ésta del capitalismo sajón, deseoso de liberarse de la tiranía de la realidad, el peligro potencial de las masas trabajadoras fordistas y liquidar ya de una vez al insidioso capitalismo renano con su insistencia en la producción, la cohesión social y el papel de las Mitelstand alemanas, no vaya a ser que su ejemplo cunda.
La Geopolítica debiera ser uno de los temas estrella en un país como el nuestro, con un potencial de proyección mundial tan grande como el que tenemos. Pero la geopolítica no solo se ejerce, sobre todo se sufre, y las élites españolas realmente existentes (no las soñadas o deseadas) más o menos desde la Paz de Westfalia y la muerte de Carlos II Habbsburgo, han asumido voluntariamente un papel de administradores de la finca patria ligando su posición a ser funcionales a las Potencias interesadas en cada instante (Francia primero, Inglaterra, Estados Unidos, poderes vicarios como la UE). La Geopolítica alimenta las fantasías y los ocios de los nostálgicos o de aquellos a los que el dolor de España no se le ha mitigado todavía, pero está ajena en la política española en todo lo que no sea genuflexión en primer tiempo de saludo (alarde gimnástico muy complejo). ¿Recuerdan los cabezazos de Piqué en Barajas ante un presidente norteamericano?
Transición ecológica
Curioso que se nos hable de esta necesidad pero no de lo que ha causado que tengamos que plantearnos hacer cambios en el modelo productivo y energético si es que queremos evitar que entre en crisis el marco ecológico en el que transcurre la vida humana y su civilización, si bien ello permite hacerlo sin entrar en detalles y basarse en prejuicios y superficialidades La transición ecológica tendrá un coste, nos recuerda Borrell. Gracias. Sobre todo tendrá coste no hacer la transición hacia otro modelo que sea “soportable”, término este que tal vez sea más claro que “sostenible”, pues hay cosas que son sostenibles pero no soportables. Los republicanos queremos que la transición ecológica sea el principio rector de todo, de la innovación tecnólogica, de la PAC, de la universidad, del modelo productivo, laboral y social. Y que ese coste se pague con criterios sociales progresivos por quienes pueden hacerlo. De eso va la República, algo basado en unos principios en los que los sacrificios sociales deben ser repartidos equitativamente. Borrel asume la doxa dominante, la opinión esa de que la Transición Ecológica si debe ser algo es sobre todo una oportunidad de negocio más para las empresas, o lo que es igual, seguir exprimiendo el limón hasta que no quede nada.
La UE en el mundo y la soberanía
Estamos completamente de acuerdo en que la integración europea y la soberanía es vital para poder sobrevivir ante los nuevos actores geopolíticos. Cierto, pero soberanía respecto de todos ellos, añadimos, no sólo de China y Rusia, también de EE.UU. Y desde luego, de los otros actores geopolíticos del sector privado, las multinacionales y las grandes megafortunas. Le entra a uno la risa con esto. Soberanía nos dice, de la UE como actor geopolítico, insinua. ¡Pero si apenas le queda soberanía a los estados y a los parlamentos! Y la que tienen la mantienen porque los encargados de ejercerla en nombre de los pueblos son personajes cooptados por las élites del poder y cuanto hacen es funcional a esos intereses, siendo la Comisión, el ejemplo más depurado de esa dependencia, que es independencia del interés público.
“Compartir soberanía para unirnos y así sobrevivir como civilización”, nos dice Borrell. Suena bien, pero la cruda realidad de la UE es que la soberanía que se cede, se cede a una entidad que actúa como un verdadero caballo de Troya de precisamente los que quieren eludir todo control democrático nacional y parlamentario y destruir todo asomo de políticas soberanas.
Los republicanos españoles tenemos alternativas a estas políticas. Cambiar la UE y sus tratados es poco menos que imposible si se siguen las políticas de gobierno y oposición al uso que encontramos, pero debemos recordar que la verdadera clave para lograrlo es retomar el control de nuestros propios países. Para así poder aplicar otra línea Y lo complejo es eso, no la UE. Es por ello que nosotros no consideramos una política distinta la nacional de la europea. Si cambiamos una, cambiamos la otra: es bidireccional la cuestión. Por eso los republicanos españoles estamos por lograr una España Republicana en una Europa Federal. Hace ya mucho que el sr. Borrell renunció al socialismo, nosotros no lo hemos hecho a la República.
En campaña, 15 de mayo, 2019
Pedro A. García Bilbao. Sociólogo y profesor universitario.
nº 1 al Parlamento Europeo por Alternativa Republicana
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Posted on 2025/11/02
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