El 11 de diciembre de 2012 se cumplen 131 años desde que José María Torrijos y Uriarte, general del ejército español, fuera fusilado en las playas malagueñas de El Bulto por rebelarse contra el poder absolutista de Fernando VII.
Otros muchos corrieron la misma suerte, antes y después. Cuánto terror han generado las ideas de progreso a los que, desde entonces y con alguna breve interrupción, han manejado los hilos del poder y han dictado lo que debía ser España. El cortijo explotado de unos cuantos, con la plebe embrutecida y contenta con espectáculos y religión. ¿Cómo vamos a renunciar al color morado de la bandera sin renunciar a honrar a los que dieron su vida por dejar de ser eso? ¿Qué clase de digna lucha puede hacerse sin tener presentes a los que, antes que nosotros, fueron víctimas del mismo fascismo rancio, de charol y sacristía? ¿Cómo vamos a renunciar al dolor de la libertad?
«Helos allí:junto a la mar bravíacadáveres están ¡ay!los que fueron honra del libre,y con su muerte dieronalmas al cielo,a España nombradía.Ansia de patria y libertadhenchía sus nobles pechosque jamás temieron,y las costas de Málaga los vieroncual sol de gloriaen desdichado día.Españoles, llorad;mas vuestro llantolágrimas de dolor y sangre sean,sangre que ahogue a siervos y opresores,y los viles tiranos con espantosiempre delante amenazandovean alzarse sus espectros vengadores».(Espronceda)
Descubre más desde Sociología crítica
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.










Posted on 2012/12/11
0