Diario de campaña de un republicano. mayo
La Unión Europea, Borrel y los republicanos españoles
Pedro A. García Bilbao. Sociólogo y profesor universitario.
nº 1 al Parlamento Europeo por Alternativa Republicana
La verdadera clave para lograr cambiar la Unión Europea es retomar el control de nuestros propìos países.
Estamos por una España Republicana y una Europa Federal
Hace ya mucho que el sr. Borrel renunció al socialismo, nosotros no lo hemos hecho a la República.
Borrel se retrata ante los lobbies del poder financiero español en su campaña europea y pone de manifiesto sus contradicciones. Sin debates serios en televisión o radio, sin espacios donde exponer y debatir entre las diferentes fuerzas políticas en liza, lo que tenemos es una democracia incompleta, de muy bajo perfil. Y claro, resulta muy significativo que uno de los muy escasos espacios sea un club de debate como el Forum Nueva Economía, donde en realidad, los que mandan se permiten disponer una tribuna para examinar a los candidatos. A los candidatos a los que les conviene dar visibilidad por supuesto, que no son otros que los del sistema. Podemos, Ciudadanos, Partido Popular y ahora Borrel, del PSOE, faltaría más. Allí acudio el pasado día 14 de mayo.
¿Y que ha dicho? ¿Y cómo lo glosaríamos los republicanos? Pues a falta de un buen mano a mano, siempre podemos entrar en debate. No vamos a dejar que sus palabras para tranquilizar al empresariado pasen desapercibidas. En el contraste con ellas, tal vez las nuestras se perciban de otra forma. Los republicanos somos firmes defensores del parlamentarismo y la discusión y el libre debate para esclarecer lo que ha de hacerse. Eso del derecho a decidir no es más que un eufemismo, una propuesta vacía, nosotros lo que defendemos es el derecho a discutir las cosas, es decir la democracia parlamentaria, la esencia de la República, Discutamos pues. Y decidamos “despues”.
Cambio climático
Borrel, en relación a la cuestión del cambio climático y la necesidad de tomar decisiones que alteren la actividad económica y social, señaló que a su modo de ver “ no se le puede pedir a quien tiene problemas para llegar a fin de mes que se preocupe por el fin del mundo”. Tal cual. Lo cierto es que causa cierto estupor oír estas cosas. No debiera ser tan difícil entender que no se trata de pedirle nada a los que no llegan a fin de mes, sino más bien a los responsables de que no lleguen. Son las grandes empresas las principales responsables tanto de la precariedad creciente, como de los mayores impactos contra el medio natural. Los grandes beneficios, históricos grandes beneficios, se sustentan en la explotación, la precariedad, las subcontratas, la externalización y el desprecio al medio natural de muy diversas formas. Son estas entidades las responsables en buena parte de ese fin del mundo en ciernes que implica el cambio climático, pero no, no va a criticar esto el sr. Borrel en la sede de esas empresas estos extremos. Tampoco en Estrasburgo, claro. Nosotros sí, no les quepa duda.
Migraciones
Las migraciones fueron otro tema, de hecho fue casi el más esperado, pues forma parte de la agenda de todo debate europeo. Es partidario de las migraciones ordenadas, y a lo que parece de “ordenarlas” , pues de lo contrario “se corre el riesgo de que aparezcan los fantasmas del pasado”. Añadió que “no podemos prescindir de ella”, puesto que “salvo que nuestros nietos desarrollen una afición por la reproducción necesitamos savia fresca y nueva de lugares con excedentes de población que cubra nuestras necesidades demográficas”; este quiebro es el estilo de la casa. Bien. ¿Quién puede estar en contra de las migraciones ordenadas? Nosotros los republicanos no, desde luego. Por supuesto que queremos migraciones ordenadas. La cuestión es doble, no obstante, primero cómo las ordenamos, con qué contenidos y reglas, y en segundo lugar, el verdadero problema son las no ordenadas, las irregulares.
Las políticas migratorias, lo expuse en un artículo académico ya en los noventa, son en realidad políticas sobre acceso o ejercicio de derechos para quienes no son nacionales del país al que acceden los migrantes. Derecho a entrar o salir, a trabajar o residir, a los derechos sociales básicos,algo que se complica pues por en origen el aspirante a inmigrtante no es un ciudadano con esos derechos reconocidos. El contexto real del mundo del trabajo y los derechos laborales en la Unión Europea es de retroceso, de precarización, de uberización masiva. En este panorama, las migraciones del exterior europeo hacia el interior, es decir, de extracomunitarios hacia la UE, son vistas tanto como una amenaza social a la vez que como una oportunidad de nutrir una amplia fuerza de trabajo precario, la base misma de todo el sistema. Al destruirse el trabajo digno, al retroceder los derechos sociales, al paralizarse el ascensor social y abocarse al despeñadero social la clase media precarizada, las migraciones que llegan no podrán integrarse y serán un componente del mix explosivo que caracteriza la deriva de la situación social en la UE. No deja de ser curioso que los partidarios de quitar las regulaciones en casi todo, deseen “regular” fuertemente las migraciones; el motivo es sencillo, lo que se quiere es “controlar” y marcar límites a los trabajadores, y eso se puede conseguir precarizando el trabajo y arrojando al limbo del sin papeles al trabajador inmigrante, la alienación supina. ¿Cómo tratar a los migrantes? Pues sin olvidar que son trabajadores en su mayoría. El no ciudadano, el no residente legal y que no tiene permiso de trabajo, si trabaja debe encontrar su fuente de derechos en su condición de trabajador. Persígase con dureza el trabajo ilegal, a las prácticas abusivas y no se criminalice al que vive de su trabajo.
El déficit demográfico europeo no se combate con políticas migratorias, sino con políticas sociales y laborales que consoliden trabajo digno y derechos sociales, que no lo dude el sr. Borrel.
Defensa y Estados Unidos
En materia de Defensa, las tensiones con los EE.UU tuvieron su espacio. A Trump no le acaba de gustar el nuevo espacio europeo de Defensa y se permite poner por escrito amenazas a toda pretensión de Defensa europea autónoma. Borrel dice uno y lo contrario, no acepta la imposición al tiempo que señala que “no es realista sustituir el paraguas OTAN” y que tampoco lo sería “financieramente”. ¿Qué significa esto? Que no se aclara. Trump desconfía de la OTAN porque le cuesta dinero, pero sobre todo porque es partidario de los tratados bilaterales donde puede imponer su peso ante los enanos. La OTAN es la coalición de enanos al servicio del gigante, pero este tipo de arquitectura no es ya funcional. La UE se siente confusa, los creyentes del atlantismo se encuentran con que su papado es ateo públicamente, la crisis de la OTAN viene del único que podía permitírselo, EE,UU. Así pues en la UE quieren organizarse en conjunto, pero no quieren romper la dependencia o la relación bilateral de cada páis con el gigante. Nosotros sí: los republicanos estamos por romper los Tratados bilaterales con los EE.UU, salir de la OTAN y desde esa base, apoyar una Defensa Europea autónoma.
Armonización fiscal
En realidad las desventuras de la armonización fiscal europea son indicador del fracaso de los Tratados Europeos, que lo tratan todo menos aquellos aspectos que limiten el poder del dinero. Al menos Borrel reconoce que hay un fracaso en esto de la armonización. Hemos de decir que en realidad la lucha por rebajar impuestos a las clases dirigentes aparece bastante “armonizada”, hacia menos, claro.
La PAC
Sobre la PAC, la Política Agraria Común, Borrel es partidario de mantenerla. Bien, decimos. Ni una palabra sobre mantenerla y cambiarla, porque la PAC no tiene correctores que impida que los grandes latifundistas, viejos y nuevos, sean los grandes beneficiados. Por nuestra parte, la cuestión es lograr una PAC que ayude a proteger la forma de vida campesina, a la población rural, a la agricultura sostenible, al consumo de proximidad y que ponga límites a los grandes conglomerados agro-industriales y a la dictadura de las cadenas de distribución.
Librecomercio y Geopolítica
En cuanto al comercio internacional lo que tenemos en Borrel es a un convencido partidario de tener en cuenta las “condiciones sociales y los equilibrios geopolíticos”. ¿Tener en cuenta? Claro, cómo no tener en cuenta que estamos en la era Trump. Pero no es eso. Los republicanos estamos radicalmente en contra de los TtiP y los tratados de Libre Comercio al servicio de los imperios. Defendemos el proteccionismo solidario, favoreciendo la producción propia y el consumo interno, pero también las importaciones solidarias, de productos sostenibles y condiciones de producción controladas.
Transición ecológica
La transición ecológica tendrá un coste, nos recuerda Borrel. Gracias. Sobre todo tendrá coste no hacer la transición hacia otro modelo que sea “soportable”, término este que tal vez sea más claro que “sostenible”, pues hay cosas que son sostenibles pero no soportables. Los republicanos queremos que la transición ecológica sea el principio rector de todo, de la innovación tecnólogica, de la PAC, de la universidad, del modelo productivo, laboral y social. Y que ese coste se pague con criterios sociales progresivos por quienes pueden hacerlo. De eso va la República, algo basado en unos principios en los que los sacrificios sociales deben ser repartidos equitativamente.
La UE en el mundo y la soberanía
Estamos completamente de acuerdo en que la integración europea es vital para poder sobrevivir ante los nuevos actores geopolíticos. Cierto, pero todos ellos, añadimos, no sólo China y Rusia, también EE.UU. Y desde luego los otros actores geopolíticos del sector privado, las multinacionales y las grandes megafortunas.
Compartir soberanía para unirnos y así sobtrevivir como civilización, nos dice Borrel. Suena bien, pero la cruda realidad de la UE es que la soberanía que se cede, se cede a una entidad que actúa como un verdadero caballo de Troya de precisamente los que quieren eludir todo control democrático nacional y parlamentario y destruir todo asomo de políticas soberanas.
Los republicanos españoles tenemos alternativas a estas políticas. Cambiar la UE y sus tratados es poco menos que imposible, pero debemos recordar que la verdadera clave para lograrlo es retomar el control de nuestros propìos países. Y lo complejo es eso, no la UE. Es por ello que nosotros no consideramos una política distinta la europea de la nacional. Si cambiamos una, cambiamos la otra: es bidireccional la cuestión. Por eso en Alternativa Republicana estamos por lograr una España Republicana y una Europa Federal. Hace ya mucho que el sr. Borrel renunció al socialismo, nosotros no lo hemos hecho a la República.
En campaña, 15 de mayo, 2019
Pedro A. García Bilbao. Sociólogo y profesor universitario.
nº 1 al Parlamento Europeo por Alternativa Republicana